Eduardo Blasco, el campeón de natación que salva vidas en el Mediterráneo: "Los héroes son los refugiados"
El nadador decidió hace dos años cambiar las piscinas de competición por los barcos de salvamento humanitario. Ahora tiene en mente realizar misiones humanitarias en Gaza y el Sáhara.
Madrid-Actualizado a
Eduardo Blasco fue el campeón mundial en la modalidad de rescate y socorrismo de 2022. Ha roto más de 30 récords de España y ha ganado más de 60 medallas nacionales. La trayectoria de este joven vasco de 29 años es admirable. Sin embargo, su historia va más allá de sus hitos deportivos.
En 2022, el deportista estaba ganando el Mundial en Italia. Tan solo un año después, el mismo país, gobernado por la ultraderechista Giorgia Meloni, le arrestaba administrativamente. La razón: salvar vidas en el Mediterráneo. Blasco tomó la decisión de cambiar las piscinas de competición por los barcos de salvamento humanitario el mismo año que se hizo con la medalla de oro. Sus habilidades de rescate y socorrismo podrían servir para salvar refugiados, aunque eso implicaría reducir sus entrenamientos y competiciones. Blasco no se lo pensó dos veces; para él, es más importante rescatar a seres humanos que el deporte.
Aunque el nadador nació en San Sebastián, se ha criado en Fuerteventura, lo que lo acercó más al mar. Fue su abuelo quien le enseñó a nadar cuando apenas tenía cuatro años y, desde entonces, no se ha separado del agua. Vivir en Canarias le hizo ver otras realidades y, desde muy joven, entendió que el azar a la hora de nacer en un punto del planeta u otro puede determinar toda tu vida y tu destino. En las islas, vio cómo miles de refugiados llegaban cada año a las costas europeas, todos ellos en búsqueda de un futuro mejor. "La ruta migratoria canaria se ha convertido en la más mortífera del mundo", apunta el nadador.
Según el informe anual de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), al menos 11 personas murieron de media cada día en el Mediterráneo y el Atlántico tratando de llegar a Europa en 2023. En el caso de la ruta atlántica, se incrementaron las muertes un 71% con respecto al año anterior.
"Siempre he estado hipersensibilizado con el tema al vivir en Canarias y quería ayudar de alguna forma. La primera vez que me encontré con pateras en primera persona fue tremendo. Te da lástima, rabia y mucha impotencia verlo. Es imposible no estremecerse cuando ves delante de ti una embarcación abarrotada de refugiados", apunta.
El deportista ha pasado por decenas de misiones en estos dos años en destinos como Lesbos, Lampedusa o Libia con organizaciones como Open Arms, entre otras. Público se ha puesto en contacto con esta ONG, que ha preferido no hacer declaraciones.
"Yo ya sabía que el mundo era una mierda, pero ahora ya lo puedo confirmar", se emociona Blasco al recordar las embarcaciones a las que ha ayudado en este tiempo. "Cuando vi por primera vez una patera llena de personas, entendí que hay que reivindicar el derecho a tener un futuro mejor", apunta.
"Siempre me preguntan por las grandes historias de superación o por las tragedias. A veces parece que si no tienes una gran historia no conmueves lo suficiente para hablar de ello. Yo quiero reivindicar al chaval que llega a Europa porque quiere estudiar y tener una vida normal", manifiesta.
El nadador quiere defender las cosas cotidianas de la vida. "El simple hecho de abrir un grifo y que salga agua o de poder ir a votar es un lujo que muchos no sabemos valorar, y estas personas que huyen no pueden disfrutarlo simplemente por su color de piel o por nacer en un país concreto", denuncia.
