María Esclapez: “A las mujeres nos ha costado muchísimo ser reconocidas y que se nos tome en serio en el trabajo”
La psicóloga va por la segunda edición de su nuevo libro, ‘Tú eres tu lugar seguro’, con el que defiende la importancia de cuidar la autoestima. En las redes sociales, hace tiempo que la salud mental se ha puesto sobre la mesa, llegando hasta la agenda política. Hoy hablamos con ella sobre el perdón y cómo aligerar la mochila del pasado.
Andrea García
Sanar, pasar página y dejar atrás el dolor. Todas estas palabras representan una lucha de gigantes interior. Tú eres tu lugar seguro, el cuarto libro de la psicóloga y sexóloga María Esclapez, ahonda en estas cuestiones. La publicación llega tras Te Quiero, Me quiero, donde la autora aporta claves sobre la parte más incómoda en el proceso de curación, donde el último paso —y el más importante— debemos darlo nosotros mismos.
La psicóloga empezó a divulgar hace diez años. Fue colaboradora de WeLoveSize, un blog sobre tallas grandes, y ha trasladado la importancia del body positive a su libro. “Una niña o un niño que crece en una familia con unos estereotipos en relación al cuerpo, como no gastar más de una 36, sufre gordofobia”, sentencia en referencia al body shaming —humillación corporal en inglés—, que sale a la luz ante situaciones del día a día. Por eso, nos anima a seguir su ejemplo, si el cuñado de turno nos acecha: “No necesito un comentario respecto a mi físico que no pueda cambiar en cinco segundos”, defiende.
Cuando llegó el boom de las redes sociales, ahí estaba ella. Se afianzó en Instagram, donde muchos la conocen por analizar fenómenos virales como el programa La isla de las tentaciones y la canción que Shakira le dedicó a su ex. María Esclapez se animó a dar el salto cuando se dió cuenta de que estas plataformas eran el nuevo Google, pero con pocos referentes que aportasen información fiable. “Como sociedad ganamos, nos proporcionan datos que estamos aprendiendo y que nos está ayudando a poder desarrollarnos en todos los niveles”, reivindica. En su opinión, los creadores de contenido han democratizado el acceso a la información.
Análisis de nuestras relaciones
La ilicitana dedica gran parte de su trabajo a la terapia de pareja, así como a desmantelar actitudes tóxicas. Según el estudio Percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud, una de cada tres mujeres adolescentes no identifica los comportamientos de control como violencia de género. Y las nuevas tecnologías tampoco ayudan. Una de las publicaciones más queridas de la psicóloga es la llamada “radiografía de WhatsApp”, una conversación ficticia de una pareja para sacar a la luz las famosas red flags y dejar de normalizar las relaciones abusivas.
Las respuestas que recibió son brutales. “Antes estabas inmersa en los mitos del amor romántico, en vivir tu vida conforme a unos estereotipos que habías aprendido. Cuando te das cuenta de todo, es para tener la piel de gallina”, reconoce la psicóloga. En algunas publicaciones, se sincera sobre su experiencia: “A la gente le genera mucho alivio sabes que soy psicóloga y que, aún así, también me han pasado estas cosas”, comenta.
Síndrome del impostor en femenino
El síndrome del impostor afecta al menos una vez en la vida a 7 de cada 10 trabajadores, pero esa sensación de ser un fraude que acuñaron las psicólogas clínicas Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978, se aplica principalmente a mujeres altamente exitosas. Figuras tan relevantes como Michelle Obama, Meryl Streep o Emma Watson han confesado haberlo experimentado. María Esclapez nos explica por qué se produce: “Es el pepito grillo que todos tenemos. De vez en cuando sale y nos juega una mala pasada”. Esta situación genera comparaciones y hace reaccionar a nuestro cuerpo. “El cerebro activa un apartado que empieza a mandar mensajes de miedo y pánico”, aclara. “A nosotras nos ha costado muchísimo ser reconocidas y que se nos tome en serio en el trabajo”, advierte la psicóloga, que liga las inseguridades que nos invaden al constructo social y, entre todo ese conjunto de desigualdades que se dan en el entorno laboral, fija su atención en la brecha salarial. “El hecho de tener que luchar para obtener un sueldo igual que el de otros compañeros te genera mucha exigencia y desgaste emocional”, detalla Esclapez.
