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Un mes de las acampadas por Palestina: triunfos históricos y resistencia estoica en las universidades

Desde que arrancaron las movilizaciones estudiantiles por Gaza en la Universitat de València, estos asentamientos han revelado el profundo poder transformador de una juventud concienciada y comprometida con las injusticias sociales.

29/05/2024 Universitarias acampadas en la Universitat de Barcelona.
Universitarias acampadas en la Universitat de Barcelona. Foto cedida por las universitarias de la Universitat de Barcelona

El 29 de abril se prendía por primera vez en España la mecha de las acampadas universitarias propalestina contra el genocidio israelí en la Franja de Gaza. Los estudiantes de la Universitat de València, en consonancia con los esfuerzos realizados por los estudiantes de países como EEUU, Francia o Japón, se sumaban a lo que acabaría derivando en un movimiento social global de protesta contra la connivencia entre las instituciones públicas y el Estado de Israel.

Sin experiencia previa y sin apenas medios para garantizar la pervivencia de las movilizaciones en el medio y largo plazo, los estudiantes acampados en la Facultad de Filosofía de la Universitat de València pusieron en marcha la cuarta acampada de Europa gracias al impulso de BDS País Valencià (Boicot, desinversió i sancions) y Estudiants per Palestina. En ese momento desconocían que se convertirían en el germen de las movilizaciones estudiantiles por Palestina en España.

Desde entonces, en España se han ido formando progresivamente asentamientos masivos en Barcelona, Euskadi, Navarra, Sevilla, Madrid, Alacant, Málaga y Granada, entre otras ciudades. A nivel global, según revela el mapa interactivo Students For Gaza, que ofrece una panorámica de todas las universidades donde hay organizadas acampadas, ya hay 188 de ellas en lucha: Sciences Po de París, Los Ángeles, Sheffield, Birsmane, Universidad Nacional Autónoma de México, Bristol, Mánchester, Leeds y Newcastle son algunas de ellas. 

En España muchas universidades han logrado, gracias a su tenacidad y resistencia frente a la represión institucional, que sus respectivos rectorados accedan a todas o buena parte de sus peticiones y corten vínculos con empresas y centros académicos israelíes. Otras continúan ejerciendo presión y sobreponiéndose, a pocas semanas de examinarse de los finales, al cansancio y a las inclemencias climáticas propias de comienzos del verano.

Una estudiante de la Universidad de Salamanca: "Los jóvenes estamos zarandeando todo el tejido político de la ciudad que parecía estancado"

En cualquiera de los dos casos, estas acampadas se han erigido como un referente histórico en la lucha por Palestina en todo el país y han revelado el profundo poder transformador de una juventud concienciada y comprometida con las injusticias sociales. "Los estudiantes tenemos que ser conscientes de que la universidad juega un papel clave en todo esto, pero los jóvenes somos quienes estamos zarandeando todo el tejido político de la ciudad que parecía estancado", alega orgullosa a Público una estudiante acampada en la Universidad de Salamanca que prefiere no revelar su identidad.

La alumna añade con determinación que, en perspectiva con el resto de acampadas del mundo, "podemos ser un precedente en este momento, viendo que lo institucional no funciona y que somos la fuerza de presión para el cambio". 

Un ejemplo de transformación social contra el genocidio

La fuerza motora de las protestas estudiantiles ha puesto de manifiesto el poder arrollador de las movilizaciones de cara a lograr cambios en las estructuras institucionales, en este caso las académicas. Hay quienes hablan de esta vorágine de protestas como una suerte de "germen del 15M" o encuentran claros paralelismos con las protestas de Mayo del 1968. Incluso hay quienes han llegado a describir esta oleada de lucha como una suerte de "primavera palestina", debido al hondo impacto que están teniendo las acampadas en el mundo entero.

Con independencia de los calificativos que se empleen para etiquetar el movimiento propalestino interuniversitario, es innegable que los estudiantes están poco a poco cosechando victorias. Los esfuerzos de los universitarios se han traducido, en el caso de la Universitat de Barcelona (UB), la de Granada, Burgos, Santiago o la Pablo Olavide de Sevilla, en cambios efectivos en la relación de los centros docentes y las empresas que colaboran con el genocidio israelí en la Franja de Gaza.

