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Actualizado:Catalunya debe ponerse las pilas si quiere llegar a los porcentajes de reciclaje que pide la Unión Europea. Los objetivos comunitarios hablan de alcanzar el umbral del 60% en 2030, mientras que, hoy por hoy, la media catalana de residuos reciclados es de alrededor del 39%. Ante esta conjetura, los expertos aseguran que para lograr la meta hay que superar el actual modelo de contenedores ubicados en las calles y abiertos las 24 horas. Esto pasa por innovar en sistemas de recogida puerta a puerta o contenedores con control de acceso que permitan aplicar una fiscalidad personalizada en función de cómo los usuarios hagan de bien la recogida selectiva.
Para Frederic Puig, gerente de Spora Servicios Ambientales, el sistema habitual de contenedores "sirvió para arrancar, mandar el mensaje comunicativo que había que separar los residuos e introducir los colores de las fracciones", pero considera que en este momento el modelo está "estancado" porque "lo puedes hacer tan mal como quieras y nadie sabe que has sido tú".
Este sistema en que el ciudadano no es fiscalizado por el uso que hace de los puntos de recogida selectiva provoca que ésta no sea tan efectiva como podría. "En los contenedores de la vía pública encontramos un poco de todo, en el de papel encontramos entre un 5 y un 6% de residuos que no deberían estar. En el cristal el nivel de impropios es del 2-3%, en materia orgánica de un 13-14% y en el contenedor de envases encontramos hasta un 23-24% ", explica el Director de Planificación Estratégica de la Agencia Catalana de Residuos, Francesc Giró.
El alto porcentaje de residuos impropios en el plástico es debido a la frase que hizo famosa aquella cantinela de las Mamzelles. "Aunque seas de plástico, si no eres envase al amarillo no irás". Este hecho refuerza las palabras de Puig quien explica que, en el modelo catalán, "por mucho que inviertas en sensibilización, llega un momento en que es un agujero negro" y añade que "hay que intervenir en el generador".
En esta misma línea se expresa Giró que expone que los sistemas de recogida selectiva que mejor funcionan son aquellos que "permiten identificar al usuario, compartir la responsabilidad y resultan más cómodos para las personas". Según su criterio ello hay que sumar sistemas de fiscalidad que se adecuen "al principio europeo conocido como 'quien contamina, paga'".
Un vistazo al mundo
Con el objetivo dar a conocer modelos de recogida selectiva de éxito de todo, la Fira de Girona y Spora organizaron principios de febrero el congreso Waste in Progress. "Hemos tenido las mejores ciudades del mundo en la materia y ha permitido que diferentes ciudades catalanas puedan recibir una formación excelente" remarcaba la directora de la Feria, Coralí Cunyat. Entre las participantes había ciudades como San Fancisco, Cardiff, Parma o Seúl que sitúa sus índices de recogida por encima del 80%. El punto en común de todas las participantes, destaca Cunyat, es el hecho de que todas "gestionaban la orgánica, tenían implantado un sistema de fiscalidad vinculado al compromiso de los usuarios y vinculado al uso de nuevas tecnologías".
"El congreso lo pensamos porque el Estado no había ninguna ciudad que tuviera un modelo decente" remacha Puig. Él mismo expone ejemplos de diferentes ciudades con modelos innovadores y eficientes. Es el caso por ejemplo de la ciudad italiana de Parma donde en el casco histórico la fracción resto -conocida también como rechazo- "debe sacarse con una bolsa homologada que tiene un chip. Pagas una variable que cuenta las veces que lo has sacado a la calle". En el caso de Adelaida, en Australia, el gerente de Spora remarca la originalidad del sistema de colores: "el rojo para el resto, por lo que pagas más, el naranja para los reciclables y el verde para el orgánico. Son los colores del semáforo, que comunicativamente es muy potente".
Puig también destaca el caso de la belga Amberes donde se han implantado contenedores con control de acceso al que, para acceder a ellos "lo haces con una tarjeta-monedero cargada con 10 euros que cuando se te acaban tienes que volver a cargar porque sino el contenedor no se abre". "Lo que nos ha quedado claro estos días es que no hay un modelo único, sino que tienes que ir probando porque algunos funcionan en algunos lugares y no en otros", concluye Cunyat.
Casa por casa
En Catalunya el modelo alternativo al sistema mayoritario de contenedores con mayor implantación es el conocido como 'recogida domiciliaria' o 'puerta a puerta', en un amplio abanico de variantes. En general consiste en que la gente separa los residuos por tipología en su casa y los saca delante del portal cada día para que le pasen a recoger. En la actualidad son 130 los municipios que implementan este modelo, aunque ninguno de estos supera lo 20 mil habitantes, y el más grande es Canet de Mar.
