Montserrat, mil años con luces y sombras
La gran relevancia durante siglos como epicentro espiritual católico, el compromiso con la lucha antifranquista, el escándalo de la pederastia o el 'boom’ turístico han marcado la historia del conocido monasterio benedictino de Catalunya que celebra el milenario.
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La abadía de Montserrat, que este año celebra su milenario, es uno de los símbolos más emblemáticos de Catalunya. Liderada actualmente por el abad Manel Gasch ―que sustituyó a Josep M. Soler en 2021― y situada en la llamada "montaña mágica", el conocido monasterio benedictino ha sido escenario de episodios que han marcado Catalunya. Desde su consolidación como referente religioso y cultural a lo largo de los siglos, pasando por su papel como bastión de la lucha antifranquista, hasta la controversia por los escándalos de pederastia, es evidente que Montserrat cuenta con una infinidad de luces y sombras. No obstante, según el historiador Josep Maria Solé i Sabaté, el santuario ha trascendido el aspecto religioso y "ha representado e inspirado" a creyentes y no creyentes de todo el mundo desde su fundación.
El origen de Montserrat se remonta al año 1025, cuando el abad Oliba fundó el monasterio en un lugar que ya recibía a devotos cristianos desde hacía siglos. Hasta 1409 estuvo vinculado al monasterio de Ripoll, otro referente espiritual de Catalunya. Pero fue durante la Edad Media cuando la peregrinación se intensificó, especialmente impulsada por la leyenda del hallazgo de La Moreneta. La imagen de la Virgen se hizo muy popular por su tonalidad oscura; un oscurecimiento que se explica por la "transformación del barniz con el paso del tiempo" y por la exposición continuada al humo, el incienso y otros elementos rituales.
La histórica imprenta, la Escolanía y la leyenda de La Moreneta hacen de Montserrat un referente cultural y religioso
En ese mismo período histórico se creó la Escolanía de Montserrat, uno de los coros de voces blancas más antiguos de Europa. Según Solé, esta institución fue clave para incrementar el prestigio de la abadía, ya que representaba la "voz angelical, pura e inocente" del reino de Dios. Además de su tradición musical, Montserrat también presume de conservar la imprenta más antigua del continente en continuidad: los primeros volúmenes datan del año 1499. "Hacían impresiones de carácter catequístico, pero es evidente que detrás había un hogar de cultura y de defensa inconsciente de la lengua catalana", añade el historiador.
Más tarde, el siglo XIX fue una época convulsa para el monasterio, marcada por la destrucción de sus edificios y la expulsión de los monjes durante las guerras napoleónicas. Sin embargo, pese a las adversidades, Montserrat renació como un símbolo religioso y cultural con la proclamación oficial de la Virgen de Montserrat como patrona de Catalunya por parte del papa León XIII en 1881. Este hecho reforzó el vínculo identitario entre la abadía y el pueblo catalán.
El papel de Montserrat durante la Guerra Civil
Con el estallido de la Guerra Civil, Montserrat se vio sacudido por un fuerte movimiento anticlerical y anarquista que promovió la quema y el expolio de centros religiosos: gran parte de la comunidad tuvo que exiliarse y 23 monjes fueron asesinados. "Durante la República se abogaba por la separación entre la Iglesia y el Estado. Aunque Montserrat era una institución moderna y avanzada, seguía siendo una iglesia, y eso generaba hostilidad", explica Solé. Cuando la Generalitat percibió los saqueos y los incendios como una atrocidad, envió a los Mossos d’Esquadra y confiscó el recinto para protegerlo de la destrucción.
El delegado enviado por el Gobierno catalán en agosto de 1936, Carles Gerhard, jugó un papel fundamental en la preservación del monasterio durante la guerra, gracias a su diplomacia y habilidad para rodearse de personas comprometidas con la causa. Su labor fue clave para reactivar la economía de Montserrat ―de la cual dependían trabajadores del santuario y de localidades como Monistrol o Esparreguera―, restablecer la producción agrícola de sus tierras e incentivar el turismo en el monasterio, con el objetivo de recuperar cierta normalidad social.
