Récord de clínicas estéticas en España con más de 400 nuevas al año
La medicina estética vive un verdadero 'boom' mientras los expertos advierten del riesgo que puede suponer para la salud mental. Se ha pasado de 33 nuevas autorizaciones a centros sanitarios para ejercerla en el año 2000 a 454, en 2022.
Madrid--Actualizado a
En nuestro país cada vez hay más clínicas donde se ejerce la medicina estética. La demanda de este tipo de tratamientos ha aumentado y junto a esta, la oferta. España tiene ya más de 7.000 centros sanitarios que cuentan con unidades de medicina estética, más que establecimientos donde se ejerce la pediatría, la oftalmología o la traumatología. Y es que año tras año aumenta el número de unidades de medicina estética que se crean.
Óliver, de 27 años, explica a Público que lleva ya una década realizándose retoques estéticos: "Me he hecho bastantes cosas, no recuerdo exactamente todo". Asegura que cuando quiere hacerse un nuevo tratamiento busca las mejores clínicas de Barcelona, su ciudad, para ese procedimiento y acude en persona para ver cuál es la que más le convence. "Voy a visitarlas y me decanto por la que me da la mejor impresión".
Lo cierto es que Óliver, al igual que cualquier otro usuario de la medicina estética, tiene cada vez más lugares para comparar. El año pasado las consejerías de Sanidad de las comunidades autónomas dieron 454 nuevas autorizaciones a clínicas para ejercer la medicina estética. El dato supone un récord histórico y un 41% más que en 2021, que ya había sido la cifra máxima hasta ese momento, con 322 nuevas unidades de esta disciplina.
Los datos son claros: la medicina estética está viviendo un verdadero boom. En el año 2000 se autorizaron 33 nuevas unidades de este tipo. En 2010 el dato era ya de 128, casi cuatro veces más. En la actualidad la cifra se ha vuelto a multiplicar por cuatro y se crean ya más de 400 unidades de medicina estética al año.
Aunque no todas se mantienen. Hay clínicas que cierran o pierden su autorización. Por ejemplo, hace 10 años, en 2013, se autorizó a 208 para empezar a ejercer este servicio: 108 siguen activas, pero otras 100 no. Sara Gómez, dermatóloga especialista en medicina estética, explica a Público que, "aunque esta disciplina puede llegar a dar mucho dinero a los propietarios de las clínicas", no siempre "resulta tan rentable como parece y, por eso, hay algunas que no sobreviven".
De todos modos, la situación no dista demasiado de lo que sucede con otros servicios. Ese mismo 2013 en España se autorizaron 111 nuevas unidades de traumatología y 60 no siguen activas. También se crearon 136 de logopedia y 61 ya no existen.
Solo la fisioterapia crece más rápido
A pesar de que algunas clínicas estéticas no consigan sobrevivir, el gran aumento que está habiendo en la oferta de esta disciplina es evidente. De hecho, la medicina estética es ya el octavo servicio más frecuente en los centros sanitarios, respecto a los 104 distintos establecidos por el Ministerio de Sanidad.
En 7.322 establecimientos sanitarios españoles hay una unidad de medicina estética. O lo que es lo mismo: en el 4,48% de todos los que hay en el país, según los datos del Registro General de Centros, Servicios y Establecimientos Sanitarios (REGCESS) a 15 de noviembre. Este registro está gestionado por el Ministerio de Sanidad y en él se recopilan las autorizaciones que aprueban las consejerías autonómicas.
Público ha obtenido, tras solicitarlo al amparo de la ley de transparencia, los datos de nuevas autorizaciones de unidades sanitarias registradas en el REGCESS año tras año. El análisis de los mismos muestra cómo la medicina estética no para de crecer. De hecho, el año pasado entre los 15 servicios más frecuentes en los centros sanitarios la medicina estética fue el segundo con más nuevas unidades. Solo le supera la fisioterapia.
Diez años atrás, en 2013, la medicina estética era la novena entre esas 15 disciplinas. El aumento de este servicio ha sido vertiginoso. En 2022 se crearon un 118% más de unidades de medicina estética que en 2013. Además, va completamente ligado a la demanda. Cada vez hay más gente que se realiza tratamientos estéticos y cada vez se empieza desde más joven.
