Más inversión y transporte ferroviario de mercancías para reducir el colapso de la AP-7 en Catalunya
Expertos en transporte, economía y académicos coinciden en que redistribuir el tráfico y aumentar el uso del ferrocarril, que actualmente mueve menos del 4% de las mercancías, impulsaría la actividad económica.

Barcelona--Actualizado a
Hace poco más de una semana, un accidente múltiple entre varios turismos obligaba a cortar un carril en la AP-7 en la Roca del Vallès, municipio que es principal acceso a Barcelona desde Girona y Francia. Tras retirarlos, la vía quedó cortada porque la valla de la autopista quedó dañada. El hecho provocó hasta ocho kilómetros de retención en ese punto. Este resumen podría publicarse cualquier otro día y los protagonistas seguirían siendo los mismos: accidente, retenciones, cortes de vía y colapsos, que afectan especialmente a los transportistas, que utilizan la autopista para mover mercancías por vía terrestre en el tramo de Catalunya, especialmente en el entorno del área metropolitana de Barcelona.
El incidente pone sobre la mesa una problemática recurrente, centrada en la vulnerabilidad del tráfico rodado, que se agrava durante los días que tienen condiciones meteorológicas adversas. La consecuencia, en un contexto de alta densidad de vehículos, es que se acaba formando un cuello de botella a su paso por el área de Barcelona, que afecta a la actividad económica. En la AP-7, la arteria que conecta Catalunya de norte a sur, la retirada de vehículos después de un accidente se ha llegado a alargar durante diez horas.
Aunque las soluciones a este colapso deben proceder de distintos ámbitos, la situación de saturación se ha intensificado desde el año 2021, momento en el que se suprimieron los peajes, abriendo la puerta a la circulación libre de cualquier tipo de vehículos por la AP-7. Aunque la Generalitat ya intentó poner en marcha hace dos años un plan con 20 medidas para reducir la cifra de accidentes, entre las que se incluía limitaciones al tráfico de vehículos pesados, los transportistas rechazan estas iniciativas, reclamando la redistribución de la circulación utilizando la N-340, el desdoblamiento de la A-2 y la construcción de la B-40.
Este último proyecto, conocido como el "Cuarto Cinturón", ya ha recibido la oposición del territorio, que rechaza la conexión de Sabadell y Terrassa, así como una ampliación hasta Granollers, como Ronda Nord, por su impacto ambiental. Más recientemente, la consejera de Interior y Seguridad Pública, Núria Parlon, anunció que se implantará un control de velocidad variable, con inteligencia artificial, en el curso de 150 kilómetros de la autopista AP-7 entre Maçanet de la Selva (Girona) y El Vendrell (Tarragona) para rebajar la siniestralidad.
Más allá de las situaciones de colapso de tráfico por carretera, la alternativa del ferrocarril no acaba de consolidarse. Los datos del Observatori del Transport de Cimalsa, la empresa pública de la Generalitat encargada de la movilidad y de la logística, muestran que la cuota del ferrocarril en las mercancías de Catalunya quedó en el 2% de los 456 millones de toneladas movidas. La carretera, en cambio, abarcó el 76% del total, marcando una línea ascendente desde 2013 hasta 2022, creciendo el 30% en este periodo. Las toneladas transportadas por ferrocarril en 2022 marcan una disminución respecto a las que se transportaban en 2021, siendo la cifra (9,1 millones) inferior a casi cada año desde 2014 (9,4 millones), con la excepción de 2020. Y eso a pesar de que el volumen de mercancías ha ido en aumento desde entonces.
¿Congestión permanente?
Aunque algunos sectores han reclamado una ampliación del número de carriles de la AP-7 para revertir los episodios de colapso viario, desde el mundo académico se discrepa de esa visión. El profesor del Departamento de Economía de la Universidad Rovira i Virgili, Josep-Maria Arauzo-Carod, en su artículo "¿Será la AP-7 un ejemplo de congestión permanente?", afirma que "las perspectivas a corto plazo no son otras que una congestión cronificada, dado que la única medida aplicable consiste en regular el tráfico con carriles". Así, desde un criterio de sostenibilidad, una futura ampliación de la red de autopistas en Catalunya no sería una medida deseable, pero sí, en cambio, lo sería una mayor apuesta por un transporte público eficiente, cómodo y adaptado a las necesidades de los viajeros, un servicio que la red de ferrocarril actual no puede suministrar debido al déficit de inversiones histórico existente en Catalunya.
Arauzo-Carod recuerda que una parte de la responsabilidad de estos colapsos en la AP-7 proviene del modelo territorial, caracterizado por una macrocefalia en el área metropolitana de Barcelona, mientras que el conjunto de atractivos naturales se distribuye por el conjunto del territorio, lo que fuerza la movilidad pendular de fin de semana de mucha gente del área metropolitana.
Desde el sector del transporte, la Federación Empresarial de Autotransporte de Tarragona (FEAT) rechaza la "criminalización" que, según dicen, está sufriendo el sector por los accidentes con camiones implicados en la AP-7 y la AP-2. A través de un comunicado, recuerdan que los camiones tienen prohibida la circulación por varias carreteras nacionales, como la N-II, y las N-240 y N-340, a la altura de Catalunya, lo que les obliga a utilizar las autopistas.
Falta de inversión
Tanto desde la FEAT como de la patronal catalana Transcalit se coincide en que las infraestructuras están a punto de colapso por la falta de inversión y critican a una campaña interesada de volver a establecer peajes. Ambas entidades avisan de que el porcentaje de tráfico de mercancías en tren no deja de bajar y sólo significa el 4% del total. "Pretender que se pueden establecer límites al tráfico de camiones y utilizar, de forma inmediata, el ferrocarril, es desconocer absolutamente la realidad", precisan los responsables de ambas entidades.
En general, el sector del transporte y otros agentes económicos, como las cámaras de comercio, demandan, como acciones inmediatas para mejorar la situación, una mayor inversión en infraestructuras, así como mejoras y nuevos enlaces de la AP-7. Mientras, en el ámbito ferroviario, quieren incrementar el gasto en la red de Rodalies y completar el Corredor Mediterráneo y la terminal del municipio barcelonés de la Llagosta.
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