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'Dinder Club', cuando la sexualidad de las personas con discapacidad intelectual deja de ser un tabú

Las personas con síndrome de Down e inteligencia límite son el público objetivo de esta aplicación que aspira a generar espacios seguros y libres de violencia o abusos, donde puedan establecer relaciones personales cercanas e íntimas.

Actividad programada mediante la aplicación 'Dinder Club' - Cedida por 'Dinder Club'
Actividad programada mediante la aplicación 'Dinder Club' - Cedida por 'Dinder Club'.

Las relaciones sexoafectivas en personas con discapacidad intelectual han sido un tema tabú que durante mucho tiempo les han alejado e incluso impedido vivirlas. Por un lado, bajo un acto de sobreprotección, se ha tratado de apartar a este colectivo de la sexualidad para evitarles experiencias dolorosas y de riesgo. Una actitud que, por discriminatoria, muchas veces ha ahondado más en el daño.

Por otro, también es verdad que cuando estas personas intentan entablar relaciones (por ejemplo, mediante aplicaciones de socialización o redes sociales) se han dado situaciones de engaño, burla y hasta abuso.

Precisamente de este contexto de necesidad manifestada por el colectivo surge Dinder Club, la "primera" app de citas y planes para personas con discapacidad intelectual, que se ha lanzado recientemente en Barcelona.

Una herramienta que aspira a generar entornos seguros, pero también de autonomía, para que las personas del colectivo puedan relacionarse con libertad. Sólo en Catalunya, existe un grupo de 27.000 potenciales usuarios que podrían beneficiarse de esta aplicación.

"Desde el colectivo nos contaban como, una vez llegan a la mayoría de edad, su vida social se reduce al máximo porque empiezan en la vida laboral. Tenemos usuarios de 35 años que aún no han podido tener una relación amorosa en toda su vida, que llevan años sin poder conocer gente nueva y eso les crea una soledad enorme. Por eso, vimos que la app era muy necesaria y, la verdad, es que el recibimiento que hemos tenido ha sido espectacular", explica a Público Max Roures, CEO de Dinder Club.

Durante varios años, los creadores de esta aplicación que pretende emular una especie de Tinder para gente con discapacidad han trabajado mano a mano con Dindat Federación, acidH, la Fundación Aura y la Fundación Catalana Síndrome de Down para perfeccionar el servicio y "adecuarlo a las verdaderas necesidades del colectivo". Asimismo, han colaborado con unas 50 personas con discapacidad que han ido contribuyendo a su mejora para que verdaderamente cumpliera con el objetivo.

El creador de la aplicación, Max Roures (c), y los usuarios Montse y Hèctor (d), durante la presentación de 'Dinderclub'. EFE/Marta Pérez
El creador de la aplicación, Max Roures (c), y los usuarios Montse y Hèctor (d), durante la presentación de 'Dinderclub'. Marta Pérez / EFE

"Por el momento, la app es gratuita y solo funciona en Barcelona. Pero dentro de muy poco nos extenderemos a toda Catalunya y, una vez que esté todo funcionando aquí, iremos al resto de España", detalla Roures. Y es que Dinder no es solo una herramienta mediadora, sino que cuenta con profesionales que coordinan el espacio para que sea cómodo y agradable para todo el que haga uso de ella.

¿Cómo puede una aplicación para ligar garantizar seguridad?

Tal y como cuenta Roures, "no todo el mundo puede acceder a la aplicación", a fin de que no se registre, por ejemplo, alguien que no tiene discapacidad o que no dispone de las habilidades sociales necesarias como para que no se produzcan relaciones desiguales.

"Para acceder, tienes que registrarte a través de tu propia entidad /asociación y esta entidad a la que a la que tú perteneces te hace una entrevista para conocer el perfil de usuario y un test de conocimientos de sexoafectividad. En el caso de que no se supere esa parte de conocimientos básicos de sexoafectividad, ofrecemos unas formaciones donde se pueden aprender unos mínimos para que, después, ya puedas acceder a la plataforma", describe el CEO.

"Después del encuentro, ya sea en grupo o en una cita, tenemos un sistema de prevención y alertas que funciona parecido. De tal modo que el usuario tiene que contestar un pequeño cuestionario que no dura más de dos minutos, donde depende de las respuestas podemos detectar si ha habido alguna situación incómoda o alguna situación de abuso", afirma Roures.

Asimismo, los chats grupales y las actividades colectivas están monitorizadas por la figura del dinamizador. Estas personas, que normalmente son integradores sociales de formación, dan apoyo y organizan salidas de ocio, que pueden consistir desde ir al cine hasta acudir a la bolera o asistir a un partido de fútbol.

Para la psicóloga y gerente de apoyo de la asociación AcidH, Gemma Parcerisa, esa garantía de acompañamiento es "fundamental". "Las personas con discapacidad tienen derecho a gozar su sexualidad, tienen derecho a la integridad y a la propiedad es de su propio cuerpo sin que nadie les instrumentalice. Tienen que poder decidir sobre su cuerpo y tienen derecho a poder recibir educación sexual y afectiva. Sin embargo, también tienen dificultades que hacen que nada de esto se cumpla. De ahí que la creación de esta app sea una buena noticia", expresa la especialista.

Las deficientes habilidades sociales, los pocos de espacios que hay para poder ampliar su vida afectiva, las escasas oportunidades a nivel de ocio y las plataformas que existen "no dan respuesta a las necesidades de las personas con discapacidad intelectual", asegura la psicóloga.

"Muchas veces, la gente les reúsa, les rechaza o les marginan por tener discapacidad. Otras, la actitud hacia a ellos se torna un abuso. Esta aplicación les sitúa en igualdad de condiciones, pero sin victimizarles. Les da opciones donde poder satisfacer sus inquietudes relacionales, con espacios adaptados, sobre todo a nivel tecnológico, que antes no existían", apunta Gemma Parcerisa.

Desde la voz de la propia experiencia, Héctor Roura, un usuario que no tiene pareja y que ha formado parte del proceso de conformación de la app, cuenta con alegría que, aunque por ahora él no quiere tener citas, gracias a los planes en los que ya ha participado ha hecho amigos nuevos. A su juicio, "debería haber más planes y más proyectos enfocados en concreto a la convivencia y la integración de personas con discapacidad".

"La gente podría hacer más cosas y no se sentiría tan rechazada porque sí que es verdad que ahora por algunas actividades no aceptan que vayas si tienes discapacidad, sí que se siente esa discriminación y yo creo que podrían normalizarlo y adaptarlo todo para todo tipo de personas", reflexiona Héctor.

Dinder Club tiene la ambición de convertirse también en un espacio físico. En este sentido, Roures ya ha anunciado que la empresa está trabajando en una sede que contará con unos 1.000 metros cuadrados y podría estar acabada a finales del 2024. El espacio cogerá citas, planes y ofrecerá cursos y talleres para los socios.

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