En este municipio del Maresme (Barcelona) en 2005 se implantó la recogida puerta a puerta de cuatro fracciones (envases, papel / cartón, orgánico y rechazo). "El mismo 2005 pasamos del 15 al 60% de recogida selectiva. En 2010 aumentó hasta el 64% y en 2015 hasta el 72% "expone el técnico de medio ambiente de la localidad, Eduard Moreno. Según Giró, en Catalunya los municipios que hacen puerta puerta "tienen un índice de recogida selectiva entre el 60 y el 75%. Los que no hacen van de entre el 10 y el 15% hasta como mucho el 50%".
Moreno habla de las consecuencias positivas que ha tenido la implementación de este sistema en Canet. Aparte del impacto ambiental señala que a nivel económico el puerta a puerta "es escandalosamente mejor" y remarca que el superávit en los costes directos del servicio -aunque con la aplicación de las fórmulas de cálculo de costes indirectos debe sumar siempre 0- ha pasado "de 40 mil euros de beneficio en 2005 a medio millón de euros en el último curso". Él mismo añade que "incluso es mejor a nivel de empleo, en el puerta a puerta inviertes en las personas que van a recoger y no en tecnologías".
Así lo apoya también Frederic Puig considera que "el modelo actual ha conseguido automatizar mucho el servicio de recogida, pero eso no quiere decir que el puerta a puerta sea más caro". Uno de los factores que hace que esto se equilibre es el canon que la Generalitat aplica por cada tonelada de residuos catalogados como resto que los municipios llevan al vertedero o la incineradora. En la actualidad ronda los 20 euros por tonelada, pero desde la Agencia Catalana de Residuos plantean incrementar progresivamente hasta 90 o 100 euros en el 2020 para incentivar la recogida selectiva. "Este dinero suponen unos ingresos de entre 25 y 30 millones de euros anuales que la agencia devuelve los municipios en función de los resultados, en cantidad y calidad, de la recogida selectiva, especialmente la de materia orgánica", explica Francesc Giró.
Uno de los rasgos característicos de los puerta a puerta es que a menudo mantienen unos contenedores de emergencia en la calle para posibles imprevistos. En Canet, pero decidieron ir un paso más allá. "En 2015 retiramos las dos áreas de emergencia que nos quedabn, por eso subimos del 60 al 70%. Son la fuga de la gente que no quiere hacer selectiva, allí recogíamos el 30% del rechazo de todo Canet "explica Moreno. Para compensarlo habilitaron un sistema de emergencia en el centro de recogida donde un trabajador anota quién y porque hace aportaciones extraordinarias de fracción resto.
Un paso más allá
"Nuestro modelo no tiene nada de especial, la diferencia es que hacemos el pago por generación". Quien habla es Joan Puig técnico de medio ambiente del Ayuntamiento de Argentona, también en el Maresme (Barcelona). En este municipio hacen la recogida puerta a puerta de todas las fracciones a excepción del vidrio. Más allá de ello han aplicado "la filosofía de quien más basura genera más tiene que pagar" relata Puig. Él mismo explica como en 2010 decidieron "grabar la fracción resto con una bolsa estandarizada con el logotipo del ayuntamiento que tiene un precio más elevado que el normal". En el precio de esta bolsa, que es de 65 céntimos, se cargan parte de los costes de recogida y tratamiento.
Con este modelo, el último mes, Argentona ha alcanzado cuotas de recogida selectiva del 80%, el doble de la media catalana. La población del Maresme es, junto con Rasquera y Miravet, uno de los tres pueblos catalanes que aplican un sistema de estas características.
En defensa de este modelo, Puig remarca como "con el agua, la luz y el gas pagas una variable de consumo, pero en cambio con la basura lo puedes hacer tanto mal como quieras que no pasa nada".
Antes de tener el pago por generación "nos encontrábamos que la gente mezclaba el rechazo con la orgánica porque no quería esperar a los días de recogida de ésta. Esto con las tasas se acabó ", dice Puig. En 2012 introdujeron un cambio consistente en dar a cada vivienda "el número de bolsas mínimo para pasar el año, para separar como toca significa que el rechazo es muy poco y no huele mal. A excepción de los pañales que se recogen diariamente sin costo "explica el técnico Argentona. Las viviendas de hasta dos personas reciben 10 bolsas, las de entre tres y cuatro reciben 20 y las de más de cinco personas, 25 bolsas. "Cuando la gente las acaba puede ir a los comercios donde tienen las bolsas tasadas. Donde yo vivo somos cinco y me sobra la mitad ", explica Puig.
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