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Dormir a 300 metros de un macrofestival: así afectan a los barrios eventos masivos como el Mad Cool

Cientos de vecinos de Getafe y Villaverde se manifiestan para denunciar el nuevo recinto destinado a macroconciertos, que acogerá cuatro en tres meses y cuenta con viviendas a apenas 300 metros.

Movilización de los vecinos de Getafe y Villaverde en contra del nuevo recinto para festivales, a 27 de junio de 2023.
Movilización de los vecinos de Getafe y Villaverde en contra del nuevo recinto para festivales, a 27 de junio de 2023. A. B. / Público

Abanicos, silbatos y pancartas inundan los barrios de Getafe Norte y Villaverde Alto. Los vecinos salen a la calle en plena ola de calor a 37 grados. "¡Almeida atiende, Getafe no se vende!", "¡Mad Cool apesta, el ruido nos molesta!", "¡Manos arriba, Mad Cool es un atraco!". Estos son algunos de los cánticos que se pudieron escuchar el pasado 27 de junio en los alrededores de la denominada "gran Ciudad de la Música", ubicada junto al polígono industrial de Colonia Marconi, donde los vecinos salieron para protestar contra el festival Mad Cool por los problemas que les ocasiona.

Los vecinos afectados: "¡Almeida atiende, Getafe no se vende!"

El próximo 6 de julio dará comienzo el festival en la calle Laguna Dalga, a escasos metros de la carretera M-45, situada entre Getafe y Villaverde. El evento durará tres días, pero no será el único en la zona: "Si fuera sólo ese, no pasa nada, pero serán más", indica Miguel A. Fernández, de la Plataforma Stop Mad Cool y de la Asociación de Vecinos de Getafe Norte.

La temporada comienza con el Mad Cool, que es quien "capitanea esta historia", incide Fernández. El jueves 14 de julio tendrá lugar el concierto de Harry Styles; una semana más tarde será el Reggaeton Beach Festival y en septiembre, el recinto acogerá el Coca Cola Music Experience.

Dormir a 300 metros de un macroevento

Miguel A. Fernández, uno de los vecinos afectados por el Mad Cool, ve uno de los escenarios desde su azotea.
Miguel A. Fernández, uno de los vecinos afectados por el Mad Cool, ve uno de los escenarios desde su azotea. A. B. / Público

Fernández indica que desde su salón ve uno de los ocho escenarios del Mad Cool e invita a Público a subir a la azotea de su vivienda para comprobar la proximidad. "Menos mal que no hay fútbol, si no sería peor", señala este vecino, quien indica que tienen "suerte" de que la temporada liguera haya concluido al tener a escasos metros el estadio del Getafe Club de Fútbol.

"Los responsables son los de Ciudadanos", afirma Fernández, que no duda en señalar a la formación naranja ya que fue la responsable de la adjudicación del proyecto, poniendo el foco en Begoña Villacís, exvicealcaldesa de Madrid, que nunca se reunió con los vecinos: "Sólo lo hizo a través de contestaciones", matiza este afectado por la localización del evento.

Público ha intentado en reiteradas ocasiones ponerse en contacto con el Ayuntamiento de Madrid para conocer la opinión sobre el festival, pero no han contestado a las peticiones. Por otro lado, el Ayuntamiento de Getafe ha mostrado su apoyo a los vecinos damnificados: "Si surgen molestias, habrá sanciones. Estaremos vigilando".

"Tema prioritario"

La alcaldesa del municipio, Sara Hernández, "tomó el asunto del Mad Cool como prioritario", según indican fuentes del consistorio. La regidora madrileña sí se reunió con la exedil de la formación naranja a principios de este año y con los promotores del festival.

Hernández solicitó que no causaran ninguna molestia a los vecinos. En el caso de Getafe, afecta a la zona norte, concretamente a los barrios de Los Molinos y El Bercial; mientras que por la parte de Villaverde, a los vecinos de Colonia Marconi.

Se pidió un informe de ruido y movilidad, y que se instalaran pantallas para minimizar el impacto acústico del festival y garantizar el descanso de los vecinos en las zonas colindantes. 

Y es que la celebración de los festivales trae consigo una gran variedad de consecuencias. Desde Ecologistas en Acción detallan algunas, tales como el impacto acústico o sobre la fauna y flora del lugar, la masificación, los riesgos de incendios o los problemas de movilidad, como es el caso del Mad Cool, que cuenta con una asistencia de 80.000 personas por día.

En lo referido a la movilidad, desde la dirección del festival matizan, además, que en ningún momento el evento ha fomentado el transporte privado. Asimismo, indican que durante el festival se utilizarán vasos reciclables y se establecerán varios puntos violetas. La parte baja de la M-45 estará cortada para facilitar el acceso de los asistentes al Mad Cool y cada día terminarán en torno a las dos de la madrugada.

"En todo momento, hemos tenido en cuenta las peticiones de los vecinos de la zona. Para ello, hemos trabajado con miras a minimizar el impacto acústico del evento dentro de los límites legales", explican desde Mad Cool. Afirman, del mismo modo, haber presentado "un estudio en el que se indica que la afección sonora a las zonas residenciales cumplirá con lo establecido por la legalidad vigente. Para nosotros es muy importante que la convivencia con los vecinos sea ejemplar y podamos contar con ellos para el desarrollo del proyecto".

Denunciados por la ubicación

No es la primera vez que el ruido que generan este tipo macrofestivales causa problemas. El festival 4every1, que en 2015 tuvo lugar en El Álamo, fue denunciado en aquella edición debido a que se consiguieron informes negativos de la Consejería de Medio Ambiente. Sin embargo, a pesar de estas observaciones, el festival se celebró.

"Los promotores carecen del preceptivo informe ambiental favorable. Sin él, ni la Consejería de Presidencia ni el Ayuntamiento deberían autorizar el evento", recogía en su día un comunicado de Ecologistas en Acción. Asimismo, el grupo ecologista denunció que la alcaldesa de El Álamo, Natalia Quintana (PP), conocía de primera mano los hechos porque se reunió con el que en aquel momento era el Director General de Evaluación Ambiental de la Comunidad de Madrid.

Tres años más tarde, y también por motivos medioambientales, el festival Amanecer Bailando se trasladó a Móstoles. Se celebraba en el parque de El Soto, pero se consiguió cambiar de ubicación gracias a varios informes. El Ayuntamiento mostoleño anunció que no se celebraría en dicho emplazamiento y aún así la empresa organizadora del festival continuó con la venta de entradas.

En esta ocasión, Ecologistas en Acción mantuvo que no se presentó un Plan de Limpieza y Gestión de Residuos ni hubo autorización de la Confederación Hidrográfica del Tajo. En este sentido, solicitaron hacer compatible la celebración del festival con la protección del parque.

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