Por otro lado, cabe destacar que la huella de la Guerra Civil también tiene su vertiente franquista en Montserrat. En diciembre de 1936, se creó el Tercio de Requetés de la Virgen de Montserrat, una unidad militar de choque de tradición carlista que se integró en el ejército franquista un año después. Este cuerpo estaba formado principalmente por catalanes que habían huido de la zona republicana.
Montserrat fue un hospital militar y un lugar de refugio para miles de soldados durante la Guerra Civil
Durante los años difíciles de combate fratricida, Montserrat se convirtió en un hospital militar y un refugio para muchos, manteniendo sus funciones de imprenta y biblioteca. Según Solé, unos 4.000 soldados de todos los frentes fueron a recuperarse de sus heridas y el monasterio recopiló una gran cantidad de información sobre el conflicto. Al final de la Guerra Civil, los monjes de Montserrat pudieron recuperar el control de la abadía.
Como anécdota insólita, el 23 de octubre de 1940, poco después del fusilamiento del presidente Companys, el número dos del régimen nazi y jefe de las SS, Heinrich Himmler, visitó Montserrat. Fanático del ocultismo, Himmler seguía la pista del Santo Grial, el legendario cáliz que Jesús usó en la última cena y que sirvió para recoger su sangre en la cruz. Según el mito, la persona que beba de la copa sagrada alcanzará la inmortalidad y, por ello, el alto comandante nazi, seguidor de teorías esotéricas, quiso conseguirlo para, supuestamente, garantizar la victoria de Alemania en la Segunda Guerra Mundial.
La relación con el régimen franquista
En los primeros años de la dictadura, Montserrat mantuvo una relación ambigua con el régimen franquista. Sin embargo, la figura de Aureli M. Escarré, abad del monasterio entre 1946 y 1966, marcó un punto de inflexión en este vínculo, que se fue deteriorando progresivamente. Escarré provenía del franquismo y, al inicio, tenía un trato cordial con Franco y su familia. En 1947, de hecho, promovió la ceremonia de entronización de la Virgen de Montserrat, considerada un supuesto "acto de reconciliación" entre los catalanes que habían estado en ambos bandos de la Guerra Civil.
Con el tiempo, el abad adoptó una postura crítica hacia el régimen durante la década de 1950, acogiendo a perseguidos por el franquismo, intercediendo por los presos políticos y defendiendo la libertad de conciencia. "Escarré marcó unas pautas de hospitalidad y generosidad y, poco a poco, convirtió Montserrat en un símbolo de resistencia cultural y de catalanidad frente al régimen dictatorial", recuerda Solé.
El abad Escarré convirtió Montserrat en un símbolo de resistencia cultural y catalanidad frente al régimen franquista
En este contexto, en diciembre de 1970 tuvo lugar el famoso encierro en Montserrat, que se prolongó tres días y congregó a unos 300 intelectuales catalanes. El objetivo era protestar contra el Proceso de Burgos, el consejo de guerra franquista que condenó a muerte a varios militantes de ETA por el asesinato de tres personas. Muchos de los asistentes al encierro se involucraron posteriormente en la creación de la Assemblea de Catalunya en noviembre de 1971. "Esta organización no se fundó en Montserrat, pero hay una especie de continuidad y paralelismo. Todos sabían entonces que el monasterio estaba a favor de los valores democráticos, los avances sociales y la convivencia", precisa el historiador.
La Assemblea de Catalunya agrupó a la mayoría de los partidos, sindicatos y entidades sociales de Catalunya, desde la derecha nacionalista demócrata hasta algunos sectores de la extrema izquierda. Se disolvió en 1977, con la recuperación de la democracia parlamentaria, y entre sus principales demandas estaban la amnistía para los presos políticos de la dictadura y el restablecimiento del Estatuto de Autonomía de 1932 y las instituciones catalanas.
