madrid
Gran parte de la sociedad lo predijo en sus cánticos contra la invasión de Irak: "Sus guerras, nuestros muertos", dijeron a los cuatro vientos. El tiempo no tardó en darles la razón. Aquel 8 de abril de 2003, el ejército de Estados Unidos ocupaba las principales posiciones que había dejado tras de sí el de Saddam Hussein en Bagdad. A pesar de ello, a primera hora de la mañana atacaron tres señales de televisión que emitían en directo: la sede de Al-jazera, Abu Dabhi TV y la señal de Reuters en el Hotel Palestine. En este último enclave se encontraba José Manuel Couso Permuy, camarógrafo de Telecinco, quien murió momentos después a causa del ataque. Ahora, 19 años después, su familia continúa buscando en Europa la justicia que España les niega.
Su hermano, David Couso, l , recuerda los hechos: "La zona estaba tranquila, en ausencia de movimiento, hasta que dos carros de combate que se encuentran cerca del río Tigris apuntan hacia el Hotel Palestina, a la planta 15, donde estaba Reuters". Dispararon. En el momento, el periodista ucraniano Taras Protsyuk falleció. Couso estaba en una planta más abajo pero también quedó malherido. Nada pudo hacerse por salvar su vida. "Vimos que el PP lamentó muy rápido el ataque diciendo que la guerra es peligrosa, pero nosotros sabíamos que mi hermano se acababa de convertir en un muerto incómodo para el Gobierno español", incide.
Con José María Aznar a la cabeza, uno de los principales valedores internacionales de la invasión iraquí por parte de EEUU, la familia jamás encontró ningún tipo de respaldo por parte del Ejecutivo. Así, los allegados del comunicador ya fallecido comenzaron un periplo judicial plagado de idas y venidas que no ha terminado a día de hoy. "En ningún momento el Gobierno actuó de oficio en la investigación. El 27 de mayo presentamos una querella en la Audiencia Nacional. Se han dado varios procesos de archivo y modificaciones en la Ley Orgánica del Poder judicial con graves consecuencias, no solo para este caso", apunta David. Las sorpresas y los hitos, aunque negativos, tampoco tardaron en llegar, como lo ejemplifica el hecho de que por primera vez en su historia, la Interpol se negara a cursar una orden de detención que, en esta ocasión, iba dirigida contra militares norteamericanos.
La justicia universal no es para España
Una de las principales modificaciones a las que se refiere el hermano de Couso es la que se efectuó en 2009 durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero "por presiones israelíes", concretiza el mismo. Desde ese momento, España dejó de ser un estado maximalista en materia de justicia universal, pues tan solo personas con nacionalidad española podían iniciar trámites contra individuos también de la misma nacionalidad. El caso de José Couso quedaba fuera. Cinco años después, con Mariano Rajoy en La Moncloa, el rodillo de la mayoría absoluta conseguida en las urnas cercenó cualquier posibilidad de la familia para acudir a la justicia universal en el país.
Unos papales filtrados por Wikileak dejaron al descubierto los movimientos que desde las altas instancias del Estado español se llevaron a cabo. Esos documentos atestiguaban que una vicepresidenta primera del Gobierno, dos ministros y varios fiscales se desplazaban hasta la embajada de EEUU en Madrid "para recibir órdenes y torpedear la causa y el proceso judicial", opina David.
Recurrieron al Tribunal Supremo, y ante su negativa de reabrir el caso, fueron al Tribunal Constitucional. Al final, no les quedó otro que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, que admitió a trámite el caso en 2019. "El actual Gobierno de coalición, a través del Ministerio de Justicia que ostenta el PSOE, ya respondió unas preguntas de este Tribunal y se alineaban totalmente con lo que defendía en su día el PP", apuntilla el hermano. Poco tardaría en llegar un nuevo revés para la familia. El Gobierno británico solicitó participar en la causa que se dirime en el Tribunal de Estrasburgo alegando que la modificación que persigue el grupo de apoyo que la impulsa podía atentar contra la defensa de su Estado. David explica la letra pequeña: "A algunos mandatarios les incomoda que haya una justicia que pueda investigar sus crímenes de guerra y asesinatos".