Víctor Rocafort, profesor en la Universidad Complutense de Madrid, asegura que las movilizaciones estudiantiles en España y el resto del mundo han influido en la posición internacional frente al genocidio. "El gobierno norteamericano se ha visto forzado a pedir más contención a Israel y España ha reaccionado dando el paso, insuficiente pero de cierto simbolismo, de reconocer el Estado palestino", alega a este medio el docente.

A su parecer, las decisiones que España ha tomado recientemente a favor de Palestina no se hubieran dado sin la movilización en las universidades. En este sentido, Rocafort estima que "una vez más se ha demostrado que la acción política desde abajo, organizada a través de la participación política democrática de las personas más jóvenes, resulta efectiva incluso en un ámbito tan difícil de mover como es la política internacional".

El papel de los docentes organizados en torno a la Red Universitaria por Palestina de Madrid, que aglutina a más de 300 profesores de esta región, ha sido determinante durante este mes de reivindicaciones. Solidarizados con las acciones cívicas del alumnado y movilizados contra el genocidio, los maestros de esta red han llegado a sustituir a los propios alumnos en tareas de seguridad, limpieza e incluso han impartido clases al aire libre para facilitar el periodo de exámenes a los acampados. 

"Nuestro papel ha sido de apoyo secundario y de ayuda al estudiantado, que ha sido quien ha liderado la movilización, son ellos quienes llevan durmiendo más de tres semanas con el frío y la incomodidad que supone este campamento improvisado", declara Rocafort. El profesor considera que la presencia de docentes en estos movimientos puede haber ayudado a evitar la criminalización de las protestas "pacíficas y por los derechos humanos básicos" del estudiantado. "Se trata de una forma de reivindicación por una causa justa y extraordinariamente urgente como es la detención de un genocidio", explica.

Algunas de las estrategias que ha desplegado el estudiantado de toda España han ido desde la ocupación de rectorados en el caso de Madrid y València para aumentar la presión a las instituciones y obligarlas a dialogar, hasta la convocatoria de concentraciones contra el genocidio en los mismos espacios de la acampada (una de las más señaladas tuvo lugar por el 76 aniversario de la Nakba). También cortes de calles, performances y la celebración de conciertos solidarios y talleres formativos sobre la realidad política y social de Gaza, todas ellas impartidas por reconocidos activistas y docentes en el marco de unas jornadas culturales por Palestina

Víctor Rocafort, profesor en la UCM: "Se ha demostrado que la acción política a través de la participación democrática de las personas jóvenes resulta efectiva"

Desde la acampada recién desmantelada de Barcelona apuntan a que sus triunfos han sido fruto de largas semanas de diálogo con los rectorados. "Se ha alcanzado lo máximo a lo que podíamos aspirar de la acampada, herramienta de presión directa a la UB y ahora toca la difícil tarea de traducir todo este esfuerzo y todas estas redes de lucha en presión en otros centros de estudios", traslada a Público Marc, estudiante del Máster de Ingeniería Industrial de la UPC. 

Después de casi 20 días de protestas, consiguieron que el Consejo de Gobierno de la Universidad aprobase el pasado miércoles una moción de apoyo a Palestina que incluía la ruptura total de las relaciones con instituciones y empresas israelíes con las que la UB colaboraba. Los estudiantes catalanes, sin embargo, siguen vigilantes y señalan la todavía vigente complicidad de la Generalitat y el Gobierno central con el régimen de Netanyahu. Ambos, sostiene Marc, "tienen el descaro de vender armas a Israel mientras públicamente reconocen un indefinido estado palestino". 

En el caso de la Universidad de Granada, la primera en Andalucía en sumarse a las movilizaciones estudiantiles, ésta concluyó las protestas el pasado 8 de mayo tras lograr sus objetivos iniciales. El Consejo de Gobierno del centro aprobó, después de semanas de presiones, suspender toda colaboración con las instituciones israelíes durante el asedio a Gaza.

