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Refugios climáticos más allá del centro comercial: la difícil yincana urbana para huir del calor sin tener que consumir

La población de las ciudades es la que más sufre las consecuencias de la crisis climática, pero los planeamientos basados en el cemento dejan a los vecinos desprotegidos ante las temperaturas extremas durante el verano.

Dos personas charlan en el refugio climático instalado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Dos personas charlan en el refugio climático instalado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (CBA). Imagen cedida / CBA

"Si te pilla la ola de calor en la calle, te metes en un centro comercial o en una iglesia". Estas fueron las vergonzosas declaraciones del portavoz de Vox en la Comisión de Medio Ambiente en la Asamblea de Madrid, Íñigo Henríquez de Luna, ante una de las peores olas de calor de los últimos años. Aunque sus palabras fueron carne de broma, en realidad describen una triste realidad: no existe manera de salvaguardarse del calor si no es a través del consumo –o ave marías–.

Frente al agobio del asfalto durante las prolongadas horas de sol, resulta imprescindible que la ciudadanía tenga a su disposición refugios climáticos. Se trata de zonas naturales o urbanas de acceso gratuito donde pasar las horas más complicadas del día en los momentos de mucho calor, en un lugar fresco y con agua potable disponible.

"Cuando hablamos de los ciclos climáticos en el pleno del Ayuntamiento de Madrid o en la Asamblea, lo que el Partido Popular nos responde es que para eso está El Corte Inglés", lamenta a Público la portavoz de Más Madrid en el Consistorio, Rita Maestre.

Rita Maestre (Más Madrid): "El PP es incapaz de pensar en un uso del espacio público que no implique un pago

La líder de la oposición critica en declaraciones a este medio que la mayoría de espacios que el Gobierno local del PP considera refugios climáticos no cumplen estas características, entre ellos, las salas de cine, "que no tienen nada que ver con el Ayuntamiento y que cuestan dinero. Son incapaces de pensar en un uso del espacio público que no implique un pago", añade.

Maestre ha acudido este jueves a la inauguración del refugio climático que el Círculo de Bellas Artes de Madrid (CBA) ha instalado en su emblemático Salón de Baile, en pleno centro de la ciudad. Quien se encuentre en esta ciudad podrá acudir a este espacio fresco, con abundante vegetación y lugares para trabajar o relajarse hasta el 31 de agosto de 11.00 a 21.00 horas. Un oasis en medio del ardiente asfalto en plena calle Alcalá, al lado de la fuente de Cibeles.

Relación entre ciencia y cultura

"Nadie puede estar ya de espaldas a la realidad de la crisis climática y ecosocial y las instituciones culturales deben afrontar este tema", explica a este medio Carolina del Olmo, directora de desarrollo estratégico y editorial del CBA. "La forma habitual de hacerlo son charlas o conferencias, pero nos pareció que el refugio climático era una manera de hablar de ello que nos permitía llegar a un público diferente", matiza.

El refugio cuenta con espacios de trabajo y relax, fuentes de agua, rincones de ajedrez y lectura o una guardería de plantas, donde se podrán dejar nuestras plantas durante las vacaciones, al cuidado de un equipo de profesionales que se ocuparán de su riego y mantenimiento.

Carolina del Olmo (CBA): "La cultura debe plantear nuevos imaginarios de futuro y horizontes utópicos"

"Mientras las ciencias naturales han sido cruciales para comprender la crisis en la que estamos, ahora son sobre todo los centros de humanidades los que tienen que recoger el testigo", subraya Del Olmo a Público. La cultura debe "plantear nuevos imaginarios de futuro, horizontes utópicos, posibilidades de acción", sentencia.

"La divulgación científica nos ha puesto el mapa de la catástrofe hacia el que nos dirigimos. Son las humanidades y las artes las que tienen la capacidad de aportar otros senderos, maneras de desviarse y hacer las cosas distintas o incluso de plantear preguntas nuevas a la tecnología", añade la directiva del CBA.

La hostilidad de un urbanismo basado en el cemento

Que una entidad privada como el Círculo de Bellas Artes ponga a disposición de la ciudadanía un servicio fundamental para su bienestar revela una perversa realidad: la inacción pública. Los vecinos quedan abandonados a la suerte de urbes pensadas para los coches, desprovistas de espacios verdes y con temperaturas mortales.

Rita Maestre: "Madrid no se está preparando para una emergencia climática que ya existe"

"La ciudad de Madrid tiene 80.000 árboles menos, que han sido talados por el Gobierno de Almeida. Donde antes había un árbol ahora hay hormigón", reprueba Rita Maestre en declaraciones a este medio. "La ciudad no se está preparando para una emergencia climática que ya existe. Ha aumentado la temperatura en medio grado en los últimos diez años. Lo que tendrían que estar haciendo las administraciones públicas es adaptar el urbanismo a esta realidad objetiva", reclama.

El coordinador federal de Alianza Verde, Juantxo López de Uralde, critica que "cualquier proyecto se justifica en la tala de árboles, muchas veces centenarios, que garantizan unas condiciones de frescor". El ecologista considera que los refugios climáticos son una oportunidad para recordar la falta de actuación en las ciudades, que son "la primera trinchera contra el cambio climático porque allí vive la mayor parte de la población", explica.

"En los lugares más turistificados, el espacio público se transforma de manera que incite al consumo y se priorice", denuncia a este diario Asier Basurto, de la plataforma donostiarra por el decrecimiento turístico BiziLagunEkin. El activista alerta de que los equipos de bomberos de la capital guipuzcoana han tenido que cambiar sus rutas debido a las terrazas de los bares.

Esta inacción es en parte lo que ha motivado a varios grupos ecologistas a presentar una denuncia contra España ante el Tribunal Constitucional. El litigio acusa al Estado de violar los derechos fundamentales de la ciudadanía por su falta de ambición a la hora de combatir la crisis climática. "Están siendo muy valientes en señalar lo que no funciona y proponer alternativas", valora Rita Maestre. "No deberíamos dejarles solos", concluye.

Este medio se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Madrid y en el momento de publicación de esta información no se ha recibido respuesta.

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