Este artículo se publicó hace 3 años.
Melilla refuerza su perímetro fronterizo de forma preventiva por temor a entradas masivas como en Ceuta
Delegación del Gobierno descarta, de momento, desplegar las Fuerzas Armadas, mientras que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afirma que el Gobierno defenderá a todos los españoles "ante cualquier desafío y con todos los medios necesarios".
Victoria Lobo
Melilla-Actualizado a
Melilla mira expectante a Ceuta tras la entrada irregular de más de 8.000 ciudadanos marroquíes este pasado lunes. La pasividad de la gendarmería, que permitió el acceso a miles de personas migrantes en la ciudad hermana en tan solo 24 horas, hizo saltar las alarmas cuando esa misma noche 300 subsaharianos trataron de entrar a Melilla a la carrera, bordeando las rocas del Dique Sur, y 85 de ellos lo consiguieron.
A ello se suma el intento de entrada de otros 70 migrantes subsaharianos en esta pasada noche. Trataron de acceder saltando el vallado en la zona de Dique Sur, pero fueron repelidos por gendarmes marroquíes y ninguno logró entrar.
El intento de entrada de otros 70 migrantes subsaharianos en esta pasada noche
En vista de estos sucesos y ante el temor de ver Melilla colapsada por la presión migratoria derivada de una hipotética entrada masiva, la delegada del Gobierno en la ciudad, Sabrina Moh, anunció este martes el refuerzo de todo el perímetro fronterizo terrestre y marítimo de la ciudad autónoma y el incremento de la labor de vigilancia y control del helicóptero de la Guardia Civil.
La medida estrella es la creación de un centro de coordinación (CECOR), compuesto por la Jefatura Superior de la Policía Nacional, la Guardia Civil, la Policía Local y la Comandancia General de Melilla (Comgemel). Este organismo se encargará de evaluar la situación y determinar si es necesario activar al Ejército, si bien la delegada descartó en un primer momento el despliegue de las Fuerzas Armadas en Melilla como solicitó el presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, siguiendo la estela de Ceuta.
Entre vítores y abucheos
Esta batería de medidas tiene varios objetivos. Por un lado, reforzar la vigilancia y el control de las fronteras de las ciudades españolas en el norte de África, así como demostrar el compromiso del Ejecutivo nacional con estos territorios extrapeninsulares que, junto con Canarias, componen la Frontera Sur de Europa. Por el otro, recordar a Marruecos que tanto Melilla como Ceuta son españolas y europeas con todo lo que conlleva.
Al menos esta fue la intención que trató de transmitir el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su comunicado institucional y posterior visita exprés a ambas ciudades autónomas. Viaje de urgencia para conocer de primera mano la situación en las dos localidades y recalcar la soberanía española acompañado del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
Viaje de urgencia de Sánchez para conocer de primera mano la situación en las dos localidades y recalcar la soberanía española acompañado del ministro del Interior
Ambos políticos llegaron al Palacio de la Asamblea de Melilla pasadas las ocho de la tarde para reunirse con las autoridades locales. Frente al edificio se concentraron centenares de personas que coreaban diferentes cánticos y gritos. Se entremezclaban aplausos y vítores de ‘Presidente, presidente’ con abucheos que pedían su dimisión al grito de ‘Fuera, fuera’, todo ello tras un férreo cordón policial que evitó cualquier tipo de acercamiento por parte de los asistentes. Una hora más tarde, el presidente del Gobierno abandonó la Asamblea mientras en el exterior se mantenía el griterío polarizado y Marruecos seguía sin emitir ningún comunicado al respecto de los acontecimientos.
No es ningún secreto que Marruecos detesta las visitas de los dirigentes españoles a Ceuta y Melilla, ciudades que en más de una ocasión el reino alauí ha tachado de enclaves ocupados. Hasta ahora los políticos españoles han tratado de no molestar al país vecino reduciendo los viajes a la mínima expresión con el fin de evitar generar malestar en un socio de la Unión Europea, responsable en parte del control de la inmigración irregular por la política comunitaria de externalización de fronteras.
No es ningún secreto que Marruecos detesta las visitas de los dirigentes españoles a Ceuta y Melilla
La visita de Sánchez es la quinta que realiza un presidente del Gobierno. La primera fue de Adolfo Suárez en el año 1980, seguida de la del popular José María Aznar en el 2000 y por la de José Luis Rodríguez Zapatero en el 2005. Mariano Rajoy visitó Melilla en el 2015 y este 2021 ha sido el turno de Pedro Sánchez. Más espaciosas en el tiempo son las visitas de los monarcas. Felipe VI y Leticia no incluyeron en su ruta post-covid ninguna de las dos ciudades autónomas.
Melilla y Ceuta, ciudades hermanas
Los melillenses pasaron la noche del lunes al martes en vilo, pendientes de los hechos que vivían los ceutíes y temerosos de que esta ciudad se convirtiera también escenario de una llegada masiva de personas sin ningún tipo de control y sin capacidad de reaccionar para hacer frente a una acogida humanitaria de tal envergadura en medio de la crisis sanitaria por covid-19.
Solo el helicóptero de la Guardia Civil rompía el silencio de una calma tensa a la espera de conocer las acciones del Gobierno en respuesta a la omisión de Marruecos de proteger el perímetro fronterizo como establecen los acuerdos internacionales alcanzados con España y la Unión Europea.
La crisis migratoria de Ceuta y la tensión generada en Melilla son la consecuencia de una crisis diplomática derivada de la acogida de carácter humanitario que llevó a cabo España hace unas semanas, cuando permitió el ingreso en un hospital de Logroño del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, enfermo de covid-19.
A pesar de que el Ejecutivo español niega cualquier vinculación entre ambos sucesos, la embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich, apuntó ayer de forma velada que "hay actos que tienen sus consecuencias" como ya advirtió Marruecos hace diez días en un comunicado en el que afirmaba que esta acogida conllevaría consecuencias.
Estas consecuencias se han plasmado en la actual crisis que vive Ceuta y el temor infundado en Melilla. Poco más de 380 kilómetros separan a ambas ciudades autónomas en el norte del continente africano. Ceuta tiene 84.829 habitantes en 18,5 kilómetros cuadrados, mientras que Melilla tiene 84.689 en 12,3 kilómetros cuadrados, según los últimos datos del censo. En ambos casos, representantes de cada una de las comunidades que conviven estiman en algo más del 55% de la población está compuesta por españoles musulmanes, siendo cerca del 45% restante cristianos y contar con una minoría hebrea e hindú.
Melilla y Ceuta son dos ciudades políticamente españolas y europeas, y geográficamente africanas. Ambas forman parte de una de las fronteras más desiguales del mundo, dado que la renta per cápita de España es de 29.600 dólares, frente a los 3.204 dólares de Marruecos. Esta diferencia lleva a muchas familias marroquíes a tomar la decisión de cruzar la frontera con la intención de buscar un futuro mejor aún poniendo en riesgo sus propias vidas.
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