Este artículo se publicó hace 4 años.
FeminismoSuperar la pandemia con feminismo
Si de algo sabe el feminismo es de lucha y resistencia. Por eso este inesperado momento no solo requiere de planes sanitarios o económicos, también del aprendizaje de un movimiento centenario que, sin derramar ni una sola gota de sangre, ha demostrado que junto a él la sociedad es mejor. La presidenta del Senado, la doctoranda y exdirectora del Instituto de la Mujer de Castilla La Mancha y la escritora y crítica literaria así nos lo cuentan.
Nuria Coronado Sopeña
Madrid--Actualizado a
Decía Simone de Beauvoir que el feminismo "es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente". En unos instantes tan raros y complicados como los que estamos pasando, no hay fórmula que mejor exprese lo que es sobrellevar y superar el Coronavirus.
Según explica Araceli Martínez Esteban, doctoranda y exdirectora del Instituto de la Mujer de Castilla La Mancha, "la resistencia es una actitud necesaria para superar cualquier obstáculo, pero no solo debemos resistir, sino superar las barreras intentando erosionarlas con cada salto individual y colectivo, pues lo importante es que lo individual se imbrique en un proceso colectivo. El feminismo en un momento como este nos enseña, entre otras muchas lecciones, que ninguna conquista social ha sido fruto de la evolución natural o de la concesión graciosa de las personas poderosas. Todas nos las hemos ganados nosotras mismas, y todas las que nos quedan tendremos que alcanzarlas promoviendo una sociedad cohesionada y consciente de la necesidad de cambios", dice a Público.
Propuestas de transformación
Y es que como esta reconocida feminista alcarreña subraya que "el feminismo plantea principios radicales que cuestionan la estructura misma de la sociedad" y formula propuestas de transformación. "Nos invita a definir el problema y a teorizar sobre el mismo (sabiendo que, como apunta la gran Celia Amorós, conceptualizar es politizar) para orientarnos a la acción necesaria para conseguir la igualdad entre mujeres y hombres. El feminismo se asienta en firmes principios democráticos y, además, sin él la democracia es incompleta. Por un momento, pensemos en cómo sería la sociedad en la que vivimos sin los avances promovidos por el movimiento feminista", añade.
Una opinión con la que no puede estar más de acuerdo Pilar Llop Cuenca, reconocida jueza y actual presidenta del Senado. "Tenemos dos retos enormes que afrontar como país en muy corto espacio de tiempo: el primero es, sin duda, frenar esta tragedia que está causando muerte, angustia y una honda tristeza que nos afectará mucho como individuos y como sociedad. Y el segundo y no menos importante es construir un nuevo modelo social basado en la igualdad de oportunidades, en el fortalecimiento de lo público, en definitiva, en un mundo más justo y equilibrado, que no deje a nadie atrás".
Además, la política predice el cambio de paradigma que la pandemia va a producir. "Vivimos una emergencia sanitaria sin precedentes, una tragedia cuya envergadura y consecuencias todavía somos incapaces de cuantificar, pero que sin duda supondrá un cambio de paradigma en la concepción de la humanidad misma, pues ha puesto de relieve la fragilidad de las estructuras sobre las que hemos ido construyendo nuestro modelo de sociedad ante un fenómeno como el Covid-19.
No es momento de certezas ni de conclusiones, pero si algo evidencia de manera clara y contundente es el papel insustituible, esencial y vertebrador de nuestro Estado de Bienestar, que probablemente ha sido superado por la pandemia global y vamos a tener que hablar de otro modelo de Estado centrado en dos focos fundamentales, la sanidad y los cuidados".
Un modelo en el que lo Público tiene que ser la base y el final de todo. "Estoy segura de que será un antes y un después en nuestro modo de concebir el modelo de Estado porque lo que estamos evidenciando es que las políticas que desgastan lo público no son válidas ya que generan desigualdad y son inútiles para superar situaciones como las que estamos viviendo en la actualidad", añade Llop Cuenca.
Cuidados y redes de apoyo
Otra de las evidencias que dejan claro que sin el feminismo sobrellevar el COVID19 sería mucho más difícil es como sostiene la escritora Laura Freixas Revuelta lo que aporta la mujer al mundo.
