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La homosexualidad en el fútbol: un doloroso camino liberador
El futbolista Jakub Jankto anunció su homosexualidad esta semana. No ha sido el primer jugador en hacerlo, pero el goteo de futbolistas que dan el paso ayuda a normalizar la situación.

Helena Celma
Jakub Jankto, futbolista del Getafe y cedido al Sparta de Praga desde el pasado agosto, anunció esta semana que es gay en un emotivo vídeo que funcionaba como una declaración de intenciones. “Tengo un trabajo que he estado haciendo lo mejor que he podido durante años, con seriedad, profesionalismo y pasión, como todos los demás. Yo también quiero vivir mi vida en libertad, sin miedos, sin prejuicios, sin violencia, pero con amor. Soy homosexual y ya no quiero esconderme”, explicaba por medio de sus redes sociales.
Este no es el primer caso de un futbolista que ha declarado su orientación sexual, pero sí que es relevante por el hecho de estar aún en activo y de pertenecer a una liga puntera como es la española, a pesar de jugar cedido en Praga.
De hecho, este domingo, coincidiendo con el día internacional contra la homofobia en el deporte, es más que adecuado para hacer un breve repaso de otros jugadores que dieron el paso anteriormente. Los casos relevantes más recientes son el de Josh Cavallo y Jake Daniels. El primero es un centrocampista del Adelaide United australiano que desveló su verdad mediante un vídeo publicado por su club. “Al crecer, siempre sentí la necesidad de esconderme porque estaba avergonzado de no poder hacer lo que me gusta y ser gay. Ocultando quién soy realmente para perseguir un sueño que siempre deseé cuando era niño. Todo lo que quiero hacer es jugar al fútbol y que me traten por igual”, explicaba el futbolista de 23 años.
El segundo es un delantero del Blackpool, un equipo de la segunda división inglesa, que decidió hacer pública su homosexualidad el pasado 16 de mayo del 2022. “Fuera del campo he estado escondiendo mi verdadero yo y quién soy realmente. He sabido toda mi vida que soy gay, y ahora siento que estoy listo para salir y ser yo mismo”, explicaba mediante un comunicado de su club. “He odiado mentir toda mi vida y sentir la necesidad de cambiar para encajar. Quiero ser un modelo a seguir al hacer esto. (...) Ser tú y ser feliz es lo más importante”, concluía.
Lo triste de esto es que una persona sigue viéndose con la necesidad de aclarar que su orientación sexual es distinta a lo tradicional. Porque de un futbolista, la mayoría de veces se presume que es heterosexual, y lo raro es que sea lo contrario. Es por ello que explicarlo se vuelve muy importante: porque lo que no se ve, no existe, y está claro que los futbolistas gays existen.
Justin Fashanu, el pionero que acabó con su vida
A pesar de que estos tres casos son los más recientes, no se tratan de lo únicos. El primero en dar el paso fue Justin Fashanu, un futbolista inglés que ascendió a la gloria para caer a los infiernos. En 1981, Fashanu fichó por el Nottingham Forest y se convirtió en el primer jugador negro en ser traspasado por un millón de libras. Las grandes expectativas jugaron en su contra y su rendimiento empezó a descender. Este hecho, sumado a que comenzó a frecuentar bares de ambiente para disgusto de su entrenador, Brian Clough, acabó provocando la sucesión de nuevos equipos para volver a ser el jugador que había deslumbrado a Inglaterra. Una grave lesión de rodilla truncó por completo su carrera futbolística.
Encadenó seis años en los que intentó recuperar su nivel en varios equipos de los Estados Unidos y de Inglaterra, sin demasiado acierto. Caído en el olvido, su nombre volvió a sonar después de hacer el anuncio más importante de su vida en The Sun: era gay.
Anteriores jugadores que compartieron equipo con él empezaron a echar pestes sobre él. Incluso su propio hermano, John, que también fue futbolista y quiso desmarcarse de él para que no lo tacharan de homosexual. “Le ofrecí 100 mil dólares a Justin para que no revelara ser gay. (...) Se convirtió en mi archienemigo; temía que la gente creyera que yo también era gay”, comentó en el documental Forbidden Games: Justin Fashanu.

Estiró su carrera futbolística hasta el 1997 y en marzo del 1998 fue acusado de abuso sexual por parte de un adolescente de 17 años de Maryland. Justin escapó a Inglaterra para no ser capturado, y el 2 de mayo de ese mismo año, su cuerpo fue hallado en un garaje de Londres, donde se ahorcó.
En una nota de suicidio, defendió su inocencia y afirmó que la relación con el joven fue consensuada. “Me he dado cuenta de que ya he sido declarado culpable. No quiero dar más preocupaciones a mi familia y a mis amigos. Espero que el Jesús que amo me dé la bienvenida; al final en él encontraré la paz que nunca tuve”, escribió.
