Hace una semana empezó el nuevo curso escolar. Primero, se incorporaron los niños de Infantil y Primaria, luego los chavales de la ESO y, desde este mismo lunes, también miles de universitarios han regresado a las aulas. Sin embargo, la vuelta al cole no es igual para todos. Lamentablemente, muchos se quedan varados en el camino. Es el caso de buena parte de la población gitana.

La brecha educativa para los estudiantes romanís ha empeorado en la última década. De hecho, hasta seis de cada diez alumnos gitanos siguen sin terminar la educación obligatoria. Así lo revela el último informe publicado por la Fundación Secretariado Gitano (FSG).

Los datos del estudio muestran que la tasa de escolarización del alumnado hasta los 24 años ha retrocedido desde el año 2012, siendo los niveles superiores la verdadera barrera en la formación académica  de la población gitana: solo el 3,8% se gradúa en Bachillerato o en Grado Medio, y apenas el 0,4% lo hace en la Universidad. Hace diez años era el doble.

Si en 2012 acudía a clase un 49% de los menores romaníes, en 2022 el porcentaje se sitúa siete puntos por debajo. Esta situación genera una gran desigualdad que se puede observar claramente si se comparan las cifras del pueblo romaní con la media global. Por ejemplo, si se atiende al número de estudiantes que no terminan la educación obligatoria, la distancia es abismal: se eleva hasta casi el 63%, frente al 4% del total. 

Ello preocupa a las propias familias gitanas que, tal y como recoge el informe, reconocen que la educación es importante y determinante en para el futuro de sus hijos.

También sigue llamando la atención el contraste entre porcentajes de analfabetismo. Así, en el caso de la comunidad gitana, el 14% de las mujeres y el 6% de los varones no saben leer ni escribir, en detrimento del 2% de las mujeres y el 1% del conjunto de la sociedad. 

Mientras el resto de la población parece contar con los apoyos y condiciones necesarias —un entorno que les guía y les incentiva— para avanzar, el pueblo gitano continúa estancado. Y una de las causas de esta parálisis es la dinámica segregadora del sistema educativo, tal y como explica José Eugenio Abajo Alcalde, miembro del grupo de Educación del Consejo Estatal del Pueblo Gitano. 

El resultado, una brecha cada vez más aguda entre esta comunidad y el resto de los ciudadanos. Esta es la razón por la que el abandono educativo temprano haya caído del 25% al 13% entre 2012 y 2022 y, sin embargo, entre la población gitana haya aumentado del 64% al 86%. 

Al panorama en las escuelas hay que sumar el resto de factores cotidianos que dificultan a los alumnos romanís progresar en sus estudios. Para empezar, la gran mayoría de ellos (un 86,7%) sufren pobreza infantil, frente al 28% del resto.

Ello implica no disponer del espacio adecuado donde poder realizar las tareas o concentrarse para estudiar, no poder comprar material, así como tener que empezar a trabajar antes para contribuir a la economía familiar, entre otras tantas cosas.

No parece casualidad que precisamente la edad crítica sean los 16 años, a partir de cuando los jóvenes pueden ser contratados. Ya a los 17 años, sólo un 34,3% de los gitanos prosigue en la escuela, frente al casi 80% del resto de alumnos.

Centros guetizados o segregación dentro de las escuelas

Aunque el sistema educativo debería servir para compensar este flagrante desequilibrio, lo cierto es que, como apuntan desde el Consejo Estatal del Pueblo Gitano (CEPG), la dinámica de los propios centros a veces incluso contribuye a lo contrario. Es decir, a profundizar la desigualdad de las minorías étnicas como el pueblo gitano, pero también otras como la magrebí en el caso de España.

Según la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, una parte considerable del alumnado gitano (28%) se encuentra escolarizado en centros guetizados (en los que solo hay alumnado gitano o de procedencia inmigrante). Es más, en todas o la inmensa mayoría de las ciudades españolas existen centros guetizados, en los que solo hay alumnado gitano y, en ocasiones, algún alumno de origen extranjero.

En la misma línea, "España ocupa la antepenúltima posición entre los países europeos de la OCDE en cuanto a inclusión social de sus centros escolares, es decir, es el tercer país que más segrega a los alumnos según su renta familiar y etnia", según los datos del Informe PISA 2015 que recoge el CEPG.

Si no es apartados en centros concretos, los alumnos romanís se ven sometida a segregación intra-centro, en muchas ocasiones. Esta discriminación tiene lugar por diversas vías, tales como: apoyos segregados (el profesorado de los programas de apoyo los sacan de sus clases justificando un "menor nivel de competencia curricular") o directamente los agrupan por niveles (donde se suele incluir en el más bajos a "minorías étnicas o culturales en situación de desventaja").

Estas separaciones, distinciones, incentivan prejuicios y encasillan en estereotipos a los alumnos gitanos, critica el experto José Eugenio Abajo Alcalde. "Si ya de entrada, lo que le dices a un niño es que elija refuerzo de matemáticas o lengua en lugar de Francés porque no va a poder con más lo que estás haciendo es caer en la profecía autocumplida", expresa. 

Asimismo, Abajo Alcalde lamenta que la figura del profesorado de Educación Compensatoria "no se use para hacer desdobles con grupos heterogéneos", sino que normalicen la segregación de las minorías étnicas.

Hacia un plan para el fomento de la inclusión

Aunque en 2021 fue aprobada la Estrategia Nacional para la Igualdad, Inclusión y Participación del Pueblo Gitano 2021-2030 a fin de responder "al compromiso del Gobierno de España con la cohesión y el progreso social, prestando especial atención a las personas en situación de exclusión social, como es en este caso un porcentaje muy alto de la población gitana"; el CEPG denuncia que, en la práctica, los propósitos quedan en papel mojado.

Por ello, el órgano colegiado propone un plan de fomento de la inclusión y el éxito escolar del alumnado gitano —liderado por el Ministerio de Educación y Formación Profesional y coordinado en la Mesa Sectorial con las comunidades autónomas— que incluya políticas concretas para resolver "el actual incumplimiento del mandato constitucional en cuanto a la igualdad sin discriminaciones y del derecho a igualdad de oportunidades ante la educación".

Además, este plan "sería una respuesta apropiada para hacer efectivo el cumplimiento de lo establecido por la actual Ley de Educación (LOMLOE) de que la inclusión, la igualdad de oportunidades y la cohesión social y el enfoque de derechos de la infancia constituyan los principios rectores del sistema", añade el CEPG.