Este artículo se publicó hace 6 años.
NOTICIAS FALSASUn informe para el Parlamento británico sobre 'fake news' desmonta la injerencia rusa en el procés catalán
Un experto estadounidense en análisis de datos estima, con pruebas, que las acusaciones de manipulación de Julian Assange y ‘bots’ rusos a favor de la independencia de Catalunya están basadas en “interpretaciones erróneas de fuentes de datos, uso de información inexacta, falta de atención a los detalles y una pobre metodología de investigación”.
Madrid--Actualizado a
El experto en análisis de datos y transparencia M. C. McGrath, fundador de Transparency Toolkit, concluye, en un duro informe, que las acusaciones de manipulación de Julian Assange y ‘bots’ rusos a favor de la independencia de Catalunya están basadas en “interpretaciones erróneas de fuentes de datos, uso de información inexacta, falta de atención a los detalles y una pobre metodología de investigación”.
Se trata de un documento presentado al comité del Parlamento británico sobre noticias falsas y publicado por la propia Cámara, en que repasa las denuncias de supuestas ingerencias rusas en el proceso independentista catalán por parte de medios como El País, el Real Instituto Elcano y el Atlantic Council’s Digital Forensic Research Lab, entre otros.
Concretamente, el punto de partida de este informe es un escrutuinio pormenorizado de las pruebas presentadas ante el comité parlamentario británico el pasado 19 de diciembre de 2017 por parte de David Alandete, director adjunto de El País; Francisco de Borja Lasheras, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores; y Mira Milosevich-Juaristi del Real Instituto Elcano. La comparecencia versó entonces acerca de la supuesta “desinformación en las redes sociales durante el referéndum en Cataluña” del 1-O.
Las conclusiones del informe de McGrath son demoledoras. Así, este experto acusa a los mencionados de falta de rigor al afirmar que “las afirmaciones sobre noticias falsas, especialmente las publicadas en los medios de comunicación y presentadas a los órganos legislativos, deben analizarse más a fondo”.
Además, estima que existe una falta de conocimiento por parte de quienes concluyen que existió una guerra de información al concluir que “los periodistas y funcionarios públicos a menudo se enfrentan a temas técnicos complejos que no entienden y, como resultado, pueden sacar conclusiones imprecisas accidentalmente”. “Para garantizar que el público esté debidamente informado”, añade McGrath en sus conclusiones, “tales errores deben evitarse, posiblemente mediante una combinación de capacitación, consultas con expertos y el fomento de análisis comparativos más equilibrados, siguiendo principios científicos”.
Por último, el experto recuerda que “la desinformación no es una técnica exclusiva de Rusia, Venezuela o cualquier país o grupo”, pese a que, según él, pudiera ser “tentador utilizar acusaciones infundadas de noticias falsas para respaldar los argumentos políticos”. “Es fundamental analizar cómo los alegatos sobre noticias falsas pueden ser en sí mismos utilizados como táctica de manipulación y entender su impacto en la sociedad”, concluye.
Cómo desmontar la conspiración rusa en seis puntos
1) Según el informe de McGrath, El País cometió errores a la hora de informar sobre la responsabilidad de las redes sociales y su influencia en toda la crisis catalana y acusa al diario de prestar muy poca atención a los detalles. Por ejemplo, desmonta las informaciones de Alandete sobre los falsos seguidores de Assange en Twitter (el 59% de las cuentas que seguían a Assange en Twitter eran falsas, aseguraba El País), basados en datos de TwitterAudit de 2014, tres años antes de que el activista empezase a tuitear. No sólo pone en duda la precisión de la herramienta a la hora de medir seguidores falsos sino que además, según esa misma herramienta con datos recientes, el 92% de los seguidores de Assange son reales.
2) El analista califica de “dudosa” la metodología empleada para investigar tanto de El País y Atlantic Council Digital Forensic’s Laboratory al presentar “suposiciones”, y no hechos, sobre cómo se disemina información en redes sociales sin citar estudios científicos, ni análisis comparativos, ni datos propios. Por ejemplo, indicaron que un tuit de Assange el 15 de septiembre de 2017 tuvo una dinámica poco común en relación a otros, pero no citaron otros casos para contrastar. Asumieron que la rápida y amplia diseminación de tuits respondía a la intervención de ‘bots’. No obstante, el informe recuerda que cuando una cuenta tiene muchos seguidores, como es el caso de la de Assange -en esa fecha tenía 374,000 seguidores-, la inmediatez y amplitud se da porque mucha gente puede ver la información sin necesidad de que alguien siquiera lo retuitee.
3) También detecta una cierta parcialidad en el enfoque del asunto, dado que ni FRLab ni Alandete presentaron análisis alguno sobre la existencia de mensajes contrarios a la independencia de Catalunya diseminados por 'bots' en Twitter. "Irónicamente, dadas las afirmaciones sobre 'bots' y 'trolls' que promueven mensajes sobre la independencia en Cataluña, hay una clara evidencia de que hubo 'bots' en Twitter que transmitieron mensajes antiindependentistas”, afirma el informe.
4) McGrath cree que hubo una exageración de la influencia de los 'bots' y de los 'trolls' online, “en particular retuits de RT y Sputnik, así como la cuenta personal de Julian Assange”. En concreto, sobre este último, muestra cómo la mayor parte de los retuits no provienen de Rusia o Venezuela, sino de EEUU. Pero en cualquier caso, lo que viene a decir este experto es que, en cualquier caso, “estas estadísticas no son necesariamente indicativas de intentos de propagar la propaganda rusa”.
5) Las fuentes en las que se basa la teoría de la injerencia online rusa en la crisis catalana se basa, dice el analista, en un “análisis descuidado de datos de fuentes cuestionables”, como algunas cuentas de Twitter rusas y ciertos datos de Hamilton 68, una plataforma estadounidense para rastrear propaganda rusa cuyos datos, usados por algunos periodistas, llevan a “conclusiones inexactas” por una “comprensión superficial” de los mismos.
6) Por último, ¿tiene Julian Assange tanta influencia en RT o Sputnik? McGrath muestra cómo en ambos medios rusos las referencias al polémico activista no son especialmente numerosas en este caso, ni mucho menos.
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