29/05/2024 Estudiantes acampadas en una reunión en la Universitat de Barcelona.
Estudiantes acampadas en una reunión en la Universitat de Barcelona. Foto cedida por las estudiantes de la Universitat de Barcelona

Algo más agridulce fue el levantamiento de las acampadas en la Universitat de València: tras 19 días de protestas y la movilización de centenares de personas en esta región, los estudiantes anunciaron el pasado 17 de mayo el fin de sus movilizaciones sin haber logrado que las instituciones cumplieran sus demandas. Sin embargo, en su momento comunicaron que, a pesar de no seguir acampados, continuarían ejerciendo presión mediante otras acciones como el corte de carreteras y la convocatoria de concentraciones puntuales.

Tanto los estudiantes acampados en los exteriores de la Facultad de Medicina en la Universidad Complutense de Madrid como los de la UB y los acampados en Granada aluden al elevado desgaste derivado de largas semanas de acampada: "Nos encontramos agotados física, mental y políticamente. Este tiempo hay quien ha dormido prácticamente tres semanas enteras en saco de dormir, sobre grava en el mejor de los casos y losas de piedra en el peor", señala a Público un estudiante que estuvo acampado en la UB hasta el último día. 

"Muchos habíamos tenido que hacer grandes esfuerzos de compaginación, despertándonos a las 6.00 horas de la mañana en muchos casos para poder volver a nuestro espacio de trabajo o estudio antes de retornar por la noche", sostiene un universitario de la Universidad de Jaén, donde las acampadas llevan en activo 17 días. Además, explica, las temperaturas que han variado desde los 9ºC algunas noches hasta los 37ºC de los últimos días han afectado negativamente. 

Al cansancio y la lentitud de las negociaciones con los rectorados se ha sumado, en esta última semana, la irrupción violenta de grupos de ultraderecha en las áreas de la acampada con el fin de increpar a los estudiantes. Días atrás, varios neonazis trataron de reventar la acampada propalestina de la Universitat de les Illes Balears (UIB) agrediendo a algunos protestantes. Del mismo modo, este lunes la Policía detuvo a tres ultras por hostigar a varios estudiantes de la acampada en la UCM, coreando consignas neonazis.

Una sólida infraestructura logística autoorganizada

El aguante, contra viento y marea, de los alumnos en decenas de centros docentes del mapa español habría sido imposible sin una sólida organización colectiva. Los grupos de trabajo autoorganizados no sólo han sido clave para asegurar a lo largo de este mes frenético el sostén material de los alumnos acampados, sino también su sustento moral y emocional.

"Gracias a la coordinación hemos conseguido que un grupo de personas se movilice hacia un fin común permitiendo un trabajo autoconstruido que no solo ha contribuido a la consecución de nuestros objetivos sino que también ha aportado espacios de reflexión y aprendizaje", resaltan varios miembros de la Universidad de Jaén. 

Aunque afirman que el rectorado ha cedido ante muchas de sus demandas como el cese de los acuerdos con universidades israelíes y la creación de una comisión de seguimiento de futuros acuerdos, estos estudiantes persisten en su afán de ir más allá. "Nuestra lucha seguirá ya que mantenemos la exigencia a un alto al fuego, la ruptura de relaciones diplomáticas, institucionales y económicas, deportivas y culturales con Israel y el cese de la compraventa de armas y tecnología militar y de seguridad con Israel", sostienen con determinación varios estudiantes.

Estudiantes de la Universidad de Jaén: "Hemos conseguido que un grupo de personas se movilice hacia un fin común permitiendo un trabajo autoconstruido"

Desde las acampadas de la Universidad de Salamanca, donde las negociaciones con el centro siguen en curso, destacan de igual modo la maquinaria logística que les ha permitido hasta ahora mantener la protesta a flote durante dos semanas enteras.

