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Monarquía o república: ¿qué modelo de Estado cuesta más a la ciudadanía?

Constituciones y leyes determinan con precisión las funciones de los jefes de Estado. Sin embargo, resulta casi imposible saber cuánto dinero cuestan al erario público las monarquías o qué incluyen las cifras que publican sus páginas web.

El rey Felipe VI recibe en audiencia al líder de Unidas Podemos Pablo Iglesias, en la segunda jornada de la ronda de consultas sobre la investidura de Pedro Sánchez. /EFE
El rey Felipe VI recibe en audiencia al líder de Unidas Podemos Pablo Iglesias, en la segunda jornada de la ronda de consultas sobre la investidura de Pedro Sánchez. /EFE

Conxa Rodríguez

¿Qué forma de Estado sale más barata a la ciudadanía, la monarquía o la república? No hay una respuesta concreta y precisa a esa pregunta. Hay varios factores que influyen, entre ellos el poder político y las funciones que acumule la jefatura del Estado en cada país. Actualmente en el mundo hay 43 Estados que son monarquías –15 de ellos pertenecen a la Commonwealth con Isabel II como cabeza del Estado– o formas hereditarias de Jefatura de Estado, desde Japón a Bután, sultanatos, los países del Golfo pérsico o las monarquías europeas. De estas últimas, sólo la española ha sido instaurada en la segunda mitad del siglo XX.

Constituciones y leyes determinan con precisión las funciones de los jefes de Estado. Sin embargo, resulta casi imposible saber cuánto cuestan exactamente al erario público las monarquías o qué incluyen las cifras que publican sus páginas web. Los presupuestos de los Gobiernos tampoco lo aclaran en su totalidad.

Si se trata de dinero, hay poca transparencia monárquica. Lo dice el profesor Herman Matthijs, de la Universidad de Bruselas, que ha estudiado algunos casos. "Las cuentas de las monarquías son opacas porque no se sabe lo que cuentan. Por ejemplo, tanto en monarquías como en repúblicas la seguridad de la Jefatura del Estado es responsabilidad del ministerio del Interior, y eso es mucho dinero; los viajes oficiales y/o representación diplomática van a cargo de Exteriores, y el cuerpo de funcionarios que los asiste a cargo de quién va… así que la Civil List [asignación y/o salarios a las Casas Reales] es sólo una parte del gasto", explica el profesor belga, que se presenta como flamenco-parlante, al otro lado del teléfono.

El caso más conocido, sobre esta discrepancia entre lo que se les adjudica y lo que realmente paga el erario público o los contribuyentes para su mantenimiento, es el de la monarquía británica –siempre la primera en todo-, a la que el Gobierno ha asignado este año 82,2 millones de libras (85 millones de euros), en lo que se conoce en Reino Unido como Sovereing Grant.  Esta cantidad representa el 25% de los beneficios del Crown State, un feudo de terreno e inmobiliaria insertado casi todo el centro de Londres, gestionado por el Gobierno con beneficios para la Corona. El porcentaje del 25% se asigna de 2017 a 2027 para pagar las reformas extra del palacio de Buckingham, y a partir de 2028 se reducirá al 15%, que era lo que se asignaba antes de 2017. 

En cambio, la monarquía británica cuesta unos 380 millones de euros si se incluye la seguridad de personas y edificios (110 millones), los beneficios del condado de Cornualles (35 millones para Carlos) y de Lancaster (75 millones para la Reina) que irían al heraldo público por ser feudos del Estado, adjudicados al monarca en siglos anteriores. Cada libra esterlina en esta diferencia de 85 a 380 millones de euros está contabilizada en el informe Royal Expenses. Counting the cost of the Monarchy.

La organización Republic calcula que la factura total de la monarquía británica asciende al sueldo de 15.000 maestros o 15.000 enfermeras. La reina Isabel II dispone de un último escollo de poder puesto que, en caso de que los partidos no lograran formar Gobierno tras unas elecciones, sería la soberana quien lo haría tomando parte activa en política; una eventualidad que no se ha producido en su longevo reinado, ni en el de su padre, tío, abuelo o bisabuelo.

