Este artículo se publicó hace 2 años.
La planta de residuos de A Coruña deja de reciclar por falta de plantilla y envía la basura a un vertedero
Los trabajadores de Albada, que gestiona las costosas instalaciones de Nostián, denuncian que los recortes han dejado a la empresa sin el personal necesario para realizar las tareas de separación manual de los desechos.
A Coruña--Actualizado a
Los trabajadores de la planta de residuos de A Coruña, en el lugar de Nostián, a han denunciado que la empresa que la gestiona ha dejado de reciclar la basura que los ciudadanos separan en sus casas para enviarla mezclada a un vertedero, ya que la firma no ha cubierto el personal necesario para las líneas de tratamiento en las que se segregan a mano los desechos.
La firma Albada, que explota la planta en concesión desde hace 23 años y que mantiene varios litigios en los juzgados con el Ayuntamiento y la plantilla, niega ese extremo y atribuye la denuncia a una "estrategia sindical". Los videos a los que ha tenido acceso Público, sin embargo, confirman que en varios momentos del día la basura pasa por las cintas de reciclaje sin que haya operarios trabajando para separarlos. El Ayuntamiento no ha querido pronunciarse.
"Todos los residuos sólidos urbanos que las vecinas y vecinos de A Coruña separan en sus casas [unas 250 toneladas diarias] acabarán en el basurero de Grixalba, en Sobrado dos Monxes, si no se revierte la situación actual, ya que no hay personal en las cintas para separar los desechos, recuperarlos y darles una segunda vida", denuncia Hadrián Canosa, de la Confederación Intersindical Galega (CIG) y presidente del comité de empresa de Albada.
Canosa añade que algunas de las empresas que adquieren a Albada material supuestamente reciclado -vidrio, cartón, plásticos, aluminio y otros metales- han mandado de vuelta en los últimos meses varios de los camiones en los que le empresa se los envía, por estar mezclados y contaminados con otros restos. "Hay dos líneas de separación, y en cada una tendrían que trabajar un mínimo de ocho o diez personas, pero habitualmente sólo hay dos y en muchas horas del día sencillamente no hay nadie", asegura.
A pesar de lo que puede verse en los videos que acompañan esta información, fuentes de Albada calificaron de "totalmente falso" que "no se esté reciclando en la planta". Sin ofrecer datos de julio y agosto, aseguran que desde enero a junio del 2022 "entraron en Nostián 95.000 toneladas de residuos, lo que supone una bajada de un 3,5 % con respecto a años anteriores. Sin embargo, en ese mismo período, el reciclaje que se hace con el convenio de Ecoembes ha aumentado en un 4,5 %".
A las instalaciones de Nostián llegan más de 200.000 toneladas de basuras de A Coruña y otros ocho municipios aledaños agrupados en torno al Consorcio das Mariñas, que suman una población conjunta de cerca de 400.000 personas. Se construyeron a finales de los años 90, tras el derrumbe en 1996 del antiguo basurero de A Coruña, en el que se había acumulado detritus sin tratamiento de ningún tipo durante decenios.
El desplome de más de 200.000 metros de basura sobre el mar y sobre la pequeña aldea de O Portiño acabó con la vida de una persona y forzó al Ayuntamiento, que entonces presidía el socialista Francisco Vázquez, a replantearse la gestión de las basuras y apostar por un costoso modelo verde basado en el reciclaje, la fabricación de compost y la producción de biogás.
Junto con el sellado del antiguo vertedero y su reconversión en un hermoso parque con vistas sobre el Atlántico, Vázquez contrapuso la nueva planta de Nostián al sistema que habían ideado Fraga y la Xunta del PP, que optaron por la incineración a través de la Sociedade Galega de Medio Ambiente (Sogama), a cuya planta van a parar los residuos sólidos urbanos de la mayoría de municipios de Galicia.
Las instalaciones de Nostián, inauguradas hace veinte años tras una inversión de más de 48 millones de euros cofinanciados por la UE, no han cumplido los objetivos previstos. Ocho meses después de que Vázquez las abriera oficialmente, estalló uno de los biodigestores de producción de gas. En el 2007 se llenó por completo con basura convencional el vaso anexo a la planta en el que se había proyectado depositar durante varias décadas sólo los rechazos y restos imposibles de reciclar o tratar.
En 2008 Albada empezó a llevar la basura sobrante a las instalaciones de la Xunta en Sogama y a partir de 2013, a Sobrado do Monxes, un pequeño municipio rural de 1.800 habitantes a 70 kilómetros de la capital. En 2009, la empresa reclamó al Ayuntamiento 32,5 millones por sobrecostes no previstos en los primeros años de gestión, un caso que aún sigue en los tribunales pendiente de sentencia firme.
Albada es una unión temporal de empresas de la que forman parte la compañía alemana Babcock Comunal y Urbaser, propiedad hasta 2016 de Florentino Pérez y hoy en manos del grupo chino Firtion Investments. Se hizo con la concesión de Nostián durante veinte años, pero en 2019, cuando expiró el contrato, el Ayuntamiento intervino la planta después de que la empresa anunciara un expediente de regulación de empleo y se negara a tratar la basura de cualquier otros municipio que no fuera A Coruña. Un juzgado declaró ilegal aquella intervención, pero el Ayuntamiento recurrió la decisión del juez y el caso también está pendiente de fallo firme.
En 2018, la compañía vasca de ingeniería Enerlan Solutions presentó al Ayuntamiento un proyecto de remodelación de la planta que presupuestaba en 42 millones de euros los trabajos necesarios para ejecutar mejoras en la gestión, tratamiento y valorización de los residuos -el compost no se puede comercializar como fertilizante por su escasa calidad-, así como para la operación y mantenimiento de las instalaciones.
El Gobierno local, que dirige la socialista Inés Rey, rechazó el proyecto, pero aún no ha propuesto uno nuevo, ni ha sacado a concurso la gestión de Nostián pese a que el anterior contrato expiró hace tres años.
Además de la reducción de plantilla, los trabajadores también advierten de que las instalaciones están muy deterioradas y que alertan de que el vertedero que se llenó en 2007 aún no ha sido sellado, pese a que dos sentencias del Tribunal Superior de Xutiza de Galicia así lo han ordenado, y que por él se vierten lixiviados tóxicos que acaban en el mar.
Esas fuentes de Albada atribuyen la denuncia al "malestar en el comité" por "el compás de espera veraniego para la apertura de la negociación para el nuevo convenio colectivo".
Público se ha dirigido al equipo de Inés Rey para interesarse por su versión y conocer cómo valora que, según los trabajadores, se envíen fuera de la ciudad toneladas diarias de basura sin reciclar, a pesar de contar con unas costosísimas instalaciones pensadas para evitarlo. Al cierre de este artículo, no había obtenido respuesta.
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