"Las semanas se van notando, supone echarle tu tiempo a la acampada a nivel organizativo, logístico, de cuidados, turnos de trabajo y de convivencia etc, sin embargo, a pesar del agotamiento, nos anima contar con el apoyo de todas las que estamos acampadas y las que nos traen comida, mantas, tiendas, proponen actividades, participan en las asambleas o acuden a las concentraciones", subraya Coral, portavoz del Bloque por Palestina de Salamanca

En esta Universidad viven desde hace días un estancamiento de los acuerdos con la institución que, según denuncian los estudiantes, no han cumplido la mayor parte de las veces con los plazos de petición de las reuniones, llegando incluso a faltar a las mismas. Además, explican, "creemos que nos intentan marear y dilatar lo máximo posible la negociación, por lo que estamos recurriendo a unos acuerdos de mínimos como en otras universidades". Se espera que los pactos se alcancen entre este miércoles y el transcurso del fin de semana, de lo contrario prevén una escalada de las acciones de presión.

En el caso de Madrid, el Campus de Medicina transmutó de la noche a la mañana en un complejo entramado destinado a cubrir las necesidades comunes de forma colaborativa y asamblearia: turnos fijados para vigilar durante las noches, puestos específicos para recoger las donaciones de comida y materiales, grupos de cocina y de limpieza, zonas de estudio habilitadas etc.

El Bloque Interuniversitario de Palestina de Madrid, apoyado por organizaciones propalestinas como Samidoun, BDS o Al-Yudur, ya cuenta con más de 500 tiendas sembradas por toda la zona próxima al metro de Ciudad Universitaria. Los manifestantes planean resistir estoicamente frente a las adversidades y al cansancio acumulado hasta que la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), que agrupa a 76 universidades españolas, acceda a sus demandas, concretadas en cinco puntos esenciales.

Entre éstos se hallan la condena clara y explícita contra la destrucción deliberada de las universidades palestinas en la Franja de Gaza, la exigencia de un alto el fuego inmediato y permanente y el fin de la colaboración con las universidades israelíes que se relacionen con el genocidio en Palestina. También la ruptura de relaciones diplomáticas entre Israel y el Gobierno de España.

Esta semana 27 niños han muerto como resultado de la desnutrición en la Franja de Gaza

Este último punto sigue desoído por el Ejecutivo nacional, que continúa sin imponer sanciones a Israel por los ataques diarios en los territorios palestinos y el bloqueo a la ayuda humanitaria. Mientras el Gobierno ignora las peticiones estudiantiles, Intermón Oxfam alertaba esta semana de que la hambruna es "inminente" en el norte de la Franja, donde permanecen atrapadas alrededor de 300.000 personas y 27 niños han muerto como resultado de la desnutrición

La CRUE emitió el pasado 9 de mayo un comunicado con el que llamaban al cese inmediato de las operaciones militares de Israel y abrían la puerta a la suspensión de convenios con universidades israelíes, así como a la acogida de universitarios palestinos. Sin embargo, las palabras de los rectorados todavía no se han materializado en hechos y tanto docentes como alumnos reprochan la "falta de voluntad de diálogo" por parte de la UCM.

Con todo, Rocafort apunta esperanzado a que, "de cara a la transformación social, la semilla ética y política, los lazos de resistencia que han surgido en los campus frente al genocidio y el ecocidio, dará sus frutos en los movimientos y el ciclo político por venir".

Continúa el genocidio sobre la Franja de Gaza

Este martes el Ejecutivo de Pedro Sánchez anunciaba el ansiado reconocimiento del Estado palestino junto a sus homólogos de Irlanda y Noruega. Se trata de un gesto para los estudiantes tardío e insuficiente, que no ofrece soluciones inmediatas a la masacre perpetrada por Israel.

Según datos de la UNRWA, desde el 7 de octubre el Ejército israelí ha asesinado a más de 36.000 palestinos en Gaza, el 75% de ellos mujeres y niños. Cifras que las autoridades gazatíes insisten en que están desactualizadas, ya que estiman que hay al menos 10.000 personas bajo los escombros.



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