Este artículo se publicó hace 4 años.
Movilidad sostenibleEl mapa global de la bici: un virus bueno que se expande en casi todas las grandes ciudades
Las principales ciudades de Europa impulsan medidas para fomentar el uso de la bici e impedir que la estigmatización del transporte público se traduzca en un incremento del coche.
Alejandro Tena
Madrid-Actualizado a
El cambio de las ciudades es inevitable. La crisis climática ya había puesto sobre la mesa la necesidad de transformar los entornos urbanos y, ahora, la emergencia de la covid-19 ha detonado nuevos avances –algunos de ellos temporales– destinados a desterrar el coche de los principales núcleos metropolitanos europeos e incentivar el uso de la bicicleta y el transporte activo a pie.
De Londres a París, pasando por Bogotá, Barcelona o Granada. Son muchos los consistorios que han impulsado políticas de movilidad para evitar que el temor al contagio en el transporte público se convirtiera en una excusa para incrementar el uso diario del automóvil. En algunos casos, las políticas no son novedosas, sino que continúan una tendencia de reconversión verde iniciada años atrás. En otros, se muestra una tímida reacción ante la necesidad de aumentar los distanciamientos sociales por el coronavirus. En cualquier caso, los hechos muestran un claro distanciamiento entre los principales municipios españoles y las grandes urbes de Europa.
Este es un breve mapa de la movilidad poscovid: más kilómetros para la bici, calles pacificadas con reducción de velocidad, supermanzanas y la búsqueda de un aire limpio.
España, poca ambición para relegar el coche al pasado
El Estado español es quizá el más atrasado en cuanto transformaciones locales en materia de movilidad. Desde el propio Gobierno central se ha dado un paso firme para rescatar el sector del automóvil con un paquete de ayudas de 515 millones de euros para fomentar la compra de nuevos vehículos. Una política que contrasta con las palabras de Teresa Ribera, vicepresidenta para la Transición Ecológica, que ha insistido durante toda la pandemia en la necesidad de impulsar el uso de la bicicleta y el transporte público durante la nueva normalidad.
Madrid, una de las ciudades más contaminada por las emisiones asociadas a los coches, ha realizado escasas transformaciones en su estructura urbana. Si bien es cierto que el alcalde Martínez-Almeida cerró al tráfico 36 de las principales arterias de la capital, fue una medida coyuntural destinada a mantener el distanciamiento social durante las primeras fases de la desescalada. Aunque no se han materializado nuevos kilómetros destinados a la movilidad en bicicleta, los usuarios se han lanzado a la calle a golpe de pedal, en tanto que los últimos datos de Bicimad –el servicio público de bicicletas– hablan de un récord de uso en el mes de junio, con un total de 434.640 usos, es decir, un 13,01% más que el año anterior y la cifra más alta de todo el registro. Además, el Consistorio dirigido por José Luis Martínez Almeida ha anunciado el desembarco de 4.800 bicicletas más a la ciudad que serán gestionadas por operadores privados.
El Consistorio dirigido por Ada Colau ha puesto a Barcelona a la cabeza de España en materia de movilidad activa. La capital catalana anunció 21 kilómetros nuevos de carriles reservados para el uso seguro de la bicicleta, 12 km adicionales reservados para la movilidada a pie de los peatones, seis nuevos tramos de autobús y el cierre de 51 calles al tráfico.
Granada, junto con Madrid y Barcelona, es una de las ciudades más afectadas por la contaminación, según el último informe de calidad del aire de Ecologistas en Acción. Ante esto, el Ayuntamiento ha alcanzado un acuerdo prácticamente unánime entre todas las formaciones políticas para pacificar el espacio urbano. Aunque no se han creado nuevos carriles para la bicicleta, se ha mejorado la comunicación de los existentes, de modo que se pueda recorrer de manera conexa cerca de 75 kilómetros de ciudad pedaleando. Además, el ejecutivo nazarí ha limitado a 35 km por hora la velocidad de los coches en el centro del área metropolitana, con la intención de disuadir del uso del vehículo privado.
