Madrid
Actualizado:Se acaban de cumplir diez años desde la entrada en vigor de la Ley de Igualdad entre mujeres y hombres. Una norma considerada pionera por la mayoría de expertos, pero sin embargo no está dando los frutos esperados ni ha cumplido con la función transformadora de la sociedad que pronosticó el entonces presidente Rodríguez Zapatero cuando la presentó en sociedad. Diez años después, son pocos los datos que corroboren que se avanza en el buen camino o que las medidas que contiene se estén aplicando.
A falta de datos oficiales que corroboren la buena marcha de esta Ley integral, que obligó a modificar más de 20 leyes de nuestro país, Publico entrevista a Lucía del Carmen Cerón Hernández, nombrada hace tan sólo mes y medio directora del Instituto de la Mujer.
Acaba de regresar de Nueva York, donde participó en la Comisión del Estatuto de la Mujer de Naciones Unidas, en el que uno de los temas principales de la agenda era el 'empoderamiento económico de las mujeres en un mundo cambiante'.
¿Qué ideas o aprendizajes trae de esta reunión para nuestro país, en el que uno de los temas que perpetúan la desigualdad es precisamente la brecha salarial entre hombres y mujeres que no parece cerrarse?
Ha sido una experiencia muy positiva porque te da la posibilidad de compartir las experiencias y las luchas que estamos haciendo todos los gobiernos del mundo. Todos estamos en la tarea de empoderar a las mujeres y conseguir que trabajen para que día a día sean cada vez más autosuficientes, que tengan más autonomía y que sean independientes. Esto era un reto para todos los países. ¿Cuál es el problema? La brecha salarial. Es algo que preocupa a todos los gobiernos. La estamos reduciendo y con respecto de los demás países España no está retrasada. Tanto nuestra Ministra Montserrat, como la de empleo [Fátima Bañez] han apostado por poner en marcha un ‘Plan de Brecha Salarial’, y en eso estamos trabajando.
Por el otro, en Nueva York se habló de la violencia de género, tema del que España es un referente para otros países, aunque mientras haya una sola víctima no podemos decir que hayamos pasado página en este tema. Lo que me pareció muy positivo es que los demás países querían ver qué políticas aplicábamos y cómo estamos atajando esa violencia.
Uno de los problemas que enfrentan las mujeres es que acceden a los trabajos más precarios y temporales que están peor pagados ¿Qué planes hay para reducir la brecha salarial y generar empleo?
Todo parte de la conciliación y la corresponsabilidad. Los trabajos temporales los realizan mujeres que tienen que asumir trabajos y unas tareas dentro del hogar que sólo ellas realizan. La ayuda del marido o la pareja es casi nula. Según los datos que manejamos las mujeres dedican unas cuatro horas diarias a las tareas del hogar y el cuidado de los niños, mientras que el hombre invierte solamente una hora. Por eso la mujer busca ese trabajo temporal, pequeño, para ser una ayuda a la carga familiar. ¿Qué tenemos que hacer? Dar la vuelta al mundo. Vamos a luchar por la corresponsabilidad, vamos a estudiar la conciliación. Vamos a sensibilizar a todos los colegios y a todas las familias de que hay que darle una vuelta. Que la mujer y el hombre tienen que colaborar dentro del hogar para que puedan salir ambos dos a encontrar ese trabajo, desde luego, en igualdad de condiciones.
Este está siendo un año nefasto en cuanto a la violencia de género. En los dos primeros meses del año se han contabilizado más asesinatos que en el mismo período en la última década. Ante una situación así ¿que se ha puesto en marcha para frenar esta tendencia?.