No investigar los crímenes de los aliados
La deriva jurídica que ha seguido el caso del asesinato del camarógrafo de Telecinco hace pensar a la familia que "tiene más peso la estrategia geopolítica que defender a compatriotas y que es mejor no investigar una muerte incómoda para defender a aliados o países amigos", reflexiona David. Él mismo diferencia entre los dos partidos del Ejecutivo. Mientras que desde Unidas Podemos se han reunido con la familia para escuchar y potenciar sus demandas, con el PSOE nunca ha habido ningún tipo de entendimiento al considerar que no era un tema prioritario, pese a que una reforma de calado como la Ley Orgánica del Poder Judicial así lo exige. De hecho, en el pacto de coalición suscrito por Unidas Podemos y el PSOE se comprometieron a la modificación de dicha Ley en el punto dedicado a la justicia eficaz (2.12.4).
"Buscamos que un proceso judicial sea viable para las víctimas. Uno de los pilares del estado de derecho es que nos rijamos por el imperio de la ley y no la ley del imperio, y recibir una tutela judicial efectiva en caso de asesinatos de compatriotas es imposible hoy", explica David, quien también apunta que según la cuarta Convención de Ginebra, que un ejército ataque un lugar civil como lo era el Hotel Palestina de Bagdad en el que se hospedaban los informadores es considerado un crimen de guerra.
Dos décadas de antidepresivos
Maribel Permuy, madre de José Couso, sabe quiénes dieron la orden y dispararon contra el Hotel en el que estaba su hijo trabajando. Tres nombres propios: el Teniente Coronel Philip de Camp dio la orden de disparar sobre el hotel y el capitán Philip wolford la transmitió al Sargento Thomas Gibson. Como todos los allegados, la rabia, el sufrimiento e impotencia no se apiadan de ella ni siquiera casi dos décadas después. Tiene 78 años, cinco hijos (siempre cuenta a Couso entre ellos) y nueve nietos. "La muerte de un hijo no se supera nunca, solo se aprende a vivir con el dolor de la pérdida. Ha pasado tantísimo tiempo luchando que mi dolor lo desvío hacia la fuerza que necesito para seguir pidiendo justicia", dice Permuy.
No quería dinero, sino que se juzgara a los asesinos, y también reivindica el doble rasero con el que actúa el Gobierno español dependiendo de quiénes sean los asesinos: "Siempre digo que si lo hubiera matado un etarra sería de otra manera, pero lo mataron los yankees, y somos sus vasallos". Permuy recuerda con pesar cómo algunos de sus familiares no entendieron su lucha "porque eran de derechas y en aquel momento gobernaba Aznar", en sus propios términos.
A día de hoy, la madre de Couso continúa tomando antidepresivos y duerme con la radio puesta en auriculares. "Tengo que tener alguna voz que me acompañe en los momentos de silencio para no pensar en la imagen de mi hijo, porque se me aparece en todo. Cierro los ojos y ahí sale él", agrega. Ella sigue cuidado de los hijos que perdieron a su padre aquel 8 de abril de 2003, en ese momento de tres y seis años. Él tenía 37. "Mientras se hable de José, es como si siguiera vivo", enfatiza su madre.
"El fuego amigo" no olvida
Eso es lo que busca Marta Alonso, protagonista de la obra teatral y musical "El fuego amigo" que se representa esta semana en el madrileño Teatro del Barrio. Con la dramaturgia y dirección a cargo de Juan Manuel Romero, trasladan al mundo del teatro documental los hechos que por siempre sacudieron a la familia Couso. Alonso se ha documentado exhaustivamente sobre todas las actualizaciones que se han ido produciendo en el caso. "Poco antes de estallar la pandemia, el Tribunal Supremo dictaminó que se debería indemnizar a la familia ya que el Estado no atendió todas las necesidades del traslado del cuerpo en su momento, y eso que el Gobierno lo recurrió", rememora.
De esta forma, la obra poética que ella protagoniza busca convertirse en un punto de encuentro, un lugar común todos los 8 de abril que quedan por llegar. Como siempre, ese es el día elegido para reivindicar la justicia universal en España y recordar la figura de José Couso. "Siempre íbamos a la embajada de Estados Unidos en Madrid, pero este año vamos a concentrarnos frente al Ministerio de Justicia para señalar a unas de las patas del Gobierno que no recibe a la familia y no se para a escuchar a las víctimas pese a su acuerdo programático porque tienes otras prioridades", concretiza David. La movilización tendrá lugar a las 19:00 horas en el número 42 de la calle San Bernardo.
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