Francia, el país que aspira a ser verde
No es casualidad que la mayoría de los Ayuntamientos franceses hayan caído en manos de Los Verdes en las pasadas elecciones. El país galo es, sin lugar a dudas, el que más energías está poniendo para dar prioridad a la movilidad sostenible y fomentar el uso de la bicicleta en los entornos urbanos. Tanto es así, que desde el 1 de marzo se han anunciado en todo el país 1.997 kilómetros nuevos destinados al transporte a pedal, según los datos recopilados por la Federación Europea de Ciclistas (ECF, por sus siglas en inglés).
París, el Ayuntamiento dirigido por Anne Hidalgo, es una de las referencias a nivel mundial. Sus políticas de movilidad sostenible van más allá de la pandemia, ya que desde que llegó al poder por primera vez en 2015 ha impulsado medidas pioneras para la ciudad como la prohibición del tráfico motorizado por las orillas del río Sena. Sin embargo, la pandemia ha conseguido acelerar algunos de los planes que el Ayuntamiento parisino tenía previsto desarrollar a largo plazo, como la creación de 50 kilómetros nuevos destinados a la bicicleta y los patinetes eléctricos, el cierre parcial al tráfico de algunas de las arterias principales de la capital como la Rue de Rivoli, o la peatonalización de los alrededores del Canal de Saint-Martin.
Enric Bonet, corresponsal en París, informa para Público cómo la pandemia ha terminado de transformar una ciudad cada vez más repensada hacia la bicicleta. "Ha sido algo progresivo que empezó en diciembre. Con las huelgas de transporte público la gente empezó a usar más la bici y desde entonces se ha observado un aumento importante de su uso".
Lyon, por su parte, es la segunda ciudad francesa que más kilómetros de ciudad ha destinado al uso de la bici desde que se inició la pandemia. Según los datos de ECF, la ciudad del Ródano ha anunciado ya 33,4 km adicionales para los transportes sostenibles, un espacio que se ganará a costa de los coches y que irá acompañado de la pacificación de otros 25 km de ciudad con restricciones a la velocidad del automóvil que permitan disuadir a la población de su uso.
Grenoble, el laboratorio de las políticas verdes francesas, también destaca por sus transformaciones en materia de movilidad. Su alcalde, Éric Piolle, ha creado una veintena de kilómetros de carriles bicis y plantea otros 44 km adicionales para dentro de dos años. Además, las políticas de desconfinamiento llevaron a esta ciudad alpina a delimitar otros 18 kilómetros provisionales para el uso del transporte activo sostenible.
Italia y las ayudas a la nueva movilidad
El Gobierno de Giuseppe Conte ha incentivado la compra de vehículos sostenibles como la bicicleta eléctrica, el patinete o los segways. Para ello, ofrece ayudas que cubren hasta el 60% del total del valor total, por lo que en los últimos meses las ventas se han disparado. Tanto es así, que durante el mes de mayo se vendieron 600.000 bicicletas nuevas en todo el país transalpino, con un gasto medio por italiano de 300 euros, tal y como informa el Corriere della Sera.
Roma, según informa para Público el corresponsal Manuel Tori, ha experimentado un auge de las nuevas formas de movilidad con el desembarco de los patinetes eléctricos, privados o eléctricos, como transporte preferido. Para dar cobertura espacial a este tipo de vehículos –que permiten descongestionar el transporte público y reducir el uso del coche– la ciudad del Laccio pretende crear cerca de 50 kilómetros nuevos que garanticen la seguridad a los conductores. Sin embargo, solo se han materializado 6,2 kilómetros, según detalla la ECF.