Esta es una materia que lleva directamente María José [Ordóñez], la delegada del Gobierno para la Violencia de Género, aunque a todas las instituciones nos afecta el que mueran mujeres a manos de maridos o de parejas. Nos preocupan también los chavales jóvenes y su comportamiento en redes sociales. La propia Ministra y el secretario de estado de Servicios Sociales e Igualdad, dos personas implicadas y trabajadoras, han afirmado que el inicio de este año ha sido terrible. Es el peor síntoma de desigualdad entre un hombre y una mujer. Que alguien acabe con la vida de una persona, por celos, por sentimientos… por no sé qué. Es un no sé qué mal entendido. Estamos trabajando. Tal como ya se anunció existe un plan estratégico contra la violencia de género. Creo también, y así lo informará la Ministra [Montserrat] y el Secretario de Estado [para la violencia de género, Mario Garcés], que hay actuaciones que se pondrán en marcha para erradicarla y para decirle a los hombres: “basta ya”. Yo me quedaría con esa dos palabras: “Basta ya”.
Hay salidas para las mujeres, porque cualquier mujer tiene una capacidad fundamental, una energía, una fuerza para sacar adelante lo que sea necesario. En ese sentido, la mujer tiene que saber que hay que decir que no a la violencia de género.
No sólo es necesario que la mujer tenga fuerza, sino que necesita mucho apoyo.
Si. Económico también. No me corresponde a mí decirlo porque no es una materia mía propia [en alusión a la Delegada del Gobierno para la Violencia de Género], pero sí que a través de los consejos de dirección que a los que nos convoca una vez a la semana o cada diez días escuchamos la preocupación sobre este tema y que va a haber un gran apoyo, no a las víctimas, sino antes de que lleguen a serlo. Para eso trabajamos desde el Instituto de la Mujer que tengo el honor de representar, para que la mujer no sea víctima.
"No quiero celebrar el 8 de marzo. Prefiero celebrar los 365 días del años que soy mujer"
Decía hace poco en un acto que yo no quiero celebrar el día 8 de marzo. ¿Porqué debería celebrarlo?. Soy mujer, trabajo, tengo mis derechos. El artículo 14 de la Constitución dice que el hombre y la mujer son iguales en derechos y obligaciones. Yo no quiero celebrar el 8 de marzo. Prefiero celebrar los 365 días del año que soy mujer.
Hoy por hoy es una jornada de reivindicación de derechos.
Hoy por hoy, sí. Pero hay que sensibilizar mucho también a padres, madres y empezar por las nuevas generaciones.
Hoy se cumplen 10 años de la ley de igualdad. Muchos expertos la definen como ley pionera, que ha obligado a modificar más de 20 leyes de nuestro país. ¿Qué valoración hace como directora del Instituto de la Mujer de esta última década?
En el poco tiempo que llevo [asumió su cargo hace poco más de un mes], el resultado lo veo positivo. Primero, cualquier ley que se dedique o que se establezca para regular una situación que está en la sociedad, me parece positiva, porque es un punto de arranque. Como comentaba antes, España es un referente también en esta materia. ¿Esto significa que todo es positivo? No. Hay cosas positivas en las que hemos sido pioneros y que tenemos que seguir manteniendo y otros puntos que tendremos que seguir trabajando. Hay que mejorar, porque la sociedad sigue avanzando. Por eso la ley siempre queda reducida, siempre hay que completarla. La sociedad nos obliga a mejorar las cosas que no se han visto en un primer momento o bien las que la sociedad nos obliga a cambiar.
Hay algunas herramientas fundamentales en la Ley de Igualdad, como el Plan Estratégico de Igualdad 2014-2016, del que estamos ahora haciendo una pequeña valoración, y que quizá cuando la tengamos podamos responder cuáles son los puntos enormemente positivos, cuáles son normales y cuáles hay que mejorar. Ahora estamos trabajando, también, para determinar el nuevo plan estratégico de 2017-2020, que queremos que tenga una valoración anual [hasta ahora se hacía uno a medio camino y otro al final].
