Muerte de Íñigo CabacasLos forenses en el juicio sobre la muerte de Íñigo Cabacas: "El impacto le produjo lesiones irreversibles"

Los peritos forenses que han declarado este martes en el juicio que se celebra en Bilbao contra seis ertzainas por la muerte de Iñigo Cabacas, aficionado del Athletic Club que falleció el 9 de abril de 2012, cuatro días después de recibir un pelotazo de goma, han asegurado que el impacto le causó "lesiones irreversibles" y falleció como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico "grave". Así mismo, han asegurado que en su fallecimiento no tiene que ver que las ambulancias tardaran más o menos en llegar.

La Audiencia de Vizcaya ha celebrado este martes la décima jornada del juicio por la muerte del aficionado del Athletic Iñigo Cabacas, herido de gravedad el 5 de abril de 2012 en una carga policial que realizó la Ertzaintza con motivo de los incidentes que se produjeron en Bilbao tras el partido contra el Schalke 04. El joven falleció cuatro días después en el Hospital de Basurto.

Seis ertzainas que participaron en el dispositivo policial con motivo del encuentro, tres mandos intermedios y tres agentes de base, están acusados por estos hechos. La acusación particular, que representa a la familia de la víctima, solicita para cada uno de ellos cuatro años de prisión por homicidio con imprudencia grave profesional, además de una inhabilitación de seis años. Por su parte, la Fiscalía y las defensas de los acusados solicitan la absolución.

En la sesión de este martes han comenzado las pruebas periciales con el testimonio de los forenses del Instituto Médico Forense de Bilbao que realizaron la autopsia al cadáver de Cabacas, así como del médico del Hospital de Basurto que certificó su fallecimiento. Durante su declaración, los padres de Iñigo Cabacas han abandonado la sala.

Los forenses han señalado que la lesión externa equimótica en forma circular con un centro indemne que presentaba el fallecido es indicativo de "un impacto de un objeto compacto, romo y que actúa a una velocidad determinada".

Así mismo, han precisado que "el centro indemne de esa lesión es compatible con que el objeto lesivo cuando incide contra la piel la deprime, se rompe en pequeñas venas superficiales y la sangre se derrama hacia la periferia, y eso provocaría el halo equimótico". Todo ello, lleva a los forenses a considerar que esa lesión externa "es compatible con un objeto circular, esférico, compacto, de consistencia dura que actúa por un mecanismo contuso".

Información desprendida de la autopsia

A su vez, han explicado, en relación a las lesiones internas, que hay "una fractura central con un pequeño hundimiento de la cual parten fracturas radiales y semicirculares, una de las cuales atraviesa la bóveda craneal entera, desde la región temporal derecha hasta la región temporal izquierda".

"Eso, unido a otras líneas de fracturas que parten del mismo foco que van hacia la base del cráneo, tanto en fosa media como en fosa posterior, es indicativo de que el objeto o el agente lesivo que ha impactado en el cráneo ha actuado con determinada velocidad y energía", han precisado.

Los forenses han determinado que "el mecanismo lesional es un objeto circular esferoidal, que tiene un peso determinado, que está dotado de una gran energía cinética, y que sería compatible con una pelota de goma como la utilizada en los mecanismos antidisturbios".

Además, han detallado que la herida se produjo en la parte derecha de la cabeza, "detrás de la oreja, cogiendo una parte del pabellón auricular externo". Se trataría, según ha afirmado, de "un impacto perpendicular contra la superficie craneal". "Atendiendo a la forma de la lesión externa, que es un halo circular, casi un círculo perfecto, implica que el impacto es prácticamente perpendicular", han reiterado.

En ese sentido, han descartado un golpe de las características que presentaba Iñigo Cabacas si se hubiese disparado hacia arriba, porque, en ese caso, "el impacto sería tangencial y la lesión externa ya no sería un círculo tan perfecto, sería algo menos nítido". Sobre la teórica posición de la persona que realizó el disparo, los forenses han considerado que, en este caso, "como el impacto es perpendicular y está en la región temporo occipital derecha, el agresor tiene que estar a la derecha de la víctima".

