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La situación en la Cañada Real continúa siendo inhumana. Tras más de 100 días sin suministro eléctrico, con una pandemia y la mayor nevada que se recuerda en décadas mediante, el asentamiento irregular más grande de Europa continúa sin luz. No se pueden lavar con agua caliente, ni tampoco aminorar el impacto de esta ola de frío que inunda Madrid y sus alrededores. Los más jóvenes tampoco se pueden conectar al portal educativo de la Comunidad de Madrid porque no tienen Wifi. El Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, responsable del sector V de la Cañada, la semana pasada intentó que se restableciera la red en esa zona llevan a cabo algunos desenganches. No fue así. El sector VI, también afectado por el corte de luz que intranquiliza a unas 4.000 personas desde hace más de tres meses, pertenece al municipio de la capital. Según afirman a Público, ellos no pueden saber dónde están los enganches para plantaciones de marihuana y otras actividades ilícitas.
Nadie se podría imaginar qué pasaría si su barrio se queda sin luz más de 12 horas seguidas. Nadie lo comprendería y el hartazgo sería lo suficientemente grande como para que el vecindario afectado reclamase unos mínimos. Pues eso es lo que sucede en el Sector V y VI de la Cañada Real, donde miles de familias llevan tiempo sufriendo los estragos de la inacción tanto de las Administraciones competentes como por parte de Naturgy, aunque según sus declaraciones todos ellos muestran su predisposición para trabajar en equipo e intentar remediar el problema. El problema, de hecho, se materializa en bronquitis, inflamaciones en dedos de manos y pies y un frío que no deja descansar a los afectados.
El bufé de abogados CAES ha ido recogiendo todos estos sucesos para ponerlos en conocimiento de la Justicia. Carlos Castillo es el letrado que se ha encargado del proceso y que mantiene contacto directo con las familias: "El 16 de diciembre de 2020 denunciamos que varias personas habían tenido que ser ingresadas en el hospital Infanta Leonor con síntomas de congelación e hipotermia y pedimos una medida cautelar para el restablecimiento de la luz y una serie de diligencias por un posible trato denigrante y con coacciones".
Una semana después, el juzgado abrió una investigación sobre los hechos. Según CAES, los responsables son Naturgy, la empresa eléctrica, y la Comunidad de Madrid. "Esa denuncia está abierta y no ha habido más movimiento", informa Castillo.
Muerte por el frío
La situación empeora día a día. Ejemplo de ello es otra denuncia presentada por el mismo despacho de abogados el pasado 13 de enero. "Nos llegó, por parte de la familia, que una persona había fallecido después de llevar más de 15 días quejándose de tener mucho frío. Queremos que se investigue un posible delito de negación de auxilio y prevaricación administrativa, en tanto que entendemos que la Comunidad de Madrid ya había sido requerida por diversas organizaciones como el Defensor del Pueblo, la ONU o el Arzobispado de Madrid para que efectuara las operaciones necesarias de cara a restaurar la electricidad", explica el abogado.
Según sus palabras, "nadie puede negar que el frío ha influido en el fallecimiento de esta persona". Y agrega: "Los afectados ya están al límite. En octubre y noviembre hubo mucha movilización pero la situación de vacío a la que les está sometiendo la Comunidad de Madrid y los Ayuntamientos están desgastando mucho sus fuerzas. Después del temporal de frío la realidad se ha recrudecido, incluso parte del sector VI ha quedado aislado y con las tuberías congeladas". A todo esto, sobre la Cañada Real hay vigente un Plan para poner fin a esa situación en el medio y largo plazo.
"Los afectados ya están al límite", afirma el letrado Carlos Castillo
"En el Pacto de la Cañada se establece que las autoridades deben regular el suministro eléctrico, y ahora hay enganches porque eso no sucede. Cuando haya un despliegue en condiciones, dejarán de existir porque ellos lo que quieren es poder pagar la luz", comenta Castillo. De hecho, según ese mismo Plan y en cifras de 2017, en el sector VI hay 2.953 personas afectadas, de las cuales 1.211 son menores de edad. Para paliar la situación, el Ayuntamiento de Madrid "lo único que ha hecho es ofrecer un albergue en el que se podían llegar a juntar 600 personas en plena tercera ola de la covid-19", remata el abogado, quien asegura que las medidas son insuficientes porque en ningún momento aseguran el restablecimiento del suministro de la luz.
