Los resultados de los 129 países analizados por el Índice de Género de los ODS de la coalición Equal Measures 2030, revelan que el mundo está lejos de cumplir con la igualdad de género, también en sus medidas para combatir el cambio climático. Solo 13 países aprueban en estos indicadores que miden la igualdad sobre acción por el clima.

El Índice de Género de los ODS, lanzado hoy en España por la oenegé Plan Internacional y KPMG en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019 (COP25), es la herramienta más completa actualmente para medir los avances en materia de igualdad de género de cada país. Este índice analiza 14 de los 17 objetivos así como el desempeño de los países en otro medio centenar de temas como la salud o la violencia de género.

El ODS 13 es el referente de la acción climática, es el segundo con peor puntuación a nivel mundial, con una calificación media de apenas un 50%. Más de la mitad de los países analizados presentan puntuaciones muy bajas en función de tres indicadores básicos: representación de mujeres en las delegaciones nacionales de negociación climática, compromiso para la reducción de riesgo de desastres y nivel de vulnerabilidad frente al cambio climático.

En este sentido, la directora general de Plan Internacional España, Concha López, subraya que la COP25 es “una gran oportunidad para que los países se comprometan a incorporar el enfoque de género en sus planes nacionales de adaptación de cara a cumplir con los compromisos de la Agenda 2030.”

El gran reto de nuestra era

“La emergencia climática está teniendo consecuencias económicas y sociales de gran magnitud”, señala Jerusalem Hernández, directora de Sostenibilidad de KPMG España. “El Índice de Género de Equal Measures 2030 pone de manifiesto que mujeres y niñas está sufriendo duramente a causa de las sequías, las migraciones involuntarias por motivos climáticos o el incremento de la pobreza añadida”, subraya Hernández.

En las crisis y periodos de inestabilidad aumentan los abusos y la violencia sexual a los que niñas y adolescentes tienen que hacer frente. El número de matrimonios forzados se incrementa con el cambio climático y las niñas suelen ser las primeras en abandonar la educación para ocuparse de las tareas del hogar convirtiéndose en refugiadas climáticas, expuestas al tráfico infantil y a otras formas de explotación.