Preguntados por uno de los abogados de la defensa por si en el momento en que se produjo el impacto se podría haber hecho algo para evitar la muerte de Iñigo Cabacas, los forenses han afirmado que "no" porque "las lesiones subyacentes, las fracturas craneales, y sobre todo la lesión cerebral, eran irreversibles". Por ello, han señalado que el hecho de que las ambulancias hubieran tardado más o menos en atenderle "no tiene trascendencia, porque las heridas eran irreversibles".

"Cuando ingresó en Basurto las lesiones eran muy graves, irrecuperable por las lesiones encefálicas subyacentes", han insistido, para determinar que Iñigo Cabacas falleció como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico grave.

Así mismo, los forenses se han ratificado en sus conclusiones calificando la de Iñigo Cabacas de "muerte de naturaleza violenta homicida" porque "ha mediado un agente externo a un fallecimiento natural". En ese sentido, han reiterado que el objeto causante de las lesiones es "compatible" con las pelotas de goma que utiliza la Ertzaintza, y han descartado que las lesiones sufridas fueran producidas por el impacto provocado por cualquier otro objeto, como una piedra o una botella.

Por su parte, el médico del Hospital de Basurto que certificó el fallecimiento de Iñigo Cabacas el 9 de abril de 2012 ha explicado que, según el informe evolutivo, cuanto el joven llegó al hospital estaba "consciente, ligeramente desorientado, pero posteriormente va evolucionando hacia una disminución del nivel de conciencia, y es cuando se llama al servicio de reanimación" para que se haga cargo del paciente.

Cabacas, según este médico, "evolucionó en un periodo de tiempo corto a una situación de gravedad". "Había sufrido un traumatismo que afectaba no solo a los huesos del cráneo, sino al interior, y, según el escáner, había imágenes de contusión cerebral y de una pequeña hemorragia intraventricular", ha explicado, para señalar que "no respondió al tratamiento y la presión intracraneal alcanzó unos valores incompatibles con la vida".

Reconstrucción de los hechos

En la sesión de este martes también han declarado los tres agentes de la Policía Nacional que, en junio de 2013, llevaron a cabo una inspección ocular, con imágenes y mediciones, de la plaza de María Díaz de Haro donde ocurrieron los hechos, con el fin de elaborar un informe para intentar determinar dónde se encontraba Iñigo Cabacas cuando recibió el impacto de la pelota de goma.

Según han explicado, siguieron las indicaciones de los testigos para fijar la situación de los distintos elementos, "móviles y fijos", que la noche de los hechos había en la plaza. En base a las declaraciones de la "mayoría" de los testigos, en el informe se ubica a Iñigo Cabacas "frente al local de la peluquería, delante de la barra exterior más próxima a María Díaz de Haro", aunque los agentes han admitido que "hay un margen de error, porque nos tenemos que regir por lo que nos dicen los testigos".

Así mismo, los agentes han precisado que desconocían "dónde se encontraban los operativos ni cómo se encontraba la situación" el día de los hechos. Por último, se han reproducido todas las grabaciones de audios registradas aquella noche, tanto de las comunicaciones de la Ertzaintza como de las recibidas por SOS Deiak. También se ha visto todos los videos existentes de los incidentes de la noche en que resultó herido de muerte Iñigo Cabacas.

Declaraciones anteriores

Estas declaraciones se suman a las que se han ido sucediendo en las anteriores jornadas del juicio. Un ertzaina acusado del homicidio declaró que la policía autonómica no era consciente del poder letal de las pelotas de goma; la chica que asistió en primer lugar a cabacas cuando recibió el pelotazo declaró que la Ertzaintza "tenía una actitud como si estuviesen fusilándonos".

Por otro lado, el mando de la Ertzaintza que ordenó "entrar con todo" se defendió alegando que no dijo cómo debían hacerlo; y, por último, un mando también de la policía vasca argumentó que no preservó las escopetas de pelotas de goma porque no tenían peso en la investigación.