madrid
El que no corre vuela y algunos de los que vuelan, especulan; pero volar cuando los expertos recomiendan andar y especular con productos relacionados con la salud, como las mascarillas, que se consideran de esencial necesidad en momentos de emergencia sanitaria podría acarrear un fraude con altas sanciones.
Un cartel pegado en algunas farolas de Alcalá de Henares, en Madrid, anunciaba "mascarillas contra el coronavirus agotadas en las farmacias", un hecho que han criticado desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM) y que podría ser objeto de sanción si se llegara a tratar de un fraude, según Rubén Sánchez, portavoz de Facua.
La histeria colectiva siempre saca a flote a los más avispados que, en este caso, buscan hacer negocio del descontrol social, aunque desde el Gobierno se haya indicado por activa y por pasiva que las mascarillas tan solo deben ser utilizadas por personas con síntomas del coronavirus y aquellas que están en riesgo, como el personal sanitario o los pacientes inmunodeprimidos. Rosalía Gonzalo Corral, vocal de dermofarmacia y productos sanitarios del COFM, apuesta por la mesura y la reflexión antes de acercarse a la farmacia a comprar una máscara.
"Lo primero que los farmacéuticos preguntamos cuando alguien nos pide una mascarilla es para qué y para quién la quiere", empieza diciendo esta profesional que remarca los modelos de máscara que existen: "Dos tipos de mascarillas cumplen diferentes funciones dependiendo su diseño. Las mascarillas quirúrgicas de los centros de salud, que son verdes o azules y de tela, están diseñadas para proteger desde dentro hacia fuera, es decir, para evitar que los patógenos que tenemos en garganta, nariz y boca sean expulsados". Así pues, "esta mascarilla debe ser utilizada por cualquier persona con síntomas para evitar el contagio", incide la farmacéutica.
El tipo de mascarillas que sí protegen del coronavirus
Respecto al segundo tipo de mascarillas, entre las que se encuentran aquellas con las que se puede evitar el contagio de coronavirus desde el exterior, dice lo siguiente: "Las mascarillas de protección, que filtran el aire de fuera hacia dentro y sujetas a una normativa europea, se denominan FFP. Dependiendo el nivel mínimo de filtración hay tres niveles. De esta forma, la FFP-1 nos protege de los ácaros y del polen, pero también del ambiente creado al lijar madera o del barnizado, y tan solo son la FFP-2 y FFP-3 las que sirven para prevenir el contagio de coronavirus, según indica la Organización Mundial de la Salud (OMS)".
Solo sirven para prevenir el contagio de coronavirus las mascarillas: FFP-2 y FFP-3
Este segundo tipo de máscaras deben ser utilizadas por unos grupos muy concretos de la sociedad: tercera edad, con enfermedades crónicas, patologías anteriores, cardiópatas o con insuficiencia respiratoria, o aquellas que tienen el sistema inmunitario deprimido por sesiones de quimioterapia o haber recibido recientemente un trasplante. Asimismo, Gonzalo puntualiza que el único momento en que una persona que no pertenece a ningún grupo de riesgo debe llevar una mascarilla de este tipo es cuando se va a estar en contacto con algún infectado sin mantener una distancia mínima de dos metros.
¿Cuándo hay que dejar de utilizar una mascarilla porque ha perdido la efectividad? Esta cuestión, tantas veces repetida en los últimos días, encuentra una simple respuesta: cuando el filtro esté saturado. Así lo explica la colegiada: "El recorrido vital de una máscara depende únicamente del uso que se le dé. El filtrado no funciona adecuadamente desde el instante que la persona nota cierta resistencia a la respiración".
Aunque con muchas virtudes, las mascarillas dejarían de ser efectivas si no se cumplen ciertas indicaciones. "Este producto debe permanecer intacto continuamente porque nos está aislando del ambiente. Además, debe estar bien colocada y sellada al contorno de la cara, por eso los caballeros con barba tienen más riesgos de fuga", comenta la farmacéutica antes de señalar que este material en ningún caso puede intercambiarse, ya que es de uso personal e intransferible
¿Por qué España se quedó sin mascarillas?
El hecho del desabastecimiento de mascarillas tanto en farmacias como en hospitales encuentra su génesis en el propio inicio de la expansión del virus: "El 90% de las máscaras de España proceden de China, y se compraban súper baratas. Cuando surge la crisis del virus en el país asiático se prohíben las exportaciones de mascarillas al resto del mundo y sus fábricas pasan al 30% del rendimiento normal, dado el alto número de trabajadores en cuarentena", comenta Gonzalo.
"Una mascarilla quirúrgica que antes costaba céntimos ha multiplicado su precio por cien", explica la vocal de dermofarmacia y productos sanitarios del COFM
Ella misma relata las repercusiones que el boom del coronavirus en China tuvo en España incluso antes de que el virus llegara a Europa: "En ese momento, todos los chinos que están en España fueron a comprar mascarillas para enviárselas a su país, así que nos quedamos sin stock, ya que una cantidad ingente de este producto retorna a su país de origen".
