Este artículo se publicó hace 5 años.
GaliciaEl paritorio de Verín, ejemplo del abandono de la Xunta a la sanidad comarcal gallega
Los trabajadores del hospital llevan más de diez días de concentración en el edificio y niegan que haya problemas de seguridad, el principal argumento con el que la Xunta defiende el cierre. La oposición exige a Feijóo que rectifique y acusa al Gobierno gallego de desmantelar el rural. La falta de especialistas y un parto practicado de urgencia esta madrugada complican todavía más la gran polémica sanitaria que sacude a Galicia en las últimas semanas.
Pontevedra-
La sanidad gallega lleva desde el 22 de noviembre con el ojo puesto en Verín (Ourense), una villa ubicada en la comarca de Monterrei. Ese día, la Xunta de Galicia informaba públicamente del cierre del paritorio de Verín, que se haría efectivo el 1 de diciembre y que supondría la derivación de estas intervenciones al Centro Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO).
Las reacciones no se hicieron esperar. De nada valieron las explicaciones dadas por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y otras autoridades sanitarias con respecto a esta decisión. Por un lado, la población se echó a la calle e impulsó una de las mayores movilizaciones que se recuerdan en Verín, emulando un entierro de la sanidad pública que hizo palpable el espíritu entroidero de esta parte de Galicia. Por otro lado, la plantilla del hospital comarcal se atrincheró en el centro -en el que continúan- y mostró desde el minuto uno su rechazo a la medida.
Las distancias a recorrer hacen que el mayor miedo sea que los hijos nazcan en la carretera
La mayor preocupación de las embarazadas es que sus hijos nazcan en plena carretera, porque los desplazamientos hasta Ourense desde algunos lugares, como por ejemplo A Mezquita, pueden ser de más de una hora. Y no siempre es posible garantizar la seguridad.
Así ocurrió, precisamente, esta madrugada, en la que el ginecólogo de guardia, Javier Castrillo, decidió atender un parto de urgencia en el hospital comarcal. Castrillo recibió la llamada de la matrona “informándome de que había llegado una mujer con cuatro centímetros de dilatación”.
La idea inicial del ginecólogo era seguir el protocolo actualmente vigente y derivar a la mujer a Ourense pero antes de que se subiese a la ambulancia volvió a comprobar su estado. Apenas habían pasado 40 minutos y ya había dilatado hasta los seis centímetros. “En este caso, se trató de una dilatación muy rápida y está contraindicado desplazar a la embarazada, porque existe un riesgo importante de que el parto se produzca en el camino, lo que debemos evitar a toda costa”, explica el sanitario.
Al estar sin pediatra, en Verín tienen orden de dar aviso al (CHUO) para que sea un especialista de este hospital el que se traslade a la villa y, de allí, paciente y médico vuelvan a la capital. “Yo llamé para pedir que viniese un pediatra para el parto y aunque en un primer momento me dieron el visto bueno, después volvieron a llamarme para decirme que debía asumir yo la responsabilidad”. Fue ahí cuando Castrillo informó al juez de guardia de lo ocurrido, “porque legalmente, tomemos la decisión que tomemos, nos vemos en una situación complicada”. Finalmente, sí que se contó con la presencia de una pediatra durante el parto, que no tuvo ninguna complicación.
Desde el hospital de Ourense aseguran que no les fue comunicado el aviso judicial del ginecólogo y rechazan tajantemente que se hubiese negado por parte del servicio de Pediatría el traslado de un especialista hasta Verín. El CHUO informó, asimismo, del traslado en ambulancia medicalizada del recién nacido, “que fue acompañado del pediatra de guardia e ingresado” en el centro orensano, al que llegó la madre unas horas después.
Castrillo insiste en que su decisión “no tiene nada que ver con esta polémica”. Es consciente de que podrá malinterpretarse, “pero lo único que primó fueron mis criterios científicos. Mi profesionalidad está por encima de todo eso y nunca arriesgaría la salud de una madre y su hijo por un conflicto laboral”.
La defensa de la Xunta: seguridad frente a incomodidad
Desde el inicio de la polémica, el relato que la Xunta esgrime con respecto al cierre del paritorio se ha apoyado en las recomendaciones técnicas realizadas por los Servicios de Pediatría y Obstetricia “en línea con las sociedades científicas”. Según estos profesionales y el Gobierno autonómico, la reducción del número de partos que se llevan practicando en Verín en los últimos años, que en lo que va de 2019 rondan los 60, supone un riesgo para la seguridad y la salud tanto del neonato como de la madre.
La Xunta se agarra a un documento de Sanidad que aconseja no dotar de paritorio si no se superan los 600 partos anuales
Esta argumentación nace de un documento del 2009 publicado por el Ministerio de Sanidad, Maternidad hospitalaria: estándares y recomendaciones, en el que se aconseja no dotar a un centro hospitalario del servicio de paritorio si no se superan los 600 partos al año, “excepto en aquellas áreas en las que, por tiempos de desplazamiento o accesibilidad, así se aconseje”. A este documento se le suma otro, firmado por 44 profesionales del área sanitaria orensana en el que muestran su respaldo a la medida impulsada por la Gerencia, “que se ha tomado en base a criterios de calidad asistencial”, reza el escrito.