Isabel II dejará de ser jefa de Estado en Barbados en 2021, según ha anunciado el Gobierno de la isla que se convertirá en república. A tenor del profesor Matthijs, "la decisión de Barbados puede desencadenar un efecto dominó". Pero más que el efecto Barbados, el académico se muestra interesado por lo siguiente: "¿Qué tipo de acuerdo pueden alcanzar Felipe VI y Pedro Sánchez sobre Juan Carlos I?". La respuesta, de momento, en el limbo.

El futuro del rey emérito no es el único interrogante abierto sobre la monarquía española (la segunda más barata en el fake ranking): también es un misterio el coste total de la institución en España. La Casa Real recibe 7,9 millones de euros de asignación, además de la seguridad, mantenimiento de edificios, flota de vehículos –depende del ministerio de Hacienda–, funcionariado –un centenar pagado por el ministerio de Presidencia–, viajes o lo que le cuesta a cada ayuntamiento de pueblo o ciudad que visita o escuela u hospital que inaugura.

Cada día que los reyes salen de casa implican un gasto para alguien, normalmente, instituciones públicas. ¿Qué empleados –la cocinera- entran en la asignación o dependen de los edificios –el jardinero-? La británica genera unos costes más de cuatro veces superior a lo asignado, de 85 a 380 millones. Por la misma regla de tres, y tirando hacia abajo, la monarquía española cuesta por encima de los 30 millones de euros al año. ¿Cuántos maestros o enfermeras caben en la cifra?

Comparación en Europa

Rachel Hammersley, de la Universidad de Newcastle (Reino Unido), se ha adentrado en las entrañas de la (su) monarquía de los mil años, exceptuando 11 en el siglo XVII. Aunque su línea es la historia, sobre el coste dice lo siguiente: "No soy fan de la monarquía y, especialmente, me enoja lo que nos cuesta al país porque refuerza el poder jerarquizado y aristocrático, aunque sé que los sistemas presidenciales tienen sus propios problemas". La profesora rebate el argumento de que la monarquía británica beneficia el turismo. "Estoy segura de que los turistas igual viajarían a Londres sin monarquía; los contribuyentes nos ahorraríamos una cantidad considerable de dinero si no tuviésemos que subvencionarlos", comenta la académica.

Por cercanía geopolítica, la comparación entre monarquías y repúblicas se limita a Europa. De los todavía (hasta el 31 de diciembre) 27 miembros de la Unión Europea, siete son monarquías y el resto repúblicas. A estas últimas las determina también el poder político que ostentan. Francia está sola en su división: es una república presidencialista en la que el presidente acumula amplias funciones ejecutivas y su presupuesto de 112 millones de euros anuales va en consonancia con esas funciones.

Al otro lado de la frontera francesa, la República Federal de Alemania ofrece un ejemplo de jefatura de Estado diferente. Al presidente lo elige una convención de parlamentarios (centrales y regionales), como en Italia o Grecia y, por consiguiente, se libran de elecciones y lucha partidista para escoger al jefe del Estado cuyas funciones son conocidas como "ceremoniosas": en esos países el presidente representa la unidad del país y como los reyes, firma leyes, nombra el Gobierno formado por los partidos a través de elecciones y es Jefe de las Fuerzas Armadas.

El presidente alemán es Frank-Walter Steinmeier, elegido para cinco años renovables otros cinco, su salario es de 222.723 euros anuales incluidos en los 20 millones de euros que cuesta el total de la presidencia. El presidente no tiene adjunto ni vicepresidente; lo sustituye, en caso de indisposición por cualquiera razón, el presidente del Parlamento. La República Alemana es de corte federal como la austriaca cuyo presidente, Alexander Van der Bellen, cobra 349.398 euros anuales y reside en un ala del antiguo Palacio Real de Viena.

