SEVILLA
Actualizado:El pasado mes de enero, la Universidad de Sevilla prohibió el acceso al que fuera decano de la facultad de Ciencias de la Educación durante 13 años, Santiago Romero, tras ser condenado a siete años y nueve meses de cárcel por abusos sexuales a tres profesoras de su departamento. Ahora esa prohibición viene ratificada por la vía judicial, porque el juez de lo Penal número 2 de Sevilla acaba de ampliar la condena contra Romero, sumándole una orden de alejamiento a las víctimas que le impedirá regresar a las aulas, puesto que hasta hace tres meses seguía compartiendo lugar de trabajo con una de ellas.
El auto, al que ha tenido acceso Público, prohíbe al catedrático de Educación acercarse físicamente a menos de 300 metros de las tres docentes ni ponerse en contacto con ellas por medio “directo o indirecto”. La facultad de Ciencias del Educación “es el entorno en el que se produjeron los abusos por los que se considera procedente su condena, con lo que el riesgo de revictimización por el mero hecho de rememorar los episodios objeto de esta causa es elevado”, advierte el auto que, a petición de las acusaciones particulares, amplía la condena.
Orden de alejamiento por cinco años
La orden de alejamiento dictada por el juez tiene un periodo de vigencia de cinco años, lo que en la práctica puede finiquitar definitivamente la carrera docente de Romero en la facultad donde trabajó durante 40 años, dada la avanzada edad del acusado.
Romero está apartado de la Universidad de Sevilla desde enero, suspendido de empleo y sueldo, aunque percibe una pequeña cantidad de su salario. Fue condenado por tres delitos continuados de abusos sexuales, que se prolongaron durante varios años, incluso después de la denuncia de las víctimas. La pena, que el acusado ha recurrido, conlleva siete años y nueve meses de prisión, más una indemnización global de 110.000 euros que deberá pagar a las tres mujeres.
Un tribunal determinó finalmente que el exdecano había abusado sexualmente de las mujeres entre 206 y 2010
El catedrático fue experimentado en 2012, cuanto culminó la investigación interna dirigida por la propia Universidad a partir de la denuncia de las tres profesoras, pero el procedimiento administrativo quedó paralizado cuando se abrió la vía judicial. Un tribunal determinó finalmente que el exdecano había abusado sexualmente de las mujeres entre 2006 y 2010. El Rectorado de la Hispalense expulsó a Romero 48 horas después de conocerse la sentencia, y después de que la presidenta del Gobierno andaluz, Susana Díaz, se adelantase al condenar rotundamente el “acoso machista”, y exigiera a la Universidad “contundencia y ningún tipo de tibieza”. “Espero que la Universidad de Sevilla ponga cuanto antes todas las medidas para que ese señor no vuelva a estar en un aula nunca más”, zanjó.
El exdecano está ahora expulsado por la vía administrativa, que ha recurrido, y por la judicial. El magistrado advierte “riesgo” de que Romero regrese a la facultad, siendo su lugar habitual de trabajo, y cree que esa posibilidad “puede alterar el normal desarrollo” de las vidas de las profesoras, “ocasionando de algún modo una tensión no deseada por las víctimas y que no puede generar sino mayores problemas”.
Durante los seis años que duró el proceso judicial, Romero siguió acudiendo a la Facultad de Educación, donde seguía trabajando una de las tres profesoras de las que abusó
Durante los seis años que duró el proceso judicial, Romero siguió acudiendo a su departamento, en la Facultad de Educación, donde también seguía trabajando una de las tres profesoras de las que abusó. Como medida cautelar, el Rectorado de la Hispalense dividió en dos el departamento al que pertenecían agresor y víctima, lo separó físicamente y dividió también sus horarios, uno por las mañanas y otra por las tardes, para que no tuvieran que encontrarse nunca. Aun así sucedió, porque en una ocasión Romero se saltó su horario, provocando un ataque de ansiedad en una de las docentes cuando ésta lo vio en un pasillo, y tuvo que esconderse. El juez recoge en su auto este hecho para argumentar la orden de alejamiento: “No sólo se trata de evitar el riesgo de que se repitan hechos similares a los que dan lugar a la presente condena, sino de impedir que la aplicación del derecho determine que se imponga a la víctima la desazón, la intranquilidad o la pérdida de la paz y sosiego y ampare al infractor en su derecho a causar dichos sentimientos”.
El abogado del catedrático recurrirá la sentencia. Las tres profesoras denunciantes se mostraron "satisfechas" por la ampliación de la condena contra Romero.
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