Este artículo se publicó hace 3 años.
La crisis de suministros frustra el lanzamiento de IUVIA, una innovadora 'nube' gallega para escapar de Google
La incertidumbre en el mercado dan al traste con emprendimientos interesantes y factibles. Dos emprendedores de Lugo han paralizado su proyecto de una 'nube' alternativa que podría devolver la soberanía de los datos a los ciudadanos.
Madrid--Actualizado a
Uno de los proyectos más sólidos e innovadores dentro del mundo de las start-up españolas está paralizado antes de nacer por culpa de la crisis de suministros que afecta a todo el mundo. Se trata de IUVIA, una iniciativa de dos emprendedores de Lugo —la arquitecta Sofía Prósper y el ingeniero Santiago Saavedra— pensada para evitar el rastreo de datos personales en la red mediante una suerte de 'nube distribuida'.
"Se trata de un microservidor para tener en casa o en la oficina, que te permite alojar tanto tus propios datos como tus propios servicios", explica Sofía Prósper a Público. Es decir, gracias a un dispositivo sencillo de manejar y con gran capacidad de memoria uno puede tener en casa (o en la empresa) y protegidos absolutamente todos sus datos y herramientas para usarlos: dominios, cuentas de correo, calendario y almacenamiento de contactos. De este modo, se evita de forma fácil depender de terceros, como Google, Amazon Web Service, Microsoft y otros servicios de software en la 'nube'.
Para ello, tenían previsto lanzar el próximo 30 de noviembre un aparato muy fácil de utilizar gracias al cual cada usuario podrá controlar plenamente sus datos, sin necesidad de cederlos a terceros. Pero no podrá ser: a pesar de que tenían cerca de 1.500 prerreservas (personas y empresas) y un crowfunding en marcha en KickStarter, han tenido que echar el freno.
"El proveedor que teníamos ha suspendido la fabricación del dispositivo, y las alternativas que nos quedaban eran o subir el precio un 25% [el paquete básico que ofrecían constaba de un solo pago de 500 euros] o esperar hasta 2024, porque hay componentes que se daban por sentado y ya no es así", lamenta Saavedra.
Este proyecto, que nació de la necesidad de proteger los datos personales sobre todo tras el escándalo de Cambridge Analytica, no tiene necesariamente por qué morir ahora; el software en el que se sustenta es libre y, como apunta Saavedra, podrían haber spin-offs o derivadas del mismo, de forma que sea compatible esta manera de generar una 'nube' alternativa a la que ofrecen los gigantes de la red y en la que la confianza lo sea todo. "Generar un estándar sería lo ideal", dice Prósper.
"La única manera de cambiar de verdad las cosas es hacer el bien y ganar dinero, que sea rentable"
La iniciativa, de alguna manera fruto del activismo de Prósper y Saavedra contra el llamado capitalismo de vigilancia y la preocupación por la privacidad de los datos personales, recibió 150.000 euros de fondos europeos a través del proyecto LEDGER. Y partía de una premisa que es siempre válida: no sólo hace falta tener ideas, sino que hay que llevarlas a cabo. "La única manera de cambiar de verdad las cosas es hacer el bien y ganar dinero, que sea rentable", afirma Prósper, que añade: "Es muy fácil criticar las cosas que no funcionan, pero lo que es difícil es ofrecer una alternativa real que funcione".
Preservar la soberanía de los datos es, por tanto, el núcleo de este proyecto; es muy importante saber dónde y cómo se tratan los datos personales en la red, dado que España está sujeta al Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), muy garantista, traspuesta en la renovada Ley Orgánica de Protección de Datos. Conocer dónde se almacenan y se tratan los datos es crucial para aplicar (o no) las normativas más protectoras para los ciudadanos.
"Nuestra aproximación a la nube distribuida es que cada uno sea dueño de sus propios datos, pero si necesitas una copia de seguridad de tus datos, exista una capa superior en la que se pueda almacenar esos datos en otros dispositivos de tu confianza", apunta Santiago Saavedra. "Porque uno de nuestros objetivos es que se crean esas redes de confianza", apunta Prósper, "de modo que existan personas o empresas afines que decidan establecer esas redes para alojar mutuamente copias de seguridad".
Un mal momento
Ambos emprendedores reconocen, sin embargo, que ahora no es el momento para lanzar comercialmente su idea ("hay tanta incertidumbre en el mercado que ni siquiera podemos fijar ahora mismo un precio", comenta Saavedra), no pueden pedir a ningún inversor que apuesten por un producto que ni siquiera pueden lanzar; están convencidos de su viabilidad económica pero, desgraciadamente para ellos, han sido una víctima más de la crisis de suministros que vive la industria de medio planeta.
Varios factores han convergido en este último año marcado por la pandemia de la covid-19: la escasez de determinados minerales, el encarecimiento de los combustibles y el parón del comercio marítimo convergen en un momento crítico y lastran el esperado crecimiento de la economía.
Estamos asistiendo a una escasez generalizada de materiales tan básicos como el cobre, el cobalto, el litio y el manganeso, además de las llamadas tierras raras, indispensables para la fabricación de productos de alta tecnología. Si a ello le sumamos que los fletes de los barcos entre Asia y Europa se han encarecido entre un 800% y un 1000% en los últimos dos años, y los precios de los combustibles se mantienen en máximos históricos, nos encontramos con una tormenta perfecta que puede ahogar iniciativas emergentes como la de estos emprendedores lucenses.
Estos problemas de suministros, para algunos organismos como la Organización Mundial del Comercio (OMC), son "coyunturales" y durarán "algunos meses", en un intento por tranquilizar a los mercados. No obstante, la recuperación de los ritmos de producción y entregas, para algunas iniciativas, puede ser cuestión de vida o muerte.
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