En clave política, Montserrat también fue escenario de la fundación de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). Al margen de la ley, un centenar de militantes aprovecharon la celebración del 75º aniversario del Fútbol Club Barcelona y el encuentro de peñas barcelonistas en el monasterio para crear un nuevo partido en torno a la figura de Jordi Pujol. Con el objetivo de reconstruir Catalunya, este embrión político agrupaba a personas alineadas con la socialdemocracia, el liberalismo y la democracia cristiana. "Utilizaron la gran concentración de gente para camuflarse y evitar la represión de la dictadura", concluye Solé.
Los abusos sexuales a menores salen a la luz
En este repaso de la historia de Montserrat también hay capítulos oscuros. En noviembre, se condenó por primera vez a un monje a dos años de prisión por abusos sexuales a un menor. Los hechos ocurrieron en 2019, pero la víctima no denunció al hermano Gabriel, entonces de 39 años y coordinador de un grupo de ocio para jóvenes cristianos, hasta 2021. Este es el primer caso de pederastia relacionado con el santuario que llega a juicio, pero no el único que ha trascendido.
En 2019 salió a la luz que el sacerdote Andreu Soler había abusado de al menos una docena de menores mientras era responsable del grupo scout de Montserrat entre 1971 y 1998. A raíz de rumores y denuncias internas, la abadía apartó al religioso en el año 2000, pero no lo denunció ante la Justicia. La primera persona que habló abiertamente de su experiencia fue Miguel Ángel Hurtado, quien actualmente lucha para evitar que prescriban las indemnizaciones de las víctimas. "El problema es que se ha puesto el foco en los agresores individuales y no en las dinámicas del sistema. Los monjes actuaban con impunidad porque nadie les ponía freno y no había ningún tipo de protección a la infancia", afirma en Públic.
Para Hurtado, una forma de reparación integral pasa por pedir disculpas no solo por los abusos, sino también por el encubrimiento, y garantizar la indemnización económica a todas las víctimas, incluso si el delito ha prescrito penalmente o el acusado ha fallecido. "Hace falta que haya consecuencias para las organizaciones que encubren los casos. No puede ser que Montserrat, los Jesuitas o los Maristas sigan recibiendo subvenciones públicas y todo tipo de reconocimientos como la Medalla de Honor del Parlament de Catalunya", protesta. Un grupo de víctimas pidió a la Mesa del Parlament que revocara la decisión de entregar recientemente la medalla a Montserrat porque representaba un acto de "violencia institucional", pero la cámara catalana no dio marcha atrás.
"Montserrat es un símbolo de Catalunya y su gestión de los casos de pederastia supone un ejemplo de buenas o malas prácticas para la población. Si la abadía los encubre, ¿por qué no lo harían otras instituciones? Es un referente moral y sabe que puede aprovechar su posición para exigir un trato de favor", denuncia Hurtado. El activista acusa a Montserrat de ondear la bandera catalana para "ocultar las vergüenzas" que, en cualquier otro espacio, "no serían toleradas".
El 'boom' turístico de Montserrat
Más allá de su historia y polémicas, Montserrat se ha convertido en un polo de atracción para miles de turistas, tanto locales como extranjeros, seducidos por las maravillas del monasterio y su entorno. La combinación única de naturaleza, religión y arte, junto con la facilidad de acceso mediante transporte público, ha impulsado el interés turístico en la zona. De hecho, casi 2,2 millones de personas visitaron el conjunto monástico durante 2023, un 36% más que en 2022, y se prevé que la cifra aumente aún más con las celebraciones del milenario, que comenzaron el 8 de septiembre de 2024 y finalizarán en diciembre de 2025.
La abadía de Montserrat, con mil años a sus espaldas, se mantiene como un estandarte vivo de la identidad catalana y enfrenta el reto de honrar su legado mientras responde con responsabilidad y transparencia a las demandas del presente. Con luces y sombras, el monasterio sigue siendo un faro para creyentes y no creyentes, un lugar donde la espiritualidad y la catalanidad se dan la mano.
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