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Tabaco El contrabando de tabaco en España sigue existiendo (pero ya no entra desde Galicia)

Andalucía lidera con más de un 30% el consumo de cigarrillos ilícitos en España. La Guardia Civil calcula que unos 50 vehículos entran al día en la capital de la comunidad cargados con cajas de tabaco de Gibraltar.

Cajetillas de tabaco.

El tabaco mata, como se advierte en las cajetillas con fotos truculentas, pero también da dinero, a veces mucho dinero, por lo legal o por lo penal. Según la empresa líder en España del sector, Altadis, el Estado deja de ingresar en impuestos unos 900 millones de euros anuales, en torno a 2,5 millones al día, por el contrabando de cajetillas de tabaco, cálculo basado en los datos de una encuesta semestral que revela que en nuestro país el consumo de cigarrillos que han evadido el fisco no ha bajado del 9% en los últimos años.

Y Andalucía es ahora la punta de lanza de ese comercio clandestino que antaño dominaban las rías gallegas. Uno de cada tres cigarrillos que se fuman en esta comunidad procede del contrabando, un 31,2% que está muy por encima del 6,9, 6,5 y 6% que registran respectivamente Extremadura, Madrid y Catalunya, las siguientes en el escalafón en la Encuesta de Paquetes Vacíos realizada por la consultora Ipsos el segundo semestre de 2018 con el estudio de las cajetillas arrojadas en papeleras y otros contenedores.

La proximidad de Gibraltar, de donde procede el 41,7% del tabaco de contrabando según el mismo estudio, es la causa más lógica de la alta incidencia del consumo de cigarrillos ilícitos en Andalucía, según la tabacalera y otras fuentes consultadas. Los miles de cartones que pueden pasar diariamente de matute de un lado a otro de la verja del Peñón explican, por ejemplo, que el 40% de las cajetillas que se compran en Algeciras o el 50% de las de Cádiz no hayan pagado impuestos en España.

El jefe de la Patrulla Fiscal y de Fronteras (PAFIF) de la Guardia Civil en Sevilla, José María, calcula que entre 40 y 50 vehículos entran cada día en la capital de Andalucía con tabaco de contrabando de Gibraltar. El movimiento es incesante, en todos los barrios hay un local en el que se venden cajetillas que pueden llegar a costar hasta un euro menos que las del estanco. En un mes, los agentes de la PAFIF realizan entre 60 y 70 intervenciones en esta provincia sólo por infracciones administrativas, es decir, cuando el valor de la mercancía no supera los 15.000 euros, y los cierres temporales de establecimientos que la venden superan el centenar.

El Estado deja de ingresar en impuestos unos 900 millones de euros anuales, en torno a 2,5 millones al día, por el contrabando de cajetillas de tabaco

Pero no sólo es Gibraltar. El contrabando de tabaco se ha expandido en los últimos años con fábricas clandestinas en las que se lleva a cabo todo el proceso de elaboración de cigarrillos, incluido el empaquetado y etiquetado, dirigidas por organizaciones criminales, algunas de ámbito internacional. La Guardia Civil ha desmantelado varias factorías de este tipo en la provincia de Sevilla y en otras partes de Andalucía, ubicadas en naves industriales o explotaciones porcinas, incluso, donde se llegaban a producir 65.000 cajetillas diarias con máquinas antiguas traídas del este de Europa y donde trabajaban hombres de Grecia y de Moldavia explotados y confinados, lo cual acarrea la comisión de otros delitos, aparte del contrabando, como la explotación de trabajadores o contra la salud pública. "Este tipo de organizaciones suele cambiar de ubicación cada tres meses. Desmontan todo y se van a otro lado a montar la fábrica", explica José María.

Tabaco picado en aumento

Y luego está la picadura, el tabaco picado para liar cada vez más solicitado por los consumidores por su menor coste y cuya venta se anuncia en decenas de páginas en internet. La Unión de Asociaciones de Estanqueros de España señala que las incautaciones de paquetes de picadura han aumentado de 77.000 en 2013 a 12,7 millones en 2017, lo que, a su juicio, da una idea de cómo ha crecido el comercio fraudulento de este producto, cuya incidencia no se tiene en cuenta en el cálculo de los 900 millones de euros anuales que deja de ingresar el Estado por el contrabando ofrecido por Altadis, ya que éste se ciñe al de cajetillas.

El kilo de tabaco picado se vende a unos 170 euros en el comercio legal, mientras que el precio del clandestino baja a 12 euros, según la Guardia Civil, que se enfrenta a un nuevo tipo de contrabando más difícil de detectar, ya que, en lugar de furgonetas, se sirve mayoritariamente de servicios de paquetería para su distribución y se puede elaborar en cualquier sitio con una simple máquina trituradora.

La Guardia Civil durante una redada contra el contrabando de tabaco.

Pero si el tabaco mata, el de contrabando puede rematar, porque su procedencia es desconocida y no ha pasado ningún control sanitario. En el caso de picado, se suelen utilizar las hojas sobrantes de la cosecha destinadas al abono de cultivos, y en otros muchos, como en el de las fábricas clandestinas de cajetillas, el tabaco llega desde otros países sin ningún tipo de garantías.

"Para apoyar la eficaz labor de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, reclamamos una mayor implicación de las autoridades sanitarias y de las consejerías de Sanidad de las comunidades autónomas afectadas para resolver el problema de la comercialización de un tabaco ilegal que no está sometido a los controles que exige la ley", subraya la directora de Asuntos Corporativos y Legales de Altadis, Rocío Ingelmo.

"Hay que buscarse la vida"

El contrabando, sin embargo, tiene muchas capas. Están las grandes organizaciones y están las personas que se buscan la vida para salir adelante, como Julián, nombre ficticio de un vecino de un pueblo de la Campiña sevillana que lleva desde los 16 años dedicado a esta tarea. Empezó en esto porque su padre enfermó y él era el mayor de los hermanos. "Para llenar el frigorífico de casa", dice, compraba una caja, dos, de tabaco traído de Gibraltar y vendía los paquetes de cigarrillos por el pueblo.

Pasado el tiempo, Julián dejó el contrabando, porque abrió un bar, pero con la crisis económica tuvo que cerrarlo y volver al matuteo para mantener a sus cuatro hijos. Y ahí sigue. "Esto –explica- se hace por la necesidad, porque hay que buscarse la vida. Yo no estoy matando a nadie con esto. Lo que pasa es que algunos quieren llevarse más dinero, son más ambiciosos, se meten en más cantidades y luego vienen los líos". Los líos son que el contrabando de tabaco que supere los 15.000 euros se castiga actualmente con penas de entre 3 y 6 años de cárcel, condena que se asimila a las del tráfico de drogas ilegales como la cocaína o la heroína.

Quienes viven legalmente de esto lo ven de otra manera, claro. La presidenta de la Asociación de Estanqueros de Sevilla, Olivia Encaja, asegura que la semana pasada vendió 1.000 euros más al día porque apenas había tabaco de contrabando en la capital de una provincia donde el consumo de cigarrillos ilegales supera el 40%. "Este consumo, desgraciadamente, se ha cronificado en la sociedad sevillana. La conciencia con este problema es muy laxa", se lamenta Encaja, y se ha extendido a todos los barrios, donde hay infinidad de locales vendiendo, incluso a menores, otra de las prohibiciones que se salta la cadena del comercio fraudulento de este producto.

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