Los riesgos de la medicina estética
Pero mientras la medicina estética no para de aumentar, los expertos alertan de los problemas que esta puede acarrear para la salud mental de la población. Rosana Corral-Márquez, psiquiatra comunitaria y escritora, augura que cada vez más gente se retocará y que los tratamientos de medicina estética se van a convertir en la norma.
"El ritual de belleza se va sofisticando cada vez más", asegura. "Va a ser un ritual como tantos que ha habido a lo largo de la humanidad. Siempre nos hemos mutilado el cuerpo por consensos estéticos arbitrarios. En esta cultura, por ejemplo, nos hemos hecho agujeros en las orejas. Los rituales de belleza forman parte de la humanidad y no se van a extinguir. Al contrario, el ritual cada vez se va ampliando y requiere hacerse más cosas".
"El grueso de los usuarios de la medicina estética la consumen sin tener una enfermedad mental y posiblemente les aporte un bienestar. ¿Pero realmente merece la pena en cuanto a tiempo y a dinero? Al final el bienestar no es duradero y la gente sigue siendo infeliz por los mismos motivos que antes de hacerse todo este ritual", explica.
"Un exceso de tratamientos estéticos puede indicar problemas subyacentes con la imagen corporal o autoestima"
Claudia La Mata, psicóloga y experta en comportamiento psicosocial, asegura que "es importante equilibrar el deseo de mejorar la apariencia física con la salud mental y emocional". "La búsqueda excesiva de procedimientos estéticos puede indicar problemas subyacentes con la imagen corporal o autoestima. La juventud se va con los años y parece que usando bótox puedes retrasarlo un poco, pero todo viene de que tenemos un concepto muy feo de la vejez. Nos fijamos en que perdemos años y belleza, pero no en que ganamos experiencia y sabiduría", advierte la experta.
Corral-Márquez coincide: "La gente antes de hacer todo este viaje con la medicina estética se tiene que acordar de hacer un viaje con la introspección y la madurez psicológica porque da alegrías más duraderas y más consistentes. Hay que aprender a vivir, a estar en paz y a envejecer bien". Aunque la psiquiatra asegura que conseguir ese aprendizaje "también sale carísimo". "La Seguridad Social está imposible y hay que pagarse un psicólogo, pero sale más a cuenta que la medicina estética".
El peligro de las redes sociales
Las expertas también coinciden en señalar las redes sociales como uno de los motivos del auge de la medicina estética, especialmente entre los más jóvenes. Es el caso de Óliver, que la primera vez que recurrió a esta disciplina fue a los 17 años para hacerse un aumento de labios. Óliver asegura que acostumbra a informarse buscando distintas clínicas, pero que muchas veces las conoce a través de Instagram. "Por recomendaciones o publicidad de influencers en esta red social", resume.
"Cambiar tus rasgos anatómicos por una moda puede tener sus consecuencias"
Sara Gómez explica cómo lo ha vivido en su consulta. "Cada vez viene gente más joven a pedirnos bótox o ácido hialurónico. Por ejemplo, muchas chicas jóvenes que quieren ácido en los labios, influenciadas por redes sociales como TikTok. Yo las suelo disuadir para que no se lo hagan, pero normalmente luego acaban en una clínica estética donde sí se lo van a hacer". La experta asegura que este tipo de retoques "no tienen ningún tipo de sentido porque van por modas". "Cambiar tus rasgos anatómicos por una moda a la larga puede tener sus consecuencias. Empezar a pincharse a estas edades, excepto casos concretos, es un error", explica.
La doctora asegura que "ha bajado la edad a la que parece que hay que empezar a hacerse retoques". "Y tiene mucho que ver con el auge de las redes sociales, la obsesión por el físico, la expansión de los selfies y el interés de las empresas porque esta industria no pare", detalla. A la conclusión sobre la influencia de las redes sociales llegaba también un estudio publicado el año pasado por la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) en el que se muestra que los pacientes que recurren a estos tratamientos son cada vez más jóvenes. El mismo estudio concluye que cada vez más hombres, al igual que Óliver, dan uso a la medicina estética, a pesar de que el principal público siguen siendo las mujeres.
"A nosotras toda la vida se nos ha programado para ser la bella señorita. Y hay un recorrido que estamos haciendo las mujeres, de conquistar otros espacios de encanto personal que no sean estéticos, pero va despacio. Las niñas de hoy en día están empoderadas pero seguimos siendo la diana de la industria de la belleza. Hay mucha contradicción en esto y es un camino en el que aún seguimos a día de hoy", explica Corral-Márquez.
