Varias decenas de estudiantes de la Acampada por Palestina de Madrid fueron desalojados e identificados por la Policía Nacional este jueves tras bloquear los dos carriles de la Avenida Complutense durante cerca de dos horas, entonando cánticos de "Viva Palestina libre".

Después de que concluyera el ultimátum dado a los rectores madrileños para romper relaciones con Israel, las asociaciones de la Acampada llevaron a cabo una nueva acción que consistió en trasladar varias tiendas de la explanada a la avenida, pasadas las 13.30 horas. Además, desplegaron pancartas denunciando la complicidad de las universidades con el genocidio en Gaza.

Durante la protesta, que coincidió con la salida de los exámenes de la EBAU, una veintena de vehículos policiales llegaron al lugar, cuyos agentes se mantuvieron a cierta distancia mientras dialogaban con los portavoces de la acampada, instándolos a poner fin a la protesta.

92 jóvenes, divididos en dos grupos, se sentaron en el asfalto con los brazos entrelazados, esperando el desalojo policial que finalmente ocurrió. Durante la intervención, no se observó un exceso de violencia por parte de ninguna de las partes. Los agentes, una vez asegurados los manifestantes, los trasladaron a una zona donde fueron identificados y registrados.

Ninguno de los manifestantes fue detenido, según pudo verificar Efe, y al ser liberados fueron recibidos con cánticos por sus compañeros, quienes portaban banderas palestinas. Según la Policía, las 92 personas identificadas serán propuestas para sanción por "concentración no comunicada y desobediencia".

El desalojo de los protagonistas de la sentada y la reapertura de la avenida ya era efectivo pasadas las tres y cuarto de la tarde. A continuación, los estudiantes volvieron a la acampada, que permanece sin cambios en la explanada frente al Vicerrectorado de Estudiantes.

La evacuación de los participantes en la protesta y la reapertura de la avenida se llevaron a cabo pasadas las 15.15 horas. Posteriormente, los estudiantes regresaron a la acampada. 

Antes del desalojo, una portavoz leyó, megáfono en mano, un manifiesto en el que aseguraba que la acción de desobediencia civil no violenta tenía por objetivo "que las universidades públicas madrileñas (Complutense, Politécnica, Autónoma, Alcalá, Carlos III y URJC) rompan sus convenios con el estado de Israel y denuncien el genocidio que está perpetrando en Palestina".