Este plan estratégico amparará el “Plan de Brecha Salarial” que es muy importante porque la mujer tiene que ganar exactamente igual que el hombre: las mismas horas, las mismas condiciones. La idea es que este Plan Estratégico sea como una especie de paraguas de las distintas medidas y políticas de igualdad que podemos asumir. En lugar de asumir 250 principios de igualdad, por ejemplo, deberíamos centrarnos en los que sean los necesarios pero que abarquen: el Plan de Brecha, el Plan Estratégico, el Plan de Conciliación y el Plan de Corresponsabilidad. Es decir, que sea una especie de paraguas en el que esté todo, para hacerlo más objetivo y más real. El plan de 2016 ya ha acabado, estamos haciendo su valoración y comenzando ya en proceso del Plan 2017-20 que la Ministra [Montserrat] y el Secretario de Estado [Mario Garcés] quieren lanzar lo antes posible, porque es una prioridad absoluta para ellos. Porque demuestra la implicación del Gobierno, que como sabe es está totalmente implicado en las políticas de igualdad afortunadamente desde hace mucho tiempo.
¿Si tuviera que resaltar los aspectos en los que se ha avanzado en estos diez años y otros en los que no ¿Cuáles elegiría?
Yo resaltaría mucho la trasversalidad. Creo que para conseguir una igualdad efectiva hay que ser transversales. Hay que llegar tanto al sector privado como al sector público. Tenemos concursos, trabajos, proyectos muy importantes con las empresas, algunos de las cuales no son ámpliamente conocidos. Si nosotros entramos en las empresas e imponemos (no me gusta la palabra imponer), sugerimos, o las convencemos, para que establezcan esos planes de igualdad, estaremos consiguiendo una sociedad mejor. Y esto es muy positivo.
Pero muchas empresas están obligadas por la ley a cumplir con medidas concretas. Aquellas con más de 250 trabajadores tienen que desarrollar un plan de igualdad y otras deberían haber alcanzado el 40% de representación de mujeres en los ocho primeros años de aplicación de la Ley, cosa que no ha ocurrido.
Efectivamente, los planes de igualdad son obligatorios, es decir, tienen que existir sí o sí en las empresas de más de 250 empleados. Lo que pasa es que hay muchas empresas que son PYMES (Pequeñas y Medianas Empresas), con un número de trabajadores mucho menor y que nos están pidiendo apoyo para implantar esos planes de igualdad.
Pero si las grandes empresas, que están obligadas por ley, no los están aplicando, ¿se les puede exigir a las más pequeñas que los implanten?
Nosotros sabemos que las empresas de más de 250 empleados colaboran muchísimo. Son conscientes de que hay que hacerlo y saben que una sociedad que quiera ser sostenible económicamente y de forma social, no puede prescindir del 50% de su capital humano. Eso lo saben las empresas. Saben que tienen que variar el rumbo que estaban llevando. Tienen que contar con las mujeres. Necesitan contar con las mujeres.
Si está tan claro, ¿por qué diez años después de aprobada la Ley que las obliga, cuesta tanto implementar esas medidas que son tan concretas y tan medibles?
Estamos avanzando. Es que España está moviéndose en todos los terrenos necesarios para conseguir esa igualdad. Las empresas, muchísimas, establecen y aplican esos planes de igualdad. Lo que no hacemos, y que intentaremos subsanar, es un seguimiento de esas empresas. De cómo se imponen esos planes de igualdad. Esto es importante. Pero que la mujer de ciencias, física, química, tenga que conseguir llegar a una empresa, también es importante. ¿Que por qué nos cuesta? Pues porque nos cuesta. No le puedo dar una explicación. Cada uno tenemos en nuestra casa determinadas costumbres ¡Y lo que cuesta cambiar una costumbre! Pues esto, lo mismo. Tenemos el Instituto de la Mujer y queremos transmitir a todas las personas que está abierto, que está funcionando. Las empresas nos piden consejos de cómo pueden imponer el plan de igualdad, cómo pueden romper la brecha salarial. Porque las empresas que cuentan con mujeres en sus consejos de dirección, funcionan mucho mejor.
