El emérito y la infanta se despiden con un extravagante y sorprendente "saludo pandillero"
Tremending
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Al parecer el Borbón no sólo tenía cuentas secretas en el extranjero, también nos escondió un saludo. Una suerte de rito privado que comparte con su hija la infanta Elena y que este miércoles, fruto quizá de siglos de endogamia, se desveló torpemente para sorpresa del personal de a pie.
El gesto, exigente desde un punto de vista psicomotriz, evidencia hasta qué punto el monarca se encuentra ufano en su tierra, ajeno a cualquier acto de contrición, divertido en su nueva faceta de exmonarca a la fuga. En definitiva, despollándose de sus siervos.
El gesto, como era de prever, ha suscitado numerosas reacciones.
La redacción de Público, por el momento, no ha sabido desentrañar el motivo de tan extravagante despedida entre Juan Carlos I y la infanta Elena. Se barajan hipótesis vinculadas, todas ellas, con siglos de consanguinidad. Vaya usted a saber. Les avanzamos, eso sí, que no conocemos ninguna logia que utilice este saludo.
Cualquier ayuda al respecto es de agradecer.
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