Otros futbolistas que también dieron el paso
Afortunadamente, no todos los futbolistas que hicieron pública su orientación sexual corrieron la misma suerte que Justin Fashanu. Uno de ellos fue Olivier Rouyer, un francés que llegó a compartir vestuario con Michael Platini, quien fuera presidente de la UEFA desde 2007 hasta 2015.
Hizo carrera entre los años 70 y 80, pero no fue hasta el 2008 cuando explicó que era gay en una entrevista con L’Équipe. De hecho, vivió su sexualidad de forma abierta desde su llegada al equipo de Estrasburgo en 1981, a pesar de que no se hizo público. Sin embargo, explicó también que su orientación le costó el puesto de entrenador en el Nancy en los 90.
Otro futbolista que también pasó por el proceso fue Anton Hysen, un jugador sueco que declaró ser homosexual en 2011 cuando tenía 20 años. Por aquel entonces, jugaba en el Utsiktens de la cuarta división, y fue el primer futbolista escandinavo en dar el paso.
En una entrevista con Offside, explicó: “Sé que todo será distinto después de estas declaraciones. Existe gente que no puede vivir con los homosexuales, así como hay racistas que no aceptan extranjeros. Puede darse el caso de que un club se interese en mí, pero el entrenador puede cambiar de idea al descubrir que soy gay. Pero eso no me importa. Pueden llamarme como quieran en los estadios. Eso me dará más motivación para jugar”, explicaba. Actualmente, sigue jugando en el mismo equipo.
Y la lista continúa, seguidos por Robbie Rogers, que lo hizo público en 2013 y le obligó a estar algunos meses apartado del fútbol; Thomas Hitzlsperger, que se retiró antes de los 30 años y aprovechó para hacer pública su orientación sexual; Andy Brennan, que salió del armario en 2019; los brasileños Richarlyson y Emerson Ferretti dieron el paso en 2022; el escocés Zander Murray que también lo explicó el año pasado…
Lo que está claro es que la lista cada vez se hará más larga porque la acogida hacia el colectivo homosexual es cada vez mayor. De la misma forma que en la sociedad hay homosexuales, los futbolistas no son ajenos al mundo y también tienen su representación.
Aceptación en el fútbol español
Uno de los principales insultos que reinan sobre los jugadores en un estadio es el de “maricón”. No hay más que ver el documental que hizo Movistar, LGTBI: Deporte invisible, donde explican la homofobia interiorizada que reina en el deporte rey.
“La masculinidad se configura por no ser maricón, y esto es terrible”, nos explica Eugeni Rodríguez, presidente del Observatorio contra la Homofobia. Por ponerlo en contexto, es lo contrario a lo que sucede en el fútbol femenino, donde las jugadoras hablan sin problemas de su homosexualidad. “Las mujeres no basan su construcción en ser o no ser lesbianas, hay un contexto más amable. Debería ser el modelo a seguir en contraposición del odio que hay sobre el tema en el fútbol masculino”, añade Rodríguez.
El problema de los insultos machistas es que no provienen tan solo de los aficionados. De hecho, Rakitic dejó unas declaraciones deleznables en 2014: “Respeto a los homosexuales, pero no quiero a esa gente en el vestuario. No me marcharía de un equipo por eso, porque respeto igual a un homosexual que a un negro, un gordo o un enano, pero de ser posible prefiero no tener a gays en mi vida”.
Por no decir los tweets que cruzaron Iker Casillas y Carles Puyol. Harto de que le relacionasen con mil y una mujeres, el mítico jugador del Real Madrid decidió salir del paso diciendo que era gay.
Este comentario fue respaldado por el exfutbolista azulgrana, diciendo que era hora de “contar lo suyo, Iker”. Esta broma no sentó nada bien porque lo hicieron desde una posición de privilegio, ya que no son homosexuales y no van a sufrir ningún tipo de acoso. Sin embargo, los jugadores que salen del armario sí que ven cómo su vida cambia.
Puyol se dio cuenta de que esos comentarios no habían sido del todo acertados y decidió disculparse por las redes: “Me he equivocado. Perdón por una broma torpe sin ninguna mala intención y absolutamente fuera de lugar”. Sin embargo, el portero decidió jugar la baza de que le habían “hackeado” la cuenta. ¿Cierto? Quién sabe, aunque la gente no se lo creyó demasiado.
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También es de justicia comentar el mediático caso de Jesús Tomillero. El árbitro español declaró su homosexualidad en 2015 y recibió una ola de críticas apabullante, llegando incluso al punto de las amenazas. De hecho, tuvo que abandonar el mundo del fútbol y necesitó la protección de los cuerpos de seguridad por recibir amenazas de muerte. Dos años después publicó un libro, Volar sin barreras, en el que explicaba su historia para ayudar a otros homosexuales a perder el miedo a salir del armario en el ámbito futbolístico.
Por comentarios como estos y por gritos homófobos como los que se siguen escuchando aún en algún campo, es más necesario que nunca que este goteo de futbolistas que deciden salir del armario sea cada vez mayor. Solo con la aparición de referentes dejará de ser noticia que un futbolista sea gay.