madrid
El movimiento que a finales del año pasado consiguió aunar a cinco centenares de miles de personas clamando por una justicia climática inmediata y eficaz vuelve a manifestarse, esta vez y a consecuencia del confinamiento, desde el altavoz que les proporcionan las redes sociales.
Un comunicado firmado por Fridays for Future (FFF), Rebelión por el clima y Alianza por el clima, en donde se engloban más de 400 organizaciones y al que cada vez se suscriben más colectivos, plantea aprender de esta crisis sanitaria y repensar el modelo de producción y consumo tan "débil y frágil" que impone el sistema actual.
Convocando la Huelga Mundial por el Clima para el viernes 24 de abril a través de las redes sociales, en conmemoración del Día de la Tierra celebrado un par de jornadas antes, en España han organizado una manifestación con luces y sombras a partir de las 22 horas.
La intención estriba en representar las marchas que el colectivo liderado por Greta Thunberg venía realizando en los últimos meses aderezada con grabaciones de los cánticos que los activistas suelen corear en las mismas. Según el comunicado lanzado de forma global, "este no es momento de interferir en la lucha contra la pandemia ni de detraer recursos de ella y, por eso, esta convocatoria adopta una forma particular, situando su centro en las redes y llamando exclusivamente a la reflexión y a sentar las bases para actuaciones futuras, más concretas y contundentes".
"Esta crisis de salud pública ha puesto de manifiesto que esa sensación que teníamos de seguridad absoluta garantizada por la tecnología era absolutamente falsa", advierten en el texto.
En este sentido, Marta Bordons, integrante de FFF Sevilla que ha estado en la coordinación de la campaña desde el principio, incide que no van a permitir que se ponga "el presente y el futuro de tantas personas y especies en las manos de una tecnología que ni siquiera se ha inventado cuando existen tantas medidas factibles a día de hoy para responder a la crisis climática".
El "tecno-optimismo" como excusa
Reincidiendo en el mantra tan repetido como acertado de que los activistas son un mero altavoz de la comunidad científica, representada magnánimamente en el panel de expertos a nivel mundial del IPCC, Bordons denomina como "tecno-optimismo" el hecho de que muchos políticos se escuden en soluciones que aún no se han descubierto para no actuar de forma contundente en la actualidad. "Reivindicamos poner la vida y las personas por delante del beneficio de esta minoría privilegiada, del capital y del lucro", se expresa, certera, Bordons.
Retrotrayendo la perspectiva hacia el estadio actual, la ecologista sevillana recalca que "precisamente, en estos momentos hay que darse cuenta de que el sistema nos ha hecho poner la vida por detrás del productivismo, del consumo y la contaminación a costa de tantísimo países vulnerables y de nosotros mismos".
Cambiar el sistema dominante y aprender de otros
Ciertos tintes anticapitalistas también tienen cabida: "El calentamiento global es consecuencia directa del modelo de producción y consumo que continuamente se demuestra incapaz de satisfacer las necesidades vitales de las personas, precarizándolas y poniendo en situación de vulnerabilidad a gran parte de la población mundial; de los ecosistemas y el resto de seres vivos que habitan este planeta. Mientras, arriesga nuestra supervivencia como especie al basarse en la explotación ilimitada de los recursos naturales, impactando de manera injusta en las poblaciones más pobres y vulnerables", reza el escrito que impulsa la Huelga Mundial por el Clima.
En este sentido, Bordons aconseja escuchar a las comunidades indígenas y ver "cómo actúan, cómo protegen la biodiversidad y cómo se relacionan y coexisten con su entorno de manera armónica y digna, haciendo que las futuras generaciones lo puedan seguir disfrutando", en sus propios términos.
La desigualdad que acarrea el cambio climático también es patente
La desigualdad que acarrea el cambio climático también es patente; una desigualdad que nunca se podrá enmendar si no escuchamos otras voces diferentes de las que tenemos en Occidente, en nuestras posiciones más privilegiadas del norte global, parafraseando a la activista andaluza.
En palabras del relator especial de Pobreza Extrema y Derechos Humanos de Naciones Unidas, "el mundo está en riesgo de caer en el apartheid climático, donde los ricos pagan por escapar del sobrecalentamiento, el hambre y las guerras, mientras que el resto del mundo es dejado de lado sufriendo", tal y como recoge el comunicado, en el que los redactores puntualizan: "Y el resto del mundo somos mayoría".
Enfatizando en el diagnóstico avalado desde el IPCC que asegura que si no se actúa ahora será tarde para revertir la situación, el mismo órgano de expertos también señala posibles soluciones, como que la descarbonización del sistema económico, especialmente en las sociedades industrializadas occidentales que tienen más responsabilidades y mayores capacidades.
"Un sistema económico que se ha paralizado ante la crisis del coronavirus y que debemos replantearnos antes de reiniciar", dicen los organizadores. Por su parte, Bordons aclara que el decrecimiento podría ser una solución a la crisis climática: "Ya estamos viendo cómo menos es más y que podemos vivir con menos, producir menos y consumir menos, y que eso no implica volver a las cavernas como mucha gente quiere hacer creer", declara la activista a Público.
