La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha confirmado este lunes que el pasado mes de abril fue el más cálido y seco desde que hay registros. Las temperaturas medias han rondado los 14,9ºC, lo que supone que hayan estado 3ºC por encima del promedio (1991-2020) para esta época del año. 

Si se pone el foco únicamente en las temperaturas máximas diarias, el mercurio se eleva 4,7ºC por encima del valor normal. Las mínimas, informa Aemet, fueron 1,3ºC más cálidas de lo habitual para este mes. Ha sido, sin lugar a dudas, un mes marcado por récords que evidencian el impacto de la crisis climática en la región mediterránea. Tanto es así que al menos en 30 estaciones recogieron mediciones nunca vistas en abril.

En la zona interior de Andalucía, el este de Extremadura y suroeste de Castilla-La Mancha, los termómetros experimentaron anomalías de más de 4ºC. En la cordillera cantábrica, el valle del Ebro y el sur de Castilla y León, esas anomalías superaron los 3ºC.

Destacan los 38,8ºC de la estación Córdoba/Aeropuerto, los 37,4ºC de Morón de la Frontera y los 36,9ºC alcanzados en las estaciones de Granada/Aeropuerto y Sevilla/Aeropuerto.

A finales de abril, se registró una ola de calor sin precedentes. Los termómetros alcanzaron cifras propias de verano en plena primavera y recientemente las autoridades científicas internacionales han asegurado que dicho periodo de temperaturas extremas habría sido 100 veces menos probable de suceder si no hubiera un contexto de crisis climática y calentamiento acelerado del planeta.

Un mes extremadamente seco

Junto al calor, la falta de precipitaciones ha dejado un mes "extremadamente seco", según califica la Aemet. A nivel peninsular, las lluvias han abarcado solamente el 22% de lo normal, lo que hace que haya sido el abril más agostado desde 1961, año del comienzo de la serie histórica.

La sequía ha afectado sobre todo a Galicia, el norte de Catalunya, Castilla y León, el norte de Navarra, noreste de País Vasco y la costa murciana. Los malos datos llegan después de los de marzo, otro calificado como "muy seco" por las instituciones meteorológicas en el que las lluvías solo alcanzaron el 34% de lo normal.

La falta de lluvia impacta de lleno en los recursos hídricos del país. Los pantanos están actualmente al 49,6%, lo que supone que estén 18,7% más bajos de la media de la última década. La situación es crítica para los agricultores, que disponen cada vez de menos agua para regar sus cultivos y que ya han alertado de pérdidas millonarias. También hay daños colaterales en el sector energético del país, con las centrales hidroeléctricas operando bajo mínimo.