El pasado viernes se dio el pistoletazo de salida a un 2022 marcado por movilizaciones del personal sanitario. Los profesionales de enfermería y fisioterapia hicieron una interrupción en sus jornadas laborales para salir a las puertas de los centros de salud y reivindicar mejoras en sus apuradas condiciones de trabajo. 

Los ambulatorios de las capitales de provincia fueron testigos de que el personal de enfermería está agotado y dispuesto a gritar para ser escuchados. Madrid, Córdoba, Guadalajara, Bilbao, Ceuta, Mallorca, Zamora, Asturias, La Rioja, Cáceres fueron algunas ciudades donde se constataron protestas. 

El segundo capítulo de estos movimientos tendrá lugar el 22 de febrero. Ese martes, la protesta se traslada de los centros de salud a los hospitales y a las 10.30 de la mañana los sanitarios ocuparán las entradas principales de los centros de cada provincia para exigir cambios. 

"En las concentraciones se denunciará la grave sobrecarga y presión asistencial que se sufre en los hospitales, así como el empeoramiento en la atención y cuidados que se presta", sostiene SATSE en una nota. 

Aunque el sindicato tiene como objetivo la demanda de mejoras para los profesionales, no se olvidan de la parte que corresponde al paciente, que sufre en sus carnes la precariedad y los recortes. La muestra de ello es la condena al Servicio Andaluz de Salud por no comunicar un cáncer a un paciente que luego murió.

Tras dos años marcados por el estrés laboral y la falta de recursos, el personal de enfermería y fisioterapia ha señalado en varias ocasiones que tras no alzar la voz durante la pandemia, este año toca reivindicar las condiciones de un sector precarizado y reducido a unos ratios mínimos.

La temporalidad, el "desgaste a nivel físico, psicológico y emocional", la sobrecarga de trabajo y la acumulación de las agendas es lo que ha provocado estas quejas y reclamaciones. 

"Los enfermeros siguen teniendo que atender y cuidar hasta 20 y 25 pacientes en las plantas donde se encuentran ingresados y hasta tres y cuatro personas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs), con repercusiones graves en la calidad y seguridad asistencial y en la propia salud laboral de los profesionales", argumentan desde el sindicato.

Con un ratio de 5,3 por cada 1.000 personas, España se ubica en el puesto 59 del mundo, según un minucioso estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Francia tiene el doble y hay países como Uzbekistán o Polonia que superan la media española.

Las propias estimaciones del sindicato llaman a la necesidad de contratar unos 87.000 enfermeros para equilibrar las necesidades del sistema, que en la actualidad tiene uno de los ratios de enfermero por habitante más bajos de Europa.