Este artículo se publicó hace 6 años.
Cúpula AtlánticaUn agujero sin fondo en el ascensor de Paco Vázquez
El Ayuntamiento de A Coruña reclama más de 600.000 euros y se niega a pagar otros 700.000 a la concesionaria de un elevador turístico proyectado por el ex alcalde socialista, que se comprometió con la adjudicataria a costear las pérdidas con dinero público
A Coruña--Actualizado a
El ascensor del Monte de San Pedro se ideó y se construyó en aquella era dorada de dinero fácil y ladrillo feliz en los que los alcaldes competían por llevarse a las urnas un proyecto singular, preferiblemente con firma de arquitecto de postín. El ascensor de A Coruña es un ejemplarizante símbolo de ese modelo de hacer política local, porque además se inauguró en el 2007, pocos meses antes de que a los gestores de los años de vacas gordas les estallara en las narices aquella ilusión financiera que habían contribuido a inflar.
El socialista Francisco Vázquez, ex embajador ante el Vaticano y regidor de A Coruña durante casi un cuarto de siglo, quizá pensó que sería un buen escaparate de la transformación que experimentó la ciudad durante su mandato: un elevador exterior en forma de enorme esfera acristalada, que por seis euros el viaje de ida y vuelta, salva sobre raíles un acantilado de sesenta metros frente al mar en el monte de San Pedro, muy cerca de donde hace años se ubicaba el vertedero municipal, hoy desmantelado y reconvertida la zona en parque urbano bellamente ajardinado. Desde el ingenio, que se publicita como "La Cúpula Atlántica, el único mirador cubierto de España de 360º", se disfrutan de hermosas panorámicas sobre A Coruña y su bahía, las más espectaculares, especialmente si hay temporal y el oleaje azota Riazor y el Orzán.
A punto de cumplir once años, sin embargo, aquella obra monumental ha devenido en iniciativa fastuosa y fallida, en un agujero sin fondo con costes inasumibles para el erario municipal y en motivo, también, de discordia judicial. El pliego de explotación del ascensor, firmado con Vázquez de alcalde, incluía una cláusula sólo comprensible desde la perspectiva de aquellos tiempos de billetes y ladrillos a gogó: el Ayuntamiento se comprometía ante la adjudicataria a hacerse cargo de las pérdidas que pudiera ocasionar el servicio, en caso de que se incumplieran las golosas expectativas y no se lograran beneficios.
Parecía un negocio seguro, porque la misma compañía gestiona además un restaurante chic a escasos metros del punto de llegada del ascensor, también en régimen de concesión. Pero tras años de déficit continuado, el Gobierno local de En Marea acusa a la empresa Miramar San Pedro de falsear su contabilidad para engordar el saldo negativo del fiasco, y le reclama más de 600.000 euros de las cuantías abonadas por las supuestas pérdidas acumuladas entre el 2010 y el 2012. Además, se niega a pagarle otros 700.000 por las de los años 2014, 2015 y 2016.
Cuando se abrió al público en abril del 2007, tras una obra que había costado más de tres millones de euros y con Vázquez ya en Roma, se pensaba que el ascensor competiría en atractivo turístico con los afamados museos científicos coruñeses y hasta con la mismísima Torre de Hércules. Se programó para trabajar unas 3.200 horas al año, abriendo de martes a domingo todos los días salvo Navidad y Año Nuevo, con horarios ampliados en primavera y verano y una plantilla de trabajadores a turnos encargados de atender al público y encargarse de la vigilancia, limpieza y mantenimiento del aparato.
En sus primeros tiempos la atracción llegó a tener 100.000 usuarios al año, aunque pasado el bum inicial las visitas cayeron por debajo de la mitad de la mitad de esa cifra. Quizá es que los coruñeses que ya habían ido una vez lo consideraban demasiado caro como para repetir –una familia de cuatro miembros se deja 24 euros en un periplo de ida y vuelta que dura apenas unos minutos-, y que los pocos turistas que la crisis había salvado habían visto cuantiosamente mermado su presupuesto viajero. Por otro lado, los precios del restaurante, que ofrece menús degustación a 40 euros el cubierto, tampoco animan a los bolsillos del común.
Primero dejó de haber colas en la marquesina al pie del acantilado, después se constató que raramente se ocupaban las 24 plazas de la vistosa esfera
El caso es que primero dejó de haber colas en la marquesina al pie del acantilado, después se constató que raramente se ocupaban las 24 plazas de la vistosa esfera, y finalmente, y dado que el servicio tiene horarios fijos de subida y bajada, se comprobó que el ascensor iba de vacío las más de las veces con sus ascensoristas como solitarios testigos del fracaso del monumental proyecto.
En los ejercicios cuyas cuentas cuestiona ahora el Ayuntamiento, los gastos de personal y mantenimiento ascendían a casi medio millón de euros anuales, con los ingresos cayendo por debajo de los 75.000. Unas cifras de explotación ruinosas que suponían pérdidas de más de 400.000 euros por anualidad, y que, por contrato, el Ayuntamiento debía pagar a la concesionaria hincándole el diente al dinero de los contribuyentes coruñeses.
El Gobierno de En Marea, que preside Julio Ferreiro, concluyó el año pasado un expediente abierto por el PP en el año 2013. Afirma que Miramar San Pedro maquilló la contabilidad con las subcontratas del mantenimiento técnico y la seguridad, que encargaba a otras sociedades hermanas de su mismo grupo para que facturaran cantidades exageradas, contribuyendo así a engordar los costes del servicio y, en consecuencia, a elevar las pérdidas que, por el contrato firmado en el 2005 con Vázquez en la alcaldía, debían cubrir los presupuestos municipales. El Consistorio dice que Miramar San Pedro se enriqueció "injustamente" gracias a esos costes "claramente sobredimensionados", y reclama a la sociedad el reintegro de 603.000 euros. Es decir más de la mitad de los casi 1,2 millones que le pagó en esos tres años. Desde la inauguración, las pérdidas suman 2,8 millones-.
El Ayuntamiento inició el año pasado los trámites para rescatar la concesión, que volvió a licitar en septiembre salvando de la misma al restaurante. Por su parte, Miramar San Pedro acaba de recurrir en los tribunales la reclamación de los 600.000 euros del período 2010-2012 y el impago de los 700.000 de la etapa 2014-2016. En cuanto a Paco Vázquez, hoy retirado de la vida política, se le ve de vez en cuando paseando por la avenida que lleva su nombre, un honor que le concedió un alcalde del PP, en el otro extremo de la ciudad.
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