De esta forma se llega al estadio actual, donde el desabastecimiento de mascarillas ha hecho que los farmacéuticos tengan que recurrir a proveedores no habituales, como fabricantes de Alemania y Holanda. Según explica Gonzalo, "son estos proveedores los que han marcado el precio actual de la mascarilla, que se ha multiplicado por 15 en dos semanas, o sea, verdaderas barbaridades", opina la colegiada que ejemplariza este hecho en que "una mascarilla quirúrgica que antes costaba céntimos ha multiplicado su precio por cien".
Vende mascarillas de obra para evitar el contagio
Aquí es donde la picardía, más peligrosa en estos momentos que otra cosa, sale a la palestra. Tal y como se ha mencionado al principio, algunos carteles escritos manualmente anunciaban la venta de mascarillas "frente al coronavirus agotadas en las farmacias" en la localidad madrileña de Alcalá de Henares, una publicidad acompañada de un número de teléfono. Este medio ha llamado en dos ocasiones al vendedor, la primera de ellas mostrando interés en una posible compra y la segunda tras la identificación como tal de este periodista.
El vendedor furtivo aseguraba que solo le quedaban mascarillas utilizadas en construcción, pero que también valían frente al coronavirus, y aunque cuando este medio se puso en contacto con él dijo que solo le quedaban doce y que las vendía a cinco euros, este hombre de mediana edad ya había vendido cientos de ellas, tal y como él mismo expresó. La conversación con el vendedor después de la identificación de este periodista tampoco esclarece mucho lo ocurrido, ya que titubeando cambia de postura en varias ocasiones. El individuo en cuestión comienza negando la máxima y aduciendo que alguien ha colgado unos carteles con su número para luego aceptar que algunas mascarillas las ha regalado y otras las ha vendido, justo antes de colgar la llamada cuando se le repreguntó sobre su supuesta autoría de los carteles.
Fraude con sanción ejemplarizante
Cuestionado sobre la posible ilegalidad del intercambio, que se produciría en persona, se muestra confiado: "No pasa nada, esto es legal y queda entre tú y yo". Una mirada opuesta es la que aporta Rubén Sánchez, portavoz de Facua, al decir que "podría ser una práctica fraudulenta objeto de sanción, ya que estarías vendiendo un producto que no está adecuado a la finalidad ofertada, lo que sería publicidad engañosa", advirtiendo así del peligro que conlleva el protegernos de un virus letal con productos cuya procedencia se desconocen.
"Consumo podría actuar abriéndole un expediente sancionador que además podría tener carácter ejemplarizante", advierte Facua
Sánchez también se expresa sobre las consecuencias: "Si esto lo hace una gran empresa, evidentemente, la sanción sería mayor, pero si es un particular, la Administración, en este caso desde Consumo, podría actuar abriéndole un expediente sancionador que además podría tener carácter ejemplarizante, un aviso a navegantes de que tengan cuidado con lo que hacen porque podrían acabar pagando cien o mil veces más de lo que podrían ganar con este negocio tan lamentable", arguye el portavoz para añadir que no tienen notificación de casos idénticos a este.
Más allá de la respuesta social, la Policía Nacional quitó uno de los carteles y comprobó cómo "por detrás del mismo aparecía otro mensaje en el que se anunciaba el cuidado de mascotas y se dirigía al mismo número de teléfono móvil", según informa el medio local Dream!Alcalá, que también adelanta que "al tener que investigar sobre esta venta de mascarillas, la Policía solo ha quitado uno de los carteles, pues será un juez quien determine si esta venta es ilegal, dejando otros tres en las farolas de la calle".
El espectro político complutense tiene poco que decir, ya que fuentes internas del Ayuntamiento de Alcalá han afirmado a Público que "en la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC) no se ha recibido ninguna reclamación en este sentido. Al no efectuarse la venta en un establecimiento abierto al público (donde se puede realizar inspección) o que se publicite mediante una empresa, Consumo no es competente para tramitar este tipo de reclamaciones".
Lo esencial de la prevención individual
El COFM se muestra tajante: "Un farmacéutico puede llegar a negarse a vender una mascarilla a alguien que no la necesita y reservarla para una persona en riesgo", aduce Gonzalo, que personalmente añade que si alguien llega a su farmacia pidiendo cien mascarillas no se las vendería. La colegiada asegura no tener noticia de los anuncios pegados en postes pero sí en plataformas digitales, como Wallapop o Milanuncios, y confirma que el precio del gel antiséptico se ha doblado en una semana.
Lavarse las manos constantemente es fundamental, sobre todo para los pacientes en riesgo de contagio
El colectivo de la farmacia difunde un mensaje homogéneo y de tranquilidad tanto a sus asociados como éstos a sus pacientes incidiendo en la importancia de, como tantas otras veces, las acciones individuales: "Lavarse las manos constantemente es fundamental, sobre todo para los pacientes en riesgo de contagio, que tienen que evitar llevarse las manos a la boca, nariz y ojos en el caso de encontrarse en la calle sin gel desinfectante", en palabras de Gonzalo. Asimismo, la profesional advierte que se deberían perder hábitos tan normalizados como compartir un bolígrafo.
De todo se aprende, dice la vocal de la institución colegiada, y "este es un aprendizaje muy interesante de la sociedad hacia la prevención que, el año que viene cuando tengamos la gripe común, sabrá muchas cosas que antes desconocía, aunque haya supuesto una educación a la fuerza", finaliza la farmacéutica.
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