Acabar con esto parece sencillo, pero no lo es. “Tenemos que poner el foco en aquellos logros que se han conseguido y nos han permitido llegar hasta aquí”, aconseja. Otra manera de silenciar el run run, según ella, es preguntarse: “¿Si has alcanzado esto, por qué no vas a lograr lo otro?”. Es una forma de cambiar de perspectiva y restarle intensidad a esta vocecilla hasta hacerla muy pequeña.
¿Somos nuestra infancia?
Uno de los pilares que aborda María Esclapez en Tú eres tu lugar seguro es buscar la relación de nuestra infancia con la adultez. “Hay cosas que se heredan, pero esto sucede básicamente porque se aprenden”, añade. Si nuestra figura materna tiene una actitud servicial, sumisa o sacrificada, la psicóloga nos avisa de qué puede pasar. “Se puede aprender ese comportamiento e interiorizar que nuestro rol en pareja ha de ser ese, por el hecho de no tener ningún otro referente”. De ahí que se sigan ciertos patrones generacionales.
La sexóloga nos pone otro ejemplo. La situación de unos padres divorciados que no saben cómo actuar con sus hijos, que viven la ruptura como testigos.“En esa situación adquirimos un mensaje y esa es nuestra perspectiva del mundo”, aclara Esclapez.
Entonces, ¿las peleas de nuestro padres que hemos presenciado tienen que ver con las malas relaciones que elegimos? No exactamente. “Todo lo que nos pasa en la infancia adolescente es muy importante y está demostrado a través de la teoría del apego”, adelanta Esclapez, aunque hace hincapié en que no es la única causa de la toxicidad en las relaciones amorosas. Cuenta que hay otro tipo de factores como la dependencia emocional, un lastre que puede aparecer en el caso de toparnos con un perfil narcisista. En ese caso, los mitos del amor romántico pesan más que la infancia.
Tinder, ¿problema o solución?
Tinder está en ese lado de la ecuación. Esta famosa app siempre vuelve después de haber besado a una rana que de ninguna manera se ha convertido en príncipe. “Buscamos conocer gente y generar afinidad. Está dentro de nuestra naturaleza, más allá de los problemas de la dependencia”, desarrolla. Terminamos en el mismo sitio porque el mundo en el que vivimos pone muy difícil establecer vínculos. “Somos una generación conectada, pero muy desconectada a la vez”. Más vale advertir, según la psicóloga, ya que la dopamina —neurotransmisor generado por la activación del sistema de recompensa del cerebro— nos puede viciar. Se disfraza de gestos tan mínimos como recibir un mensaje de alguien que te gusta. “Esto genera satisfacción y recompensa”, plantea la psicóloga para alertar de que las apps de citas pueden generar dependencia. Debemos aprender a manejarlas.
El arroz, ni duro ni pasado
Imagina una cena familiar. El pesado de turno te pregunta: “¿te has echado ya novio?”. La cuestión te incomoda, sin saber por qué. El siguiente nivel incluye clásicos como “se te va a pasar el arroz”, una machistada dedicada a las mujeres que se acercan a la edad adulta. “Hay mucha necesidad de tener pareja, pese a todo”, observa en sus pacientes. El agobio se debe a las ganas o la obligación impuesta de tener hijos. “No deja de ser un estereotipo social de lo que tienen que hacer las personas”, aclara. Pero cuando llega la época de invitaciones a las bodas, se teme lo peor. La conclusión es: “el arroz, ¿para qué?”, se pregunta María Esclapez. La respuesta probablemente sea que siempre estará mejor en la paella.