Si hay una ciudad pionera en Europa en utilizar la nueva movilidad como arma contra la emergencia de la covid-19 es Milán. La localidad lombarda lleva años a la cabeza de Europa en el desarrollo de protocolos anticontaminación y en la implementación de zonas de bajas emisiones por todo el área metropolitana. Quizá por ello, el Ejecutivo local fue uno de los primeros en anunciar nuevas reestructuraciones en favor de la bicicleta y el transporte sostenible de cara a la nueva normalidad. De está forma se han creado 32 kilómetros nuevos para pedalear con seguridad y se ha reducido la velocidad de los coches a 35 km por hora en las principales calles del centro. Además se ha anunciado la llegada de 6.000 scooters eléctricas de alquiler que permitirán disuadir a los ciudadanos del uso del coche. El plan Strada Aperta estará vigente durante todo el verano y ha saltado a la fama por su fácil implementación, ya que para reestructurar el área metropolitana simplemente se han dispuesto de nuevas señalizaciones pintadas sobre el asfalto, sin requerir de una gran inversión en obras.
Reino Unido
La pandemia ha provocado que en todo el Reino Unido se incremente el uso de la bicicleta de manera exponencial. Tanto es así, que la subida de los ciclistas urbanos parece haber aumentado un 100% entre el 16 de marzo y el 1 de junio, en comparación con el mismo periodo de tiempo del año 2019. "Durante el confinamiento a los británicos se les permitía salir de casa para hacer ejercicio. Las tiendas de bicicletas permanecieron abiertas, catalogadas de necesarias como los super de comida", informa para Público, Conxa Rodríguez, corresponsal en las islas británicas.
Londres es sin duda la ciudad que más se ha visto afectada con la creación de 25 km nuevos de carriles para el uso del transporte sostenible y el ensanchamiento de 1,8 km de aceras para que los peatones puedan respetar la distancia de seguridad. Esta es una de las razones por las que la capital inglesa se ha convertido en noticia, al difundirse imágenes en las redes sociales con algunas de las calles principales abarrotadas de ciudadanos circulando sobre sillín y dos ruedas. En cualquier caso, se trata de una urbe que, desde los años noventa experimenta una gran transformación en favor de los ciclistas. Tanto es así, que según informa Rodríguez, los datos de Transport for London hablan de un incremento notable de los viajes diarios, que han pasado de los 270.000 que había en 1993 a los 730.000 en 2016.
Donde la bici ya existía
Mientras algunas ciudades se adaptan a las nuevas formas de movilidad, algunos países Europeos apenas han tenido que realizar cambios en sus estructuras urbanas, ya pensadas en torno a la bicicleta. En Alemania, ciudades como Berlín, han aprovechado la coyuntura para implementar 22 kilómetros adicionales a la extensa red de carriles bici. A otras como Düsseldorf, les ha bastado con añadir sólo 2 kilómetros a la red existente. En Holanda, un país donde la bicicleta sirve incluso como reclamo turístico, apenas se han añadido cambios. Rotterdam es, seguramente, la ciudad que más novedades ha desarrollado, al ensanchar cerca de tres kilómetros de aceras para garantizar el distanciamiento social.
América también quiere pedalear
En el continente americano, el más afectado por las consecuencias de la pandemia, algunas ciudades están fomentando el uso de los transportes sostenibles y protegiendo al peatón frente a los coches. Bogotá, la capital de Colombia, es quizá el lugar donde se han anunciado los planes más ambiciosos, ya que a los 550 kilómetros de carriles para la bicicleta y los patinetes existentes, se han añadido otros 117 kilómetros de "ciclorrutas" que funcionan de manera temporal entre las seis de la mañana y las siete y media de la tarde.
En Nueva York, el alcalde Bill de Blasio, también ha iniciado un nuevo plan para reestructurar la ciudad que incluye al menos 65 kilómetros de calles peatonalizadas y otros 16 destinados a la bicicleta y los patinetes eléctricos. En Filadelfia, por su parte, ya se han creado 7 kilómetros adicionales para el uso de la bicicleta, después de que un millar de personas presentaran una petición formal a finales de marzo, tal y como informa The Guardian.
La lista de ciudades que están transformando sus calles, ampliando el espacio de las aceras y dotando de seguridad a ciclistas es cada vez más larga. No en vano, la pregunta gira en torno a ese futuro deseado en el que la vacuna vuelva a poner cada cosa en su lugar… ¿Volverán los coches a llenar de humo el espacio urbano tras la pandemia?
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