En este sentido, desde el Consistorio de la capital aseguran que su presencia en el asentamiento es constante, pero se incrementó desde el corte de luz: "Cuando se produce la sobrecarga, inmediatamente entramos en contacto con las familias más vulnerables y hablamos con todas las entidades competentes. Detectamos algunas situaciones de especial vulnerabilidad, como 17 familias que tenían enfermos electrodependientes. Les ofrecimos recursos de emergencia temporales, y dos de esas familias los aceptaron".
El Ayuntamiento se defiende
La perspectiva del Ayuntamiento es algo diferente a la del abogado, pues aseguran que "se ha dado un importante empujón a la cuestión de los realojos", refiriéndose a uno de los aspectos que contempla el ya mencionado Pacto. "La parte del sector VI que estaba sin asfaltar ya está realojada. En torno a unas 100 familias ya tienen una vivienda, y a las otras 130 que quedan, ya la tienen asignada", aseguran fuentes cercanas del Consistorio. Del albergue de emergencia que el propio Ayuntamiento instaló en la Cañada y que varios de los vecinos prefirieron no utilizar por miedo al contagio, aseguran que "Madrid Salud organizó un sistema para hacer test de antígenos a cualquiera que entrara y, aunque siempre hay un cierto riesgo, se habían diseñado internamente protocolos para mantener la mayor distancia de seguridad en todo momento".
El recurso de servicios sociales que sí se utiliza todas las noches, y que cuenta con unas 30 plazas, es el ubicado en la parroquia, también en el sector VI. Agustín Rodríguez es el cura que lleva 13 años oficiando misa en ese sector. Mientras intenta quitar el hielo que imposibilita la salida de su coche de la plaza en la que le tiene aparcado no duda en asegurar que "el mayor problema de la Cañada es el principio de vulnerabilidad tan grande que se da". "La gente se las apaña muy mal sin luz, porque es un problema objetivo muy serio. El problema repercute sobre todo ahora, en el invierno que estamos teniendo, por la falta de calefacción y del combustible, pero también en algo tan importante como la distracción, porque no tienen televisión ni ningún tipo de conectividad".
Apoyo mutuo como solución
Rodríguez alude a la ola de frío que ha afectado al centro del país y, contextualizándolo en la Cañada, declara que "no solo marca una serie de principio que sin importantes y necesarios, sino que obliga a que los afectados se ubiquen en el terreno de la supervivencia. Si a eso le sumas el cansancio, el hartazgo y la desesperanza terminas teniendo una situación muy difícil, al límite". Al comentar la posibilidad del albergue que ofrecía el Ayuntamiento para el vecindario del sector VI, el párroco responde que "para muchas familias el irse a compartir un espacio puede provocar rechazo y dificultad, además de la gran desconfianza que las Administraciones han generado en los afectados".
Agustín Rodríguez: "El mayor problema de la Cañada es el principio de vulnerabilidad tan grande que se da"
"En general la ayuda entre ellos funciona muy bien en el sector VI. Desde hace años desarrollamos un proyecto llamado comedores populares en las que varias familias se organizan para ir a las instalaciones del banco de alimentos y luego distribuirlos. Eso supone un grado de organización que asombra a muchas personas que no conocen bien el sector, y son estas dinámicas en las que la gente va estando acostumbrada a funcionar mediante la solidaridad las que hacen que, cuando se den situaciones dramáticas como la de ahora, mejoren sus condiciones", se explaya Rodríguez.
De todas formas, el sector VI es el que más degradado está y en el que existe mayor problemática con la droga, según afirma el abogado de CAES. Esta realidad tampoco se le escapa al sacerdote: "Coexisten los dos tipos de familias, las que se dedican al negocio de la droga y las que no. Es un espacio complejo al que nos cuesta llegar, pero la mayor parte de ellos se ubican en una dinámica de coexistencia, como que unas no se meten con otras pero todas quieren estar tranquilas. Si miras en la hemeroteca, la droga en Madrid se ha ido localizando en puntos concretos, primero la zona de la Celsa, después en la Rosilla, más tarde en las Barranquillas y ahora en la Cañada Real", finaliza Rodríguez.
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