El abandono escolar en España ha registrado una tendencia a la baja continua a lo largo de los últimos años, reduciéndose alrededor del 50% en dos décadas. El avance de los resultados de la Encuesta de Población Activa, publicada la última semana de enero, revela que en 2023 el dato disminuyó 0,3 puntos, pasando del 13,9% registrado el año anterior al 13,6%. 

Una cifra que, sin embargo, todavía dista mucho de la media de alumnos y alumnas del entorno europeo que dejan su formación en el segundo ciclo de educación superior (Bachillerato, Formación Profesional Media o Formación Profesional Superior). Actualmente, la diferencia es de casi un 4%.

Estos resultados, además, reflejan los estragos que provocó el confinamiento por la pandemia de covid-19 y que todavía arrastran los sistemas educativos. Al igual que ocurrió en 2013, en plena resaca de la crisis financiera —con unos servicios públicos pauperizados, víctimas de las políticas de austeridad—, en 2022 el abandono escolar repuntó por primera vez en toda la década. De esta forma, el dato creció un 0,6% respecto a 2021, cuando el porcentaje se situaba en el 13,3%. Un corte que este año todavía no se ha logrado igualar.

En cualquier caso, este 2023 se ha vuelto a retomar la tendencia decreciente y eso se debe, principalmente, al aumento de 0,4 puntos del porcentaje de población entre 18 y 24 años que ha conseguido completar la segunda etapa de educación secundaria, que alcanza el 74,5%; correspondiendo el 11,9% restante a la población que continúa formándose, tal y como avanza el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes.

Navarra y Euskadi se sitúan por debajo de la media europea

En cuanto a la situación por comunidades autónomas, se mantienen diferencias significativas. Destacan Navarra (6,3%) y Euskadi (6,4%), estando también por debajo de la media de la UE de 2022 (9,6%), Cantabria (7,4%), Galicia (8,8%) y La Rioja (9,4%). Mientras que Ceuta (19,2%), junto a Illes Balears (19,1%) y Murcia (19,0%) se sitúan a la cola de la media nacional en el último recuento. 

Entre tanto, la Comunidad de Madrid, el territorio más rico del país, es el que menor reducción ha conseguido de toda España en los últimos 20 años: un 48%, frente al 73% de Extremadura, el 72% de Cantabria o el 67% de Galicia.

"Además, el abandono educativo en Madrid (12,6) es casi el doble que en Navarra o Euskadi, con un nivel de renta similar, y el peor de todas las comunidades por encima del nivel medio de renta en España", ha criticado Esteban Álvarez, responsable de Educación en el PSOE-Madrid. Este mismo martes, Álvarez presentará estos datos ante la Comisión de Educación de la Asamblea.

En concreto, la Comunidad de Madrid ha pasado de tener 8,7 puntos menos que la media nacional, en 2003, a tan solo un punto. Desde que Isabel Díaz Ayuso accedió a la Presidencia autonómica, en el verano de 2019, el abandono ha crecido en 2,6 puntos cuando de media se ha reducido, durante este mismo período, en 2,4 puntos en todo el país.

Algunas organizaciones, como los sindicatos CCOO y UGT, o las asociaciones de padres y madres, vinculan esta sangrante situación con la falta de equidad en la región, que registra una de las mayores tasas de segregación escolar.

También llama la atención la situación del abandono en Catalunya (14%), el País Valencià (14,3%), Canarias (15,1), Castilla-La Mancha (15,7%), Andalucía (16,8%) y Melilla (17,3%).

Cae en el caso de los alumnos y sube ligeramente entre las alumnas

En el último año 2023, la diferencia entre el dato de abandono escolar de los estudiantes varones (15,8%) y el de las mujeres (11,3%) sigue siendo muy significativa, aunque se ha logrado reducir desde los 7,4 puntos de diferencia que había en 2013. A este respecto, no obstante, también conviene destacar que la variación por géneros ha experimentado un comportamiento muy desigual, habiendo disminuido 0,7 puntos en el caso de los chicos y aumentado 0,1 entre las alumnas.

El porcentaje de población de 20 a 24 años que sí que ha logrado superar el nivel de segunda etapa de Educación Secundaria, en el año 2023, se sitúa en el 79,1%; un 15,3% por encima del dato de 2013 (63,8%) y superando al del año anterior (78,7%). Mientras que si se compara con la media europea (83,6% en 2022), la diferencia ha pasado de 17,1 situarse puntos inferior a ella, en 2013, a 4,5.

Al igual que en el indicador de abandono, la disparidad entre géneros es muy significativa, siendo en 2023 el porcentaje de mujeres de 20 a 24 años que han completado esta segunda etapa educativa del 82,3%, 6,2 puntos superior al dato de los hombres (76,1%); lo que supone una reducción de la diferencia entre ambas partes respecto a la existente en 2013, de 11 puntos.

El riesgo de abandono escolar crece entre los más desfavorecidos

La propia Unesco reconoce que las personas que tienen menor nivel educativo normalmente son más pobres, tienen peores niveles de salud, más desempleo y peores empleos, y sus hijos tienen menos posibilidades de progresar socialmente. Esta secuencia, que se puede observar con bastante claridad en el caso del alumnado gitano —seis de cada diez niños romaníes no terminan la educación obligatoria—, genera una dinámica de empobrecimiento que se hereda de generación en generación. 

También la organización Jóvenes e Inclusión advirtió de esto en un informe que presentó en 2021, donde alertaba de que la probabilidad de abandono escolar y de repetición de los menores en riesgo de exclusión social es mucho mayor que el que hay entre los niños de familias con más recursos socioeconómicos.

Jóvenes e Inclusión encuestó entonces a 130 niños de 16 años riesgo de exclusión social de Andalucía, Aragón, Asturias, Canarias, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Catalunya, Galicia, Illes Balears, y Madrid, que forman parte de algún programa de inclusión, y hasta un 92,4% de ellos habían repetido algún curso. Un dato que contrastaba con el de la población general, donde un 69,5% del alumnado está en el curso que les corresponde.