Este artículo se publicó hace 4 años.
Premios Ovidi MontllorLos Premios Ovidi Montllor celebran 15 años de reivindicación de la música en valenciano
El Col·lectiu Ovidi Montllor, que agrupa los músicos que cantan en valenciano, celebra la 15ª edición de sus premios. Aprovechamos para recordar quién ganó la primera edición, en el ya lejano 2006, y como ven la evolución de la música en valenciano durant
Joan Canela
Actualizado a
Si quisiéramos imaginar un dream team de la música en valenciano, quizás lo más sencillo seria recurrir a la hemeroteca y recuperar los resultados de los primeros Premios Ovidi Montllor, convocados por el colectivo del mismo nombre, que agrupa los músicos que cantan en valenciano. La lista de nombres muestra hasta qué punto el jurado estuvo acertado: Miquel Gil, Toti Soler, Obrint Pas, Pau Alabajos, Urbàlia Rurana, Orxata Sound System, La Gossa Sorda... Una imagen fija del potencial de la música en valenciano.
Desde las voces más consolidadas hasta las jóvenes promesas, diferentes generaciones han bailado y se han emocionado bajo de los escenarios de estos músicos. Una imagen, eso sí, quizás demasiado masculina, teniendo en cuenta que no se premió ninguna mujer en aquella primera edición. Una anomalía que no se ha vuelto a repetir.
Quince años después, la mayoría de aquellos grupos ya han desaparecido, si bien sus integrantes, en general, continúan dedicándose a la música con otros proyectos, pero todos coinciden al destacar que la escena en valenciano ha eclosionado durante este tiempo y como los Premios Ovidi Montllor han contribuido a hacerlo posible. "Los galardones permitieron visibilizar una escena muy potente pero que a pesar de todo estaba invisibilizada, incluso estigmatizada", explica Xavi Sarrià, voz de Obrint Pas . A ellos el premio –en la categoría de votación popular- les llegó ya plenamente consolidados, no como al cantautor Pau Alabajos, quién ganó el premio a la mejor letra por Cançó explícita. "Era el primer disco, prácticamente acabábamos de empezar, y el premio fue todo un acicate. Si bien siempre decimos que el mejor premio es el público, que un jurado especializado, con trayectoria, te reconozca precisamente la letra, que es muy importante para los cantautores es todo un honor", explica el músico de Torrent. También a La Gossa Sorda –mejor grupo de pop y rock- le llegó cuando el grupo estaba en los inicios. Su excantante, Josep Nadal, recuerda la importancia del premio: "Quizás si te lo dan cuando ya eres más conocido no le das tanto valor, pero en aquel momento fue emocionante".
"Fue un puñetazo sobre la mesa. Ni siquiera pedíamos ayudas a la administración"
Entonces, la celebración misma de la gala fue casi una provocación. "Llenamos un teatro", recuerdan varios de los entrevistados, como si este dato por sí mismo indicara algo. Y posiblemente lo indique, teniendo en cuenta que el Col·lectiu Ovidi Montllor se dio a conocer ocupando el Palau de la Música de València para protestar por la imposibilidad de los músicos en la lengua propia de acceder a los espacios públicos. "Fue un puñetazo sobre la mesa. Ni siquiera pedíamos ayudas a la Administración, solo que nos quitaron los obstáculos –recuerda Alabajos-, teníamos el público pero nos negaban los espacios donde ponerlo". Sarrià reconoce que las cosas "han cambiado mucho" y que ahora ya no hay una administración hostil al movimiento, pero recomienda "seguir reforzando las iniciativas desde bajo, la red de resistencia que hizo posible esta escena y tener una base fuerte al margen del que hagan las instituciones".
Explosión musical
Desde entonces también ha cambiado, y mucho, el panorama musical. La primera edición de los premios contaban con doce secciones, pero por estilos solo había folk, canción de autor y pop-rock. "En la primera asamblea del colectivo no sabíamos qué categorías incluir, dudábamos de si habría bastante producción para mantener una mínima calidad y se propuso convocarlos bianualmente", explica Alabajos. "El primer disco que nos premiaron era en la categoría de rock –recuerda Carles Biano, discjockey de Orxata Sound System-, lo que no tenía ningún sentido, pero a la vez éramos el único grupo de electrónica que había, tampoco tenía ningún sentido abrir una sección para nosotros solo".
La edición del 2020 ha supuesto el récord en trabajos presentados
Este domingo por la noche en Alcoi se premiarán los mejores discos en canción de autor, folk, hip hop y electrónica, pop, mestizaje y rock. Un cambio que permite divisar hasta qué punto ha evolucionado la música en valenciano en década y media. "El crecimiento ha sido exponencial y los premios son un buen termómetro de la escena, además de un incentivo para la gente que quiere presentar sus trabajos", explica Alabajos. La edición del 2020 ha supuesto el récord en trabajos presentados.
El punto clave fue en la época del cambio de gobierno autonómico, en 2015. En muy poco tiempo se disolvieron dos grupos que marcaron las generaciones respectivas, que incluso podríamos decir que llevan su nombre, e iniciaron nuevos caminos para la música en valenciano: Al Tall y Obrint Pas. Ambos lo celebrarían con giras de despedida que congregaron multitudes y llenarían espacios emblemáticos como el Palau de Congressos y el Teatre Principal. Pau Alabajos volvería a llenar el Principal en un espectáculo con 80 músicos y, ya con el nuevo gobierno, La Gossa Sorda y Calle 13 actuarían en la Plaza de Toros de València. "Estos hechos supusieron un cambio diametral en reconocimiento social", destaca Alabajos.
Pero esto también supuso la irrupción de una nueva generación con nuevos estilos y nuevos lenguajes. Un verdadero relevo. "Es cierto que hubo un cambio generacional en cuanto a los grupos, porque en muy poco tiempo nos disolvimos algunos de los que arrastrábamos más público –asume Nadal- pero esto no quiere decir que la gente se vaya a casa, con 40 años quizás ha acabado la aventura juvenil de tener un grupo, pero no la creatividad. Es bueno que salga gente nueva y también que haya una escena consolidada". Consolidada hasta el punto que la etiqueta "música en valenciano" pierde sentido? Biano no llega tan lejos, pero tampoco añora aquellos "conciertos Frankenstein en que había un grupo de rock, uno de heavy y Orchata que cerraba la fiesta y nos teníamos que discutir para que quitaran la batería y pudiéramos colocar el teclado. Ahora puedes encontrar carteles con un mismo estilo, una situación mucho más normalizada. En cierto sentido aquello fue una escena anómala que respondía a una situación anómala de exclusión lingüística".
Una maduración que incluye también una "protoindústria" –en palabras de Alabajos- con "diferentes sellos, empresas de management de grupos, festivales y cierta estructura", a pesar de que ahora esté parada por la pandemia y que tendrá que volver a echar mano de su capacidad de resistencia para reconstruirse después del desastre. "Los músicos están inventando maravillas para poder sobrevivir en estas condiciones, es muy triste", destaca Nadal. El vaso medio lleno es el récord de grabaciones fruto, precisamente, del confinamiento de la primavera.
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