"La humanidad necesita para sobrevivir dos tipos de actividades: la de producción (industria, agricultura, comercio) y la de reproducción (trabajo doméstico, cuidado de niñas y niños y personas mayores, dependientes o enfermas y maternidad). Una parte del trabajo de reproducción lo asume la sociedad a través de la educación infantil, el sistema sanitario, y en general el Estado del bienestar, pero esa red asistencial sigue siendo muy insuficiente, especialmente cuando sucede algún imprevisto que la desborda, como en el caso actual con el coronavirus, y entonces son las mujeres las que se hacen cargo de ese trabajo, por el cual no reciben ingresos ni derechos, lo que acentúa su dependencia económica y por lo tanto su subordinación a los hombres", comenta.
"El coronavirus, como otras pandemias o desastres naturales o crisis sociales, golpea más a las mujeres" apunta Laura Freixas
Justo esa dependencia tal y como añade la autora de A mí eso no me iba a pasar también impacta en femenino. "El coronavirus, como otras pandemias o desastres naturales o crisis sociales, golpea más a las mujeres". Basta leer el informe de ONU Mujeres sobre Covid-19 sobre el efecto que causa en la población femenina para comprobar que las palabras de la escritora son certeras. En dicho estudio se comprueba que las mujeres representan el 70% de quienes trabajan en los sectores sanitarios y sociales, y hacen el triple del trabajo de cuidados no remunerado en comparación con los hombres.
"La importancia del cuidado de las personas mayores, dependientes o en riesgo de exclusión social ha salido a la luz debido a esta situación de excepción, que para las mujeres es la norma. Está claro, por lo tanto, y estoy convencida de que redistribuir los cuidados y fortalecer las estructuras públicas que den respuesta a esta demanda social debe formar parte de la salida de la actual crisis sanitaria y de la situación crítica a la que nos vamos a tener que enfrentar cuando acabemos con el Covid-19", añade Llop Cuenca.
A este respecto Araceli Martínez Esteban añade que, si bien la tarea de los cuidados ha sido asignada tradicionalmente a las mujeres "y se han manifestado como indispensables para la supervivencia y bienestar", esta crisis sanitaria, los ha puesto como nunca en el centro de todo, pero con algunas diferencias.
"Los cuidados son un acto de amor, solidaridad y generosidad, no de resignación. Cuidarse no debe implicar renunciar al autocuidado, lo cual ocurre habitualmente. En el confinamiento, corremos el riesgo incrementar el trabajo doméstico y de cuidados, así como la carga mental que esto supone, en detrimento de la disponibilidad de tiempo personal y profesional", explica esta doctoranda.
Además, a esta apreciación la exdirectora del Instituto de la Mujer de Castilla La Mancha añade que aunque el cuidar "forme parte del rol atribuido a las mujeres, no significa que estas lo desempeñen mejor por naturaleza (cuando esto sucede no es más que por puro adiestramiento desde la infancia). Es decir, los hombres pueden y deben aplicarse en los cuidados, sean físicos, psicológicos o emocionales. Asimismo, repartir los cuidados y las tareas domésticas entre todos los miembros de la familia, incluidas las criaturas si las hubiera, es una gran oportunidad para entrenarnos en corresponsabilidad".
Y cuando se habla de cuidar se hace en el todo por eso Martínez Esteban no olvida a quienes más descuidadas están por el confinamiento. "Estos días estamos preocupadas, como no puede ser de otra manera, por las mujeres que tienen que compartir espacio con sus agresores, pero también quisiera recordar a las mujeres prostituidas, que son víctimas extremas de la violencia machista. Sería un buen momento para replantear, una vez más, la urgencia de abolir la prostitución y toda la industria que se lucra a costa de la comercialización de los cuerpos de las mujeres. Y por supuesto, socorrerlas en esta situación en la que ellas se encuentran confinadas en los puticlús", remarca.
Lo personal también es política con la pandemia
Este trío de referentes feministas también coincide en que con el Covid19 el grano que cada persona aporte en lo profesional también sirve para acabar o mitigar con el sufrimiento que está acarreando. En el caso de Freixas su don es el mejor regalo que está aportando. "Por mi parte, hago lo que sé hacer: escribir, para mostrar esas experiencias silenciadas, esos puntos de vista que no han podido expresarse, y que son el reverso de la sociedad patriarcal. Y también, como promotora cultural, trabajo para dar visibilidad a las obras de mujeres, que van en esa dirección", explica a Público.