Portugal, Finlandia, República Checa, Polonia, Hungría o Bulgaria, no obstante, son repúblicas parlamentarias por el vínculo entre la Jefatura del Estado y el Parlamento (Mesa o presidente), que es el legítimo representante del pueblo.

El presidente de la República de Irlanda, Michael D. Higgns, surge de elecciones y tiene adjudicado un salario de 249.014 euros anuales para los siete años de su mandato, que renovó en 2018 para otros siete renunciando al incremento que le correspondía. El presidente irlandés no puede abandonar el país sin el permiso de Ejecutivo. La presidencia de la República de Irlanda costó un total de 2,6 millones de euros en su último ejercicio y, como el resto, tiene funciones formales o ceremoniosas.

A diferencia de la modesta República Irlandesa, la italiana viene a ser la despilfarradora de Europa con 228 millones de euros -l–a presidencia reproduce los tres poderes, ejecutivo, legislativo y judicial, con legión de cargos y funcionarios– aunque el presidente, Sergio Mattarella, recibe un salario de 230.000 euros anuales. No es de extrañar que hayan votado hace unos días a favor de reducir el nombre de diputados; Alemania ya fusionó hace unos años el número de ayuntamientos con el objetivo de eliminar funcionarios.

Cerca en la geografía y lejos en los gastos de Italia, Grecia ha optado por una presidencia de mínimos, en funciones, y low cost que ahora ocupa la primera mujer, Katerina Sakellaropoulou, procedente de la judicatura, con un salario de 138.732 euros al año, con sede en el Nuevo Palacio Real de Atenas. La presidenta es elegida para cinco años por el Parlamento. Grecia presenta una historia similar a la de España. Ésta es la Tercera República habiendo experimentado la primera de 1924 a 1935 y la segunda, con gobierno militar, de 1973 a 1974. A la tercera ha ido la vencida. Ambos países fueron gobernados por militares en etapas del siglo XX. La presidencia griega ha tomado modelo de la alemana enlazando la Jefatura del Estado con el Parlamento; y el mínimo en funciones y en cuerpo de funcionariado que, como Irlanda, sale a 2,6 millones de euros el año.

Aunque el sueldo de los presidentes de las repúblicas se publica en sus webs, calcular el coste de la presidencia resulta tan azaroso como el de las monarquías a pesar de que las cifras son menores a excepción de Italia.

Entre los partidarios de la monarquía española, Emilio Lamo de Espinosa escribía en agosto en El País, "diez razones, pero seguro que hay más" para mantenerla. Una de ellas es la de la legitimidad. Espinosa aduce que España votó el sistema monárquico en 1978 (a favor un 87,78% del 58,97% del censo electoral) sabiendo que a Juan Carlos lo había elegido Franco, y eso le otorga la legitimidad necesaria, ¿y perpetua?.

El sociólogo leonés Mauro Guillen, de la Universidad de Pennsylvania, ha publicado un estudio que concluye que los países con mayor Producto Interior Bruto, es decir los que producen mayor riqueza, son monarquías. Para ello ha tomado las cifras de 137 países, desde 1900 a 2010, y las ha relacionado en una especie de túrmix para llegar a la afirmación citada. "No me esperaba conseguir los resultados obtenidos, pero es así: los países de mayor PIB o más ricos del mundo son monarquías", concluye Mauro con firmeza a través de zoom y de su análisis.

Al margen de las conclusiones y la rigurosidad de su estudio, que abarca 110 años, Mauro Guillen añade que "con la abolición de la monarquía, España no resolvería sus graves problemas territoriales o económicos". Monarquía o república, las hay de todo tipo, medida y presupuesto. A la consigna de ¡Viva España y Viva el rey!, le falta añadir ¡Viva el Orden y la Ley!, la que prohíbe al jefe del Estado corromperse.

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