Este artículo se publicó hace 3 años.
A prisión un cura por ciberacoso y abuso sexual a una menor de 13 años
La Sala considera que no concurren los requisitos para suspender la pena y le da diez días para que ingrese en prisón.
La Audiencia de Valladolid ha ordenado el ingreso en pirisón del excura de Las Angustias condenado a tres años de cárcel por delitos de ciberacoso y abuso sexual a una menor de 13 años. Los magistrados han rechazado la pretensión del condenado, que recientemente solicitó la suspensión extraordinaria de la pena impuesta y la sentencia ha sido declarada firme tras ser confirmada por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.
La Sala considera que no concurren los requisitos para suspender la pena y le da diez días para que ingrese voluntariamente en prisón. En caso contrario, sería conducido por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Entabló conversaciones de contenido sexual
Según la sentencia, gracias a su trabajo como sacerdote católico en la Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias de Valladolid, pudo contactar con una mujer, de nacionalidad rumana, y su hija de 13 años.
La mujer solía acudir con su hija a la puerta del templo para pedir ayuda a los feligreses que acudían a la iglesia o a los transeúntes que pasaban por la puerta. Entre ellos se encontraba el acusado, que, en ocasiones, les dio pequeñas cantidades de dinero y compró un chándal a la menor, por lo que esta acabó dándole su número de móvil.
Desde el número de su madre, el que usaba la adolescente, mantenía conversaciones con el párroco vía whatsapp. Poco a poco, desde el 21 de diciembre de 2019 en adelante, el acusado fue entablando con ella progresivas conversaciones de contenido sexual.
El cura consiguió fotos de carácter sexual
A través de esas conversaciones, el acusado insistía en quedara solas con la menor en el domicilio de ella, aprovechando que su madre no estaba, para verla desnuda o mantener relaciones sexuales con ella, entre otras proposiciones.
Con este método, el cura consiguió fotos y vídeos de la menor vestida, en bikini o incluso desnuda. Por su parte, él también remitió a la víctima imágenes de contenido sexual explícito y dos vídeos, el primero desnudándose y el segundo, en el que se le ve la cara, desnudo y masturbándose.
La resolución judicial estableció que el acusado era sabedor en todo momento de la edad exacta que tenía la menor y de las consecuencias que un contacto sexual con ella podría implicar para él.
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