Un nuevo naufragio en el Mediterráneo Central ha dejado más de cien personas desaparecidas cuando intentaban llegar a las costas de Italia desde Libia, según confirmaron el jueves los guardacostas del país norteafricano.

Se teme que decenas de inmigrantes hayan muerto después de que su embarcación se quedara sin combustible en el mar, cerca de la ciudad libia de Zuwara, añadieron los guardacostas, que encontraron el barco a la deriva el jueves por la tarde con siete supervivientes y otros cuatro ocupantes ya fallecidos.

El portavoz de la Guardia Costera libia, Ayoub Qassem, explicó que los inmigrantes habían estado flotando a merced de las aguas durante varios días y que se les buscaban desde el martes, cuando dieron la señal de socorro. "Otros 21 inmigrantes consiguieron llegar nadando hasta la playa y fueron encontrados más tarde, pero se cree que más de cien han desaparecido", dijo Qassem, quien ha cifrado en unos 120 a los ocupantes de la nave. Uno de los supervivientes murió después de ser llevado al hospital para recibir tratamiento, según este portavoz.

Este nuevo naufragio pone en evidencia la financiación de la UE a Libia para que haga de muro de contención de inmigrantes, ya que siguen partiendo embarcaciones lanzadas por las mafias del tráfico de personas que, según varias denuncias de ONG y organismoS internacionales, guardan relación con las autoridades del país.

Al mismo tiempo refleja la falta de medios de rescate en las aguas libias después de que varias ONG se hayan retirado de la zona por la "inseguridad" que genera la Guardia Costera libia, que desde hace meses es la encargada de realizar los rescates, llegando para ello incluso a bloquear los barcos de las ONG e intimidarles con disparos.

Sin apenas oposición por parte de la Comunidad Internacional, Libia amplió de forma unilateral sus aguas territoriales, pasando de doce millas náuticas a casi cien, de manera que controla mucho más espacio y puede impedir que cualquier embarcación se acerque a sus aguas.

Desde que la Guardia Costera libia se ha arrogado, por petición de la UE, la tarea del supuesto recate de personas, ha interceptado y obligado a regresar a sus campos de detención de inmigrantes a alrededor de 3.000 personas, mientras que las ONG han reducido el número de personas que llevan a puertos italianos, un descenso de llegadas aplaudido por las autoridades italianas y por agencias de control de fronteras europea Frontex.

Cientos de personas hacinadas en un campo de detención de inmigrantes en Libia.- REUTERS

Libia es el principal punto de partida de los migrantes que intentan llegar a Europa por mar. Unos 600.000 han cruzado a Italia desde 2014, aunque desde julio ha habido una fuerte caída en el número de barcos que intentan el viaje gracias al nuevo papel de Libia, reforzado técnica y económicamente por la Bruselas.

Los inmigrantes suelen ser embarcados en frágiles lanchas de goma con apenas combustible suficiente para llegar a las aguas internacionales, conocida como zona SAR, donde esperan ser rescatados por los barcos y llevados a Italia. Lo que ocurre es que, ahora, la Guardia Costera libia cobra a los inmigrantes por lanzaros al mar y, al mismo tiempo, cobra a la Unión Europea por interceptarlos y llevarlos de nuevo a Libia.