El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, declaró durante el último Pleno del Parlamento que con esta decisión sanitaria “cambiamos una incomodidad por una cuestión de seguridad”. Feijóo realizó estas declaraciones en respuesta a las preguntas de la portavoz del BNG, Ana Pontón, que lo acusó de “cobarde” por esconderse detrás de los profesionales.
La oposición opina que las explicaciones de la Xunta son “excusas con las que tapar el verdadero motivo de este cierre, que es económico y que esconde un afán por centralizar los servicios sanitarios en la capital y desmantelar el rural”, en palabras del teniente alcalde de Verín, Diego Lourenzo, del Bloque Nacionalista Galego.
Falta de especialistas en los comarcales
Lourenzo asegura que la gran reacción social que ha tenido el cierre del paritorio responde más al hartazgo que a la sorpresa. “Esto ya fue la gota que colmó el vaso. En el Hospital de Verín ya son varias las pérdidas de servicios. Primero, comenzó con la no reposición de los profesionales de Medicina Interna y siguió con la pérdida del dermatólogo que teníamos”, relata.
Desde 2007 el Hospital de Verín ha perdido a sus tres pediatras sin que fueran reemplazados
Pero, ¿qué pasó con Pediatría? Según explica Fernando Rivas, de la Plataforma SOS Sanidade Pública, que está vertebrando las protestas, a finales de los 90 el hospital contaba con tres pediatras pero desde 2007 ya no hay ningún especialista de este tipo asignado al centro. Hasta este verano esa carencia se suplía con las guardias que hacía un pediatra de Atención Primaria pero después eso cambió y comenzaron cubrirse con médicos que acudían desde su puesto en Ourense.
La Xunta defiende que se ofertaron dos plazas de Pediatría interinas que quedaron desiertas, pero tanto Rivas como Castrillo afirman que no se dio a esa oferta toda la publicidad que se debe. "Si se quiere cubrir una plaza como esta, se cubre. Yo, por ejemplo, supe de ellas a partir de todo esto", sostiene Castrillo.
El ginecólogo apunta también a otras cuestiones que afectan a la empleabilidad en los hospitales comarcarles. "Si a ti te ofrecen un puesto de la misma categoría y el mismo sueldo que el que tienes a cinco minutos de tu casa es normal que no concurras”. En ello coincide el teniente alcalde de Verín: “Hay que hacer las plazas más atractivas".
Con respecto a la famosa cifra de los 600 partos y la supuesta pérdida de pericia que lleva aparejado el practicar un número inferior de intervenciones, tanto los profesionales del centro de Verín como la plataforma son tajantes. “Mantener o no un paritorio es un tema de gestión. En ninguno de los hospitales comarcales de Galicia se supera ese número de partos ni de lejos”, explica Rivas, que no oculta su temor por la posibilidad de que los cierres se extiendan a otras comarcas.
"Mantener o no un paritorio es un tema de gestión", sostiene Fernando Rivas
Desde la Xunta, insisten en que tras el cierre del paritorio no hay "ninguna estrategia economicista o de reducción de la cartera de servicios". El propio Núñez Feijóo aseguró "entender" las "incomodidades" que genera la pérdida del paritorio pero reiteró su "compromiso" con el hospital comarcal, al que pretenden dotar de más especialistas. En esta línea, el diputado popular Aurelio Alfonso Núñez aseguró en el Pleno parlamentario que en estos momentos hay convocada una plaza de Hematología y que se está tramitando otra de Traumatología.
En lo que respecta a Pediatría, aclaran que tanto el seguimiento de la embarazada como la atención posterior del neonato seguirán prestándose en Verín, con la plantilla actual del hospital.
La presión social ha llevado a que, en las últimas horas, Feijóo anuncie que no descarta la reapertura del paritorio. Para ello, el presidente exigiría que se cubriesen las plazas de pediatra y que los profesionales del área sanitaria de Ourense diesen su visto bueno a mantener el servicio abierto en estas condiciones.
Oposición política en Ourense y nuevas movilizaciones
El cierre del paritorio ha removido las bases de la política provincial orensana, que ha dicho en bloque “no” a la decisión del Gobierno autonómico. Incluso el Partido Popular, dirigido por Manuel Baltar, llevará al próximo Pleno de la Diputación, que se celebrará el 20 de diciembre, una moción conjunta con Ciudadanos y Democracia Orensana en la que pedirán su reapertura.
De todas maneras, no está previsto que los diputados populares orensanos rompan la disciplina de voto en el Parlamento, algo que le pide el BNG si quiere “mantener la coherencia”. Por su parte, el PSdG de Ourense califica de “cortina de humo cutre” la moción que llevarán a la sesión provincial los tres partidos.
A la espera de cómo se desarrollarán los acontecimientos en los próximos días, SOS Sanidade Pública mantiene intacta la convocatoria de concentración para el próximo martes, día 17, en Santiago de Compostela.
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