Las cifras que muchos medios de comunicación hemos publicado estos días, con respecto al cumplimiento de la Ley de Igualdad en empresas, por ejemplo, provienen de fuentes privadas, de consultoras, pero no de fuentes oficiales. Según éstas, el 75% de las empresas españolas no cumplen con la ley de igualdad. ¿Cómo se pueden conocer o consolidar los avances si no hay datos oficiales del cumplimento de la ley, si los pocos que hay no son alagüeños, y los avances, si es que se dan, son tremendamente lentos? Se habla abiertamente de falta de voluntad política por parte del Gobierno y de falta de recursos para aplicar una ley considerada ‘pionera’.
No. No puedo estar de acuerdo en que falta voluntad política. No, porque sino no hubiéramos hecho los Planes de Estrategia de la Igualdad, el Plan de Promoción de la Mujer Rural, el de Igualdad en la Sociedad de la Información, el Plan Integral de Apoyo a la Familia, el segundo Plan de Igualdad de AGE [Administración General del Estado] y se ha reforzado el principio de transversalidad. Todas esas son cuestiones políticas para seguir adelante. En estos momentos la Ministra [Montserrat] está trabajando en el Currículo Ciego, que va dirigido a las empresas, a todas ellas. Tuvimos una primera reunión para determinar grupos de trabajo y vinieron más de 100 empresas. ¡Fíjese la implicación de las empresas! Las empresas quieren el currículo ciego. ¿Eso que significa? Que el empresario no tiene que saber que el aspirante es una mujer o un varón, o si tiene 60 años… En la reunión había empresas grandes, pequeñas, y ONGs. Atendiendo a esto vamos a hacer un grupo de trabajo. Hay que seguir avanzando. Tenemos que sumar.
Hay quienes afirman que el currículo ciego, lo único que hace es retrasar la toma de decisión y que no son una garantía para la igualdad.
Yo creo que es importante intentarlo. Si estamos luchando por conseguir unas políticas de igualdad para las mujeres, yo quiero tocar todos los palos. Porque además, el empresario, que no es tonto y por eso está donde está, mirará los currículums y luego, probablemente tendrá una entrevista personal. Creo que es importante mirar a la cara a la persona para saber con quién vas a trabajar. Pero si ve un currículum de una señora de 60 años que es una maravilla y que le va a dar un resultado positivo ¿Le va a decir que no? Veremos los resultados dentro de unos meses, pero con que haya habido empresarios que hayan escogido a mujeres cuando no era su intención, con eso me vale.
Para terminar. Si hubiera que escoger una medida dentro de la Ley de Igualdad que se tuviera que aplicar de manera urgente y asegurar que estuviera plenamente cumplida ¿Cuál sería?
Qué difícil me lo pone. Yo pondría la posibilidad de que la mujer pudiera llegar a cualquier lado. Que se le dé esa opción aunque no está dentro de las políticas de Igualdad. Me preocupa, por ejemplo que la mujer no llegue a los Consejos de Dirección. El plan Promociona, se ha realizado aquí en España y es pionero. Ha estado entre los finalistas en concursos europeos y muchos países lo quieren aplicar. Es un plan que está en empresas y consiste en apoyar y formar a la mujer para que ocupen puestos de dirección. El resultado es fantástico. Si me tuviera que quedar con una medida, probablemente sería esta: que las mujeres lleguen a los puestos de dirección. Porque si puede ser autónoma, tener sus propias empresas o a formar parte de Consejos de Dirección de otras empresas, la mujer está abriendo ese paso. Está abriendo el paso a todas las demás. Y eso es muy importante. Es como las mujeres pioneras en el voto femenino… Si tuviera que elegir una, sería esta. A nivel privado, claro. A nivel público yo he hecho mi carrera, he trabajado en mi oposición y a mí no me han mirado las piernas para poder acceder a los puestos. Yo quiero que se mire la cabeza de la persona. Y digo “persona”.
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