"Los hombres se han subido al carro en vez de ayudarnos a nosotras a bajar"
Aún así, como asegura el estudio de la SEME, los hombres han ido creciendo dentro del público de la medicina estética. "Los hombres se están contagiando ya desde los años 90 con los metrosexuales. Se están depilando, se están operando, se están retocando... Se han subido al carro en vez de ayudarnos a nosotras a bajar de él. Es triste porque deberíamos habernos unido para despojarnos de la presión estética y, al final, se están perjudicando igual que nosotras", explica la psiquiatra.
La pérdida del miedo
Otro de los factores que ha ayudado a este aumento de la medicina estética es el avance médico y científico. "La medicina estética sigue teniendo riesgos, pero los tratamientos son cada vez menos invasivos y necesitan menos tiempo de recuperación. Así que la gente le ha perdido el miedo", explica La Mata. La medicina estética, además, a diferencia de la cirugía, se basa en tratamientos no quirúrgicos. Es decir, no se realizan operaciones. No hay que pasar por quirófano ni estar unos días hospitalizado hasta poder volver a hacer vida normal.
Óliver asegura que ninguno de los tratamientos que se ha hecho le ha dado miedo. "Una cosa que no percibiera segura no me la haría". Aunque el joven se arrepiente de algunos de los retoques y reconoce que algunos médicos le han asegurado que no le harían el tratamiento que estaba solicitando porque consideraban que no lo necesitaba. "En ocasiones me tendría que haber fiado más de la palabra de los doctores".
"Tardé bastante tiempo, pero hubo un momento en el que vi que mis labios no iban con mi cara: se veían artificiales y demasiado grandes"
Del tratamiento que tiene más claro haberse arrepentido es del relleno de labios con ácido hialurónico. Se lo hizo por primera vez con 17 años y después siguió poniéndose ácido de forma periódica. "Tardé bastante tiempo en darme cuenta, pero hubo un momento en el que vi que mis labios no iban con mi cara: se veían artificiales y eran demasiado grandes. Los rellenos te hacen ir queriendo más y más, hasta que al final acabas con una cosa demasiado grande, artificial y que no te gusta. De un día para el otro te miras en el espejo y dices: 'madre mía, qué es esto'. Para arreglarlo recurrí a mi dermatólogo, no a mi clínica estética, y me puso hialuronidasa", explica. La hialuronidasa es una enzima que descompone el ácido hialurónico.
Aún así, Óliver asegura estar contento con muchos de los tratamientos que se realiza, como las inyecciones de bótox para evitar la aparición de arrugas, y se los quiere seguir haciendo. "Al final es hacer que el paso del tiempo sea más lento. Poder mostrar una versión de ti bonita y, dentro de lo posible, un poco más joven. Todos queremos estar bien, agradar y gustarnos. A nosotros mismos sobre todo", explica.
Con esa visión de Óliver coincide Sara Gómez, que asegura que, a pesar de los riesgos de la medicina estética, no hay que caer en la "demonización" de la misma. "Te puedes beneficiar muchísimo de la medicina estética, pero en su justa medida y bien asesorado. Sirve para mejorar la autoestima y la salud y la calidad de la piel. La medicina estética bien hecha a mí me parece estupenda, lo que pasa es que se nos ha ido un poco de las manos", detalla.
Otras expertas destacan las consecuencias que puede traer el boom de esta disciplina médica. "Nos puede llevar a una deriva muy loca. No son unas buenas bases ni unos buenos cimientos para una sociedad mentalmente sana. Es complicado que estemos apoyando una sociedad entera en esos valores de narcisismo galopante. Solo se pone el acento en lo físico, en el 'yo, yo, yo' y en el 'mírame'", detalla Corral-Márquez.
"El auge de la medicina estética simboliza cómo de enferma mental está la sociedad"
La psiquiatra asegura que, aunque la mayoría de los usuarios de la medicina estética no tienen una enfermedad mental, el boom de la disciplina sí simboliza "cómo de enferma mental está la sociedad". "Es una búsqueda desatinada de la felicidad o del bienestar emocional y los pacientes corren el riesgo de hacerse adictos y sí acabar dañando realmente su salud o su bolsillo. Al final, con esos retoques estás generando una expectativa en los demás y es fácil que luego te hagas adicto a mantenerla".
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