Los expertos son la solución, no los políticos
Pese a las más que suficientes evidencias científicas de lo desastroso que sería para el planeta no tomar medidas drásticas e inmediatas para paliar la situación, aún hay algunos líderes políticos, como Trump y Bolsonaro, que niegan la mayor.
La integrante de FFF Sevilla les dedica estas palabras: "Lo que dicen los negacionistas forma parte de un discurso en el que entendemos que no les interesa la verdad. Si hay personas que defienden la inexistencia de la emergencia climática se deslegitiman a sí mismas. El cambio climático no es algo en lo que puedas creer o no, es un hecho científico", como el dinosaurio que seguirá ahí cuando despertemos.
La coyuntura deja una analogía clara si de la crisis sanitaria se quiere aprender algo: "Muchos países que han adoptado tarde las medidas propuestas por la OMS respecto al coronavirus, lo que ha desembocado en consecuencias terribles que se podrían haber atenuado. Pues lo mismo ocurre con el IPCC, que está al mismo nivel que la OMS en su particular terreno de actuación, así que esperemos que los líderes políticos empiecen a escucharlo", aclara la integrante de FFF Sevilla.
Propuestas para evitar el desastre climático
Las tres plataformas convocantes defienden que no todo tiene que volver a la situación que precedía a la pandemia del coronavirus, por lo que un relanzamiento de la actividad productiva no podrá ser considerado social y climáticamente justo si no incorpora lo que consideran dos principios básicos: desde el punto de vista climático, enfrentar una reducción drástica de las emisiones netas de gases de efecto invernadero, en línea con las indicaciones científicas y alcanzando la neutralidad lo más rápidamente posible; y desde el punto de vista social, tener una consideración absoluta y prioritaria de las personas y de los colectivos vulnerables, garantizando para ellos unas condiciones de vida dignas.
Así pues, los colectivos no se quedan enrocados en la crítica, y van más allá aportando soluciones dirigidas tanto a las altas esferas decisorias como a los individuos de a pie de calle, entre las que se encuentran primar el consumo de proximidad, priorizar la reducción de medidas cuya consecuencia sea la destrucción de la biodiversidad, potenciar la cohesión social y la solidaridad y "la asunción de la deuda climática que, como Estado, hemos adquirido con los países del Sur global, a través de una contribución justa y con garantías suficientes a los fondos de financiación internacionales", en los propios términos recogidos en el texto.Otras propuestas tienen un cariz más social, como la defensa de una renta básica de cara a proteger a los colectivos más vulnerables independientemente del factor que genere su vulnerabilidad (raza, género, clase social…) y la "potenciación del empleo en sectores sostenibles y del reparto del trabajo, así como introducción de medidas de transición justa para sectores y territorios vulnerables a los cambios, avanzando en medidas como la reducción de la jornada y la conciliación".
Un movimiento con repercusión mundial
Alejandro Martínez aporta la perspectiva internacional a la movilización: "La falta de tiempo y las diferencias entre territorios por su situación actual nos ha llevado a pensar de una forma más local y estatal, construyendo en conjunto con las organizaciones y movimientos cercanos a nosotros", arguye el activista.
Desde su posición como responsable de relaciones internacionales de FFF España, asegura que la movilización en cada país dependerá de las medidas implantadas en su territorio, por lo que "algunos lugares van a tener mayor libertad de actuación, aunque en la mayoría de sitios las acciones serán similares a la de España, como la realización de una manifestación con hologramas", explica a Público antes de afirmar que más de 150 países secundarán la convocatoria.
Desde FFF consideran que el marco de la Huelga Mundial por el Clima es óptimo para "ofrecer otra manera de demostrar cierta creatividad sin renunciar al derecho de manifestación y protesta"
Cuestionado por las convocatorias planteadas en el medio y largo plazo, Martínez aclara que "todas las crisis han de ser tratadas como tal", y continúa: "Si algo podemos aprender de la situación actual es que se puede hacer frente a ellas escuchando a los expertos y llevando a cabo todas las medidas que son necesarias para evitar sus peores consecuencias. Cuando esto termine volveremos a salir a las calles para garantizar que se aprovecha este momento para replantear el sistema de acuerdo a los principios de justicia climática".
Desde FFF consideran que el marco de la Huelga Mundial por el Clima es óptimo para "ofrecer otra manera de demostrar cierta creatividad sin renunciar al derecho de manifestación y protesta". De esta forma, la red se inundará de mensajes procedentes de todas las partes del mundo clamando por una justicia climática inmediata, y en España, a las 22 horas, empezará la difusión de la manifestación virtual a través de luces y sombras, ambientada con los sonidos característicos de las marchas por el clima, haciendo ver a la opinión pública, una vez más, que son miles las personas que sustentan estos colectivos cada vez más interseccionales y que recalcan que "todas las crisis son la misma crisis y que justicia climática es justicia social", mostrando su apoyo "a todas las personas que están sufriendo las crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia", finaliza Bordons.
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