"La situación de emergencia que vivimos es un buen ejemplo de la necesidad de incorporar la perspectiva de género en cada una de las decisiones" defiende Pilar Llop
A jueza Pilar Llop esta pandemia le refuerza aún más sus ganas de apostar por la igualdad. "La situación de emergencia que vivimos es un buen ejemplo de la necesidad de incorporar la perspectiva de género en cada una de las decisiones que se adoptan. Me refiero concretamente a la protección de las mujeres víctimas de violencia de género y de sus hijos e hijas, obligadas ahora a permanecer confinadas junto a su maltratador. Sabemos que estas circunstancias pueden suponer un peligro añadido para estas mujeres y en ese sentido es importante recordar que el Ministerio de Igualdad cuenta con Plan de contingencia específico para esta situación, que las mujeres o sus entornos pueden llamar al 016 o a los teléfonos de emergencias si así lo necesitan".
En lo que respecta a lo que la Araceli Martínez Esteban ella está mostrando con más ahínco aun la genealogía de mujeres que son el mejor ejemplo de resiliencia. "Visibilizo a las mujeres desde un enfoque feminista porque ello implica iluminar sus contribuciones al desarrollo de la sociedad y su sostenimiento, pero también supone explicitar los obstáculos que desde tiempos inmemoriales hemos tenido que ir afrontando. Hay mujeres que por derecho propio deberían aparecer en los libros de historia, pero también muchas otras que hicieron sus aportaciones desde la cotidianidad, mediante acciones aparentemente sencillas pero cargadas de significado. También es preciso destacar que han sido las mujeres y sus funciones asignadas tan poco apreciadas las que han facilitado que los hombres pudieran ocupar los espacios socialmente valorados.
Hoy más que nunca, me reafirmo en la importancia de conocer el pasado para interpretar adecuadamente el presente, y con ello, de cara al futuro, tomar posiciones y decisiones con acierto. Un futuro que no se puede construir sin las mujeres y sin la historia de las mujeres", describe.
El mundo no es el que era
Para finalizar cada una de estas tres grandes personalidades remarca que hay un antes y un después con este virus y que nos ha de servir para sembrar un mundo en el que el feminismo sea el núcleo de todo. "El mundo ha cambiado de la noche a la mañana y si no deseamos incurrir en los mismos errores que se estaban cometiendo, y tampoco queremos que el deseo de seguridad desdibuje los derechos más fundamentales del ser humano, hemos de construir un nuevo paradigma inspirado por la sostenibilidad, la economía con ética, la erradicación de las desigualdades, entre otros objetivos. Y de esa nueva sociedad no pueden quedar excluidas las mujeres, que deben participar en pie de igualdad con los hombres", agrega la doctoranda.
Por su parte Laura Freixas Revuelta destaca que lo que se ha de cambiar es el orden mundial deshumanizado y machista que nos ha regido hasta ahora. "Creo que las mujeres somos más conscientes de la vulnerabilidad humana y valoramos más que los hombres los cuidados, la vida, las relaciones personales... no por ninguna esencia (aunque sin duda la maternidad contribuye a explicarlo), sino porque históricamente los hombres han desarrollado una personalidad más individualista, competitiva y cerebral, mientras que las mujeres se han -o las han- especializado en lo concreto, cotidiano, emocional y solidario.
Y creo que estos son cada vez más los valores que necesitamos, en una sociedad deshumanizada, injusta, cruel y regida por el mercado. Por ejemplo, está demostrado que cuanto más poder tienen las mujeres en un país (no me refiero a individualidades aisladas, como una primera ministra, sino a su participación en órganos colectivos como los Parlamentos), más pacifista es y más se ocupa de educación o sanidad".
En cuanto a la presidenta del Senado lo que está claro es que ahora más que nunca "tenemos que llevar a la práctica la democracia, no sólo en lo público, sino en nuestros propios hogares, la democracia en la intimidad de las relaciones personales. Practicar la igualdad durante el tiempo de confinamiento va a ser un importante ejercicio que nos hará ser mejores como personas.
Es un mensaje que debe llegar a la sociedad. Dentro del terrible momento que estamos viviendo, intentemos aprender a convivir de una manera más democrática y más igualitaria. El mundo que tendremos tras esta crisis será muy distinto. Confío en que todos y todas estemos a la altura del reto al que nos enfrentaremos", finaliza.
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