La Guardia Civil busca los cuerpos de dos temporeros migrantes en otra finca del empresario de Jaén acusado de matarlos

Han pasado 15 meses sin que se encuentren nuevas pistas de la desaparición de Ibrahima Diouf, un temporero senegalés al que se le perdió el rastro en 2021 tras discutir por las malas condiciones laborales con su patrón, el empresario de Jaén Ginés Vicente.

Pero la Guardia Civil sigue convencida de la implicación de este empresario aceitunero en la desaparición de Diouf y también en la del maliense Tidiany Coulibaly, otro trabajador migrante contratado por el mismo empresario y a quien se lo tragó la tierra hace nueve años, después de enfrentarse a su jefe por los mismos motivos que Diouf.

La Unidad Central Operativa (UCO) del Instituto Armado está peinando desde hace tres días, con ayuda de un georradar y de la unidad canina de búsqueda, la finca La Moratilla, en la localidad de Villanueva del Arzobispo.

Se trata de un enorme olivar propiedad del empresario que ya estuvo en el punto de mira de los investigadores en 2014. Fue allí donde se encontró una prenda de ropa de Coulibaly; en concreto, unas orejeras que también contenían restos biológicos del patrón, por lo que fue detenido. Sucedió en el marco de la primera investigación que sentó a Ginés Vicente en el banquillo, acusado de secuestro y hacer desaparecer al maliense. 

Absuelto de secuestro, condenado por explotación

Sin embargo, la Audiencia Provincial de Jaén lo absolvió en 2016 por falta de pruebas, aunque sí lo condenó por explotar y abusar laboralmente de varios temporeros migrantes a los que contrató para su cuadrilla, algunos sin papeles y sin hablar castellano, especificaba la sentencia.

La finca La Moratilla no está lejos del domicilio de Ginés Vicente, y ninguno de los desaparecidos trabajó nunca en ella, por lo que si se encontraran ahora restos de ellos o alguna pista que los ubicara allí, el aceitunero tendría que responder por ello.

La Guardia Civil volvió a fijarse en el empresario en septiembre de 2021, cuando los amigos de Diouf denunciaron su desaparición. El rastro del joven senegalés se perdió después de discutir con su patrón y de ir a su casa, en la localidad de Villacarrillo, a reclamar el dinero por un mes de trabajo que este le adeudaba. 

Así lo recuerda Abdou Bity, un amigo de Diouf, que iba a darle alojamiento y le esperaba en Cartaya (Huelva). En una entrevista con Caso Abierto, este amigo confirmaba que el desaparecido había comprado un billete de autobús a Huelva y que había roto con el jefe después de que este quisiera obligar a la cuadrilla a recoger aceitunas en otra finca en medio de una tormenta. La Guardia Civil confirmó que Diouf nunca cogió el bus.

Poco después, sus amigos empezaron a buscarlo y a pegar carteles por el pueblo con su rostro. Según denunciaron, el empresario Ginés Vicente se enfrentó a ellos e iba a arrancando los carteles que los temporeros iban colocando. No tienen dudas de que Vicente hizo desaparecer al temporero. El empresario se ha negado a colaborar con la Guardia Civil en la investigación y no ha respondido a ninguna de las preguntas a pesar de que la historia se repite punto por punto ocho años después.

Los investigadores de la Guardia Civil ya han registrado la casa de Ginés Vicente y un garaje donde supuestamente se vieron patrón y temporero. También ha realizado búsquedas en la finca El Molinillo, donde cogían aceitunas los migrantes. El georradar y los perros han pasado por las pésimas instalaciones donde el empresario les daba alojamiento. Se ha revisado un pozo cercano e, incluso, un equipo del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Benemérita ha probado suerte en unas piscinas naturales de la localidad jienense de Mogón. De momento sigue sin haber rastro de los dos desaparecidos.

El delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, explicó el miércoles que la investigación sigue abierta y "muy activa" y que las operaciones de búsqueda seguirían durante varios días dada su complejidad. La UCO, por su parte, solo puede revelar que hay motivos más que suficientes para insistir en el sospechoso y que la investigación puede alargarse, pero que no hay "ninguna prisa" por cerrarla.