Este artículo se publicó hace 4 años.
Obesidad infantilLa obesidad infantil también entiende de clases: afecta el doble a rentas bajas
El 4,2 % de los escolares presenta obesidad severa. La prevalencia del sobrepeso es superior en las niñas, mientras que la de la obesidad y la obesidad severa es mayor entre los niños.
Madrid-Actualizado a
Los escolares procedentes de familias con rentas más bajas tienen peores hábitos alimentarios y son el colectivo más vulnerable a sufrir exceso de peso; de hecho, el 23,3 % de los niños de entre 6 y 9 años pertenecientes a estas clases sociales sufre obesidad, el doble que en el caso de las familias con rentas altas.
Es la principal conclusión del Estudio ALADINO 2019 presentado este miércoles por el ministro de Consumo, Alberto Garzón, que ha destacado que la obesidad es un problema de salud que tiene una causa social y ha manifestado su "enorme preocupación" por estas cifras.
Este estudio sobre la alimentación, actividad física, desarrollo infantil y obesidad que elabora periódicamente la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), analiza los datos de peso y talla de 16.665 escolares de entre 6 y 9 años de 276 centros de educación primaria públicos y privados de toda España.
Con los datos de esta última edición se observa un "estancamiento" de las cifras de sobrepeso y obesidad, que habían descendido un 3,2 % entre los años 2011 y 2015, pero que se mantienen en la actualidad, de manera que la prevalencia de sobrepeso en la población infantil es del 23,3 % y la de la obesidad del 17,3 %.
Además, un 4,2 % de los escolares presentan obesidad severa y la prevalencia del sobrepeso es superior en las niñas, mientras que la de la obesidad y la obesidad severa es mayor entre los niños.
"La pobreza es transversal a la mayoría de los indicadores de sobrepeso y obesidad", ha alertado el ministro de Consumo, que ha explicado que la clase social incide de manera directa en el tipo de alimentación y ocio de los niños.
Así, ha destacado que según los datos del estudio, la obesidad infantil afecta al 23 % de las familias con rentas inferiores a los 18.000 euros, mientras que en el caso de las rentas superiores a los 30.000 euros las cifras de obesidad infantil se sitúan en el 11,9 %.
Entre las causas de estas diferencias, Garzón ha explicado que las familias con menos recursos acuden con más frecuencia a establecimientos de 'comida basura', consumen menos fruta y más golosinas, frente a las familias 'ricas', en las que existe una mayor adherencia a la dieta mediterránea, consumo diario de frutas, verduras, legumbres y pescado y aceite de oliva.
El estudio pone de relevancia que los progenitores de los menores con exceso de peso no perciben el problema y en muchas ocasiones consideran el peso de sus hijos como normal o sólo como ligero sobrepeso. Así, el 88,6 % de los padres de escolares con sobrepeso no lo perciben como tal, la cifra se sitúa en un 42,7 % cuando se trata de obesidad y en el 19,1% en el caso de la obesidad severa.
En cuanto a la calidad de su alimentación, el informe detalla que un 76,2 % de los escolares debe mejorarla y que, aunque ha aumentado el consumo de fruta respecto a años anteriores, sólo un 20,1 % de los escolares la consume habitualmente en el desayuno, mientras que los alimentos que deberían ser ocasionales como galletas, pasteles, bollería, batidos, néctares y golosinas se consumen incluso cuatro o más veces por semana.
Además, el presidente del Observatorio de la Nutrición y de Estudio de la Obesidad, Fernando Rodríguez Artalejo, ha detallado que sólo un 10 % de estos menores toma cereales integrales. "En la cuna de la dieta mediterránea, nuestros niños consumen mucha menos fruta que los de los países nórdicos", ha lamentado.
Este experto ha hablado de otro de los aspectos que condicionan la posibilidad de desarrollar sobrepeso y obesidad, como es el ejercicio físico y ha señalado que el 30 % de los escolares no realiza la hora de actividad física diaria recomendada. Frente a ello, un tercio de los niños pasa tres horas al día frente a una pantalla.
El ministro ha pedido "no cerrar los ojos a la evidencia porque la malnutrición y el exceso de peso tienen un fuerte componente de clase social que, de no ser tenido muy en cuenta, nos llevaría a desplegar políticas no todo lo eficaces que nos gustaría".
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