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Coronavirus De psicología a fisioterapia por videollamada: así tratan varias profesiones de que nadie se quede atrás por el Covid-19

Un nuevo mercado laboral emerge de las medidas de aislamiento por el Covid-19. Profesionales de la sanidad y otras disciplinas se las ingenian, a través de las nuevas tecnologías, para seguir prestando sus servicios a pacientes y clientes desde casa. 

Una profesora de yoga da su clase virtual en Pekín por el coronavirus./ ROMAN PILIPEY (EFE)
Una profesora de yoga da su clase virtual en Pekín por el coronavirus./ ROMAN PILIPEY (EFE)

La consulta de Lucía García, psicóloga clínica especialista en trastornos adictivos y de ansiedad, está desbordada desde que el coronavirus llegó a Euskadi: "Estoy derivando pacientes a otros colegas porque no doy a basto. Llama gente sobrepasada por la situación, que no puede dormir, que no sabe si perderá el trabajo, que no sabe cómo actuar con los hijos. Gente que, en muchos casos, me reconoce que es la primera vez que llama a la consulta de un psicólogo".  

Desde que el brote paralizó la actividad en San Sebastián, donde ejerce, se ha visto obligada a cambiar su forma de hacer terapia: "Antes de que se decretase el Estado de Alarma, cuando la gente todavía podía venir a la consulta, seguía las recomendaciones que nos envió el Colegio de Psicólogos. La más radical que tuve que adoptar fue la de suspender las terapias grupales y las más simples, las que todos conocemos, mantener la distancia de seguridad de un metro, no dar la mano a los pacientes y reforzar la limpieza tanto de las manos como la de la propia consulta."

Pero el Estado de Alarma decretado por el Gobierno la obligó a decantarse definitivamente por los métodos telemáticos, especialmente por el teléfono y las videoconferencias: "Ya había utilizado la telepsicología en alguna ocasión para casos puntuales en los que el paciente no podía acudir presencialmente a la consulta y quería avanzar en su terapia, pero nunca como única fórmula".

A pesar de ello, los resultados, según afirma esta psicóloga vasca, son similares a los que se puede esperar de una terapia convencional: "Se pierde parte del contacto directo y algunas personas tardan más tiempo en abrirse en una videoconferencia, pero, en líneas generales, el resultado es el mismo". Para Lucía, lo más importante es ajustar bien las actividades que requiere la terapia: "Más allá del medio que utilices, no es lo mismo la respuesta que podemos ofrecerle, por ejemplo, a una persona que sufre cleitrofobia [un miedo irracional a permanecer encerrado en un lugar] con una medida de aislamiento como la que se ha decretado ahora".

Yoga online y 'mindfulness' para combatir el aislamiento

Antes de que el coronavirus dejase desiertas las calles de Vilanova del Camí (Barcelona), Joaquim M. era profesor de yoga y mindfulness en un gimnasio de la comarca de Anoia. "Me echaron igual que a varios de mis compañeros. El centro cerró hasta nuevo aviso y a nosotros ahora nos toca confiar en que volverán a llamarnos cuando todo esto pase, pero nadie lo sabe con certeza", explica Joaquín ciertamente angustiado.

"He decido darle la vuelta a la situación en la medida de mis posibilidades, así que desde hace hace una semana y media estoy preparando un canal en Youtube en el que iré colgando clases online de meditación y hatha yoga gratuitas, tanto para personas que quieran iniciarse en esta disciplina como para quienes ya se sientan más avanzados". Joaquim está convencido de que esta especialidad dedicada a mejorar la salud tanto del cuerpo como de la mente son más necesarias ahora que nunca: "Estamos atravesando un momento muy difícil, no solo se trata de no poder ir al gimnasio, se trata de la angustia que puede llegar a suponer estar encerrado días enteros entre cuatro paredes. Es el mejor momento para explicarle a la gente que contamos con mecanismos estupendos para gestionar la inseguridad, el miedo o la angustia".

Mientras su canal avanza, Joaquim ofrece clases online a sus antiguos clientes del gimnasio: "No es lo más ortodoxo, pero la verdad es que funciona", explica. "La ventaja de hacer meditación desde casa es evidente. Joaquín da las clases a primera hora de la mañana, a media tarde y por la noche, las mejores horas para hacer este tipo de actividades", explica Jordi Sala, un antiguo cliente del gimnasio al que Joaquim ahora da clases por Skype. "Ahora medito y me voy directo a la cama mientras que antes tenía que coger el coche, llegar hasta casa, hacer la cena, etc. Ya ves que hasta el coronavirus tiene sus ventajas", dice Jordi.

"He grabado casi 300 vídeos en estos días"

Lorenzo R. es fisioterapeuta en una clínica privada en Huelva. Desde que se tomaron las medidas de aislamiento, su centro permanece cerrado por "responsabilidad social", pero no por ello ha dejado de atender a sus pacientes: "Nuestro trabajo se basa en el ejercicio terapéutico y la terapia manual, y en ambos casos se necesita tocar al paciente. Entendíamos que éramos un vector de propagación, así que por responsabilidad y por ética, y después de consultarlo con los empleados, decidí cerrar".

A pesar de ello, Lorenzo no ha desatendido a ninguno de sus pacientes. Muy al contrario, estos días ha duplicado el número de horas que les dedica desde casa, especialmente a los más vulnerables, como aquellos que han sufrido un infarto reciente o a quienes acaban de salir de una operación: "Para ellos he grabado casi 300 vídeos en el salón con mi hija de 11 años como modelo. A cada paciente les envío un vídeo diferente, con explicaciones, ejercicios personalizados y adaptados para que puedan hacerlos ellos mismos con todo lo que puede haber normalmente en una casa, como por ejemplo botellas de agua".

Lorenzo explica que, dentro de la profesión, otros compañeros han optado por utilizar otras redes sociales como LinkedIn o Youtube para divulgar vídeos genéricos: "Para mí, no son una opción. Me inclino por los vídeos individualizados aunque implique más trabajo". La videoconferencia la utiliza para hacer el seguimiento de las terapias: "Cada cuatro días hacemos un seguimiento específico. Hablo con los pacientes por Skype para tranquilizarlos y, a menudo, aprovecho para ayudarles a hacer sus ejercicios o corregirlos sobre la marcha", explica Lorenzo.

Desde la recuperación de un esguince a la estabilidad emocional. Lucía, Joaquim y Lorenzo comparten no solo una fuerte capacidad de adaptación en tiempos difíciles, sino el firme compromiso compartido de que nadie debe quedar detrás en esta nueva economía del coronavirus.

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