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¿Están preparadas las instituciones para los políticos con discapacidad?

La entrada de representantes públicos con discapacidad abre el camino, pese a los obstáculos y estereotipos, a adaptar el espacio político para el desarrollo de su actividad parlamentaria.

Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados, ofreciendo declaraciones a los medios.
Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados, ofreciendo declaraciones a los medios. Chema Moya / EFE

Poco a poco las personas con discapacidad se han ido haciendo un hueco en las diferentes esferas de la vida pública y también en la política, donde las barreras físicas, obstáculos y prejuicios siguen presentes en algunos discursos y la discriminación llega incluso hasta los diputados.

Lo vivió en primera persona la procuradora de las Cortes de Castilla y León con el PSOE, Noelia Frutos, que tiene enanismo diastrófico y cuyo desencuentro en el mes de mayo con el líder regional de Vox, Juan García Gallardo, saltó a las portadas de todos los medios. En medio de un debate parlamentario, el actual vicepresidente de la Junta de Castilla y León le espetó: "No la voy a tratar con ninguna condescendencia a sus faltas de respeto y le voy a responder como si fuera una persona como todas las demás". Frutos cree que lo que dijo "es lo que pensaba en ese momento" y opina que el peligro es que, como Gallardo, "todavía hay gente que no considera que las personas con discapacidad somos personas normales".

Si ya de por sí el mundo de la política es complicado, las personas con discapacidad que trabajan en ella se encuentran con obstáculos tanto arquitectónicos como sociales que dificultan su trabajo a diario.

Cuatro personalidades políticas con discapacidad han hablado con Efe para compartir los retos a los que se enfrentan dentro de las instituciones políticas y los prejuicios con los que se han encontrado durante su carrera profesional.

En 2004 llegó al Congreso el primer diputado en silla de ruedas

Francisco Vañó fue la primera persona en silla de ruedas -debido a un accidente de tráfico que le causó una paraplejia- que llegó al Congreso de los Diputados. Fue en 2004, y su llegada a la Cámara Baja provocó un gran revuelo mediático, ya que hubo que hacer numerosas modificaciones para adaptar las instalaciones.

"Por culpa mía han tenido que hacer esto", pensaba Vañó durante esos días, aunque con el tiempo se ha dado cuenta de que gracias a él se abría camino a otras muchas personas con discapacidad.

Este exdiputado del PP, retirado en 2019, se siente orgulloso de conseguir que la imagen de la discapacidad "formase parte del espacio político". "La silla de ruedas en un principio llamaba la atención", pero después de él entró su compañero de partido Ignacio Tremiño, y años después el actual portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique.

En su opinión, en la política no existe un "prejuicio deliberado" hacia las personas con discapacidad, sino que hay desconocimiento y la gente "tiende a rechazar" lo desconocido.

La discapacidad no es el mayor obstáculo

Las personas con discapacidad que se dedican a la política coinciden en que a las instituciones les queda mucho camino para adaptarse a las necesidades de cualquier persona con discapacidad.

Mercedes López Romero entró de parlamentaria en Andalucía en el año 2019 de la mano de Ciudadanos y se enfrentó a un ambiente que le dificultaba su trabajo por culpa de la ceguera que sufre desde los siete años. Al subir al atril no podía ver los tiempos establecidos para las intervenciones, al contrario que sus compañeros, por lo que pidió a la presidenta que le avisara a falta de un minuto para terminar. Esta le contestó que no podía, ya que "no era algo que se hubiera hecho nunca y por reglamento estaba prohibido". "Ya, pero es que nunca había habido en este Parlamento una persona con discapacidad visual", respondió López.

Pilar Lima, secretaria general de Podemos en la Comunidad Valenciana: "En el mundo de la política, las personas sordas tenemos problemas de participación porque no hay intérpretes de lengua de signos"

Pilar Lima, sorda de nacimiento, es actualmente secretaria general de Podemos en la Comunidad Valenciana y portavoz parlamentaria del Grupo Podemos en las Cortes Valencianas y también se ha enfrentado a situaciones parecidas. "En el mundo de la política, las personas sordas tenemos problemas de participación porque no hay intérpretes de lengua de signos", explica Lima, que lamenta que tampoco los vídeos de campaña cuentan con subtítulos.

Por esta razón considera que al entrar en las instituciones "es cuando se van adaptando los espacios para las personas con discapacidad" y es importante que poco a poco se avance en esta lucha.

Buscar las fortalezas y no las limitaciones

Pese a que, desde su propia experiencia, los entrevistados consideran que muchas personas los ven menos válidos debido a su discapacidad, los expertos en comunicación política coinciden en que aquellas que muestren validez y voluntad no tendrán problema para acceder a cargos públicos.

Luís García Tojar, experto en la mediatización del carisma político explica que es importante que un político con discapacidad hable de ello en sus discursos pero que en ningún caso esto debe convertirse en el tema principal de sus intervenciones. Considera que, en general, una persona con discapacidad "puede comunicar eficazmente que es posible superar una condición de discapacidad y alcanzar una posición pública destacada".

Jorge F. Santiago Barnés, experto en creación y análisis de imágenes de políticos, explica que la condición de discapacidad no influye negativamente para el electorado. Para él, "todas las personas aportamos", y para ello "debemos descubrir cuáles son las fortalezas que cada uno de nosotros tenemos y no fijarnos en los limitantes".

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