"Si me llaman para salir a Gaza mañana mismo, me voy"
Además de las misiones en el Mediterráneo, Eduardo tiene en mente realizar una misión humanitaria en la que llevar alimentos a Gaza y medicamentos al Sáhara, todo ello mientras está metido de lleno en los entrenamientos para sus próximas competiciones, entre las que se encuentra el campeonato del mundo de salvamento en Australia. "Ahora estoy en preparación, pero si me llaman para salir a Gaza mañana mismo, me voy. Si me avisan en cualquier momento antes de que ya esté en Australia, lo dejo todo para irme a ayudar a Gaza", asegura.
Sin embargo, la operación en Gaza se está retrasando debido a los bombardeos constantes, el asesinato de los voluntarios de World Central Kitchen y las crisis diplomáticas, según explica. "No sé cuándo podré ir. Sé que lo que está pasando allí es una pesadilla, pero por eso mismo tengo muy claro que quiero ayudar. Cuando llegue la llamada para irme a Gaza o al Sáhara, lo haré por delante del campeonato”, afirma.
"En Israel se están comportando como bestias contra la población civil. Nada justifica el asesinato de un niño. ¿Cuántos palestinos tienen que morir porque hay terrorismo? Al Gobierno israelí ya nada les diferencia de Hamás", denuncia.
El nadador encuentra en las misiones humanitarias una motivación para seguir entrenando duro día a día. "Si yo gano el próximo mundial, mucha más gente va a oír hablar de la misión que haga y va a conocer lo que pasa en Gaza, en el Sáhara o en Lesbos. No solo entreno por mí, entreno por ellos. Quiero aprovechar el altavoz que tengo debido a mis logros deportivos para que la gente se conciencie sobre el tema", manifiesta.
Blasco confiesa que sufrió un dilema sobre si debía hablar de su experiencia en los medios. No quería caer en el "rol mesiánico que tienen muchas personas que trabajan con ONG", explica. "Yo no soy un héroe, los héroes son los que se juegan la vida atravesando el mar para llegar a Europa", asegura.
El choque de realidad al volver a casa tras una misión
Formar parte de misiones humanitarias y competir en deporte profesional no es nada sencillo de compaginar, no sólo en términos de tiempo, sino también por las dificultades físicas y psicológicas después de todo lo visto y vivido. Unas secuelas psicológicas que se recrudecen cuando tiene que afrontar la vuelta a la vida cotidiana lejos de las costas.
Cuando él se despide de sus seres queridos, ellos se quedan en ese último abrazo. Sus vidas continúan igual, sin grandes cambios, mientras que él se adentra en una dura experiencia tras la cual nunca volverá a ser el mismo. "Al volver tienes unas ideas totalmente diferentes, con vivencias y situaciones muy intensas en un corto período de tiempo que te cambian y te unen mucho más a la tripulación de tu misión que a algunos familiares", explica.
"La falta de sensibilidad que hay con la problemática la vives tú en primera persona al volver"
"La falta de sensibilidad que hay con la problemática la vives tú en primera persona al volver. Y ahí entiendes cómo puede ser que a alguien no le preocupe lo que ocurre en Gaza o en el Mediterráneo si sabes que tienes un amigo que ha ido y lo primero que le preguntas es cuándo nos vamos de fiesta", apunta.
No es habitual que un deportista se posicione políticamente sobre estos tipos de temas en los medios. Si bien, Blasco siempre ha mantenido claros sus ideales. "Si no te posicionas, se blanquean situaciones que, desde mi punto de vista, son insostenibles e intolerables. No es posible que Europa permita que nadie se muera en el mar", asegura.
"Todo el mundo tiene claro que no ayudar a alguien que se va a ahogar está mal, pero con el aumento de la ultraderecha en los países europeos están proliferando estas ideas que a mi parecer son muy peligrosas. Estamos hablando de seres humanos", denuncia.
Los éxitos deportivos del nadador y su implicación en las misiones humanitarias también han sido reconocido por los Premios Nacionales del Deporte, donde ha sido nominado en la categoría Reina Sofía, un galardón que pretende conmemorar a aquellos atletas que calan en la sociedad por sus valores más allá del deporte.
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