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Consecuencias del coronavirus Esperando a los turistas que (todavía) no llegan a Barcelona

Pese a la reapertura de las fronteras internas de la Unión Europea, pocos extranjeros visitan la ciudad y el sector prevé un verano complicado.

Una pareja pasa por delante de una oficina de turismo cerrada en Barcelona
Una pareja pasa por delante de una oficina de turismo cerrada en Barcelona

El Pla de la Catedral está casi vacío. Hay algunos niños jugando y personas que lo cruzan, dirigiéndose a Via Laietana o a Portal de l’Àngel, pero turistas hay muy pocos. La imagen general se aleja del habitual bullicio de antes de la pandemia, aunque ya está permitida la movilidad dentro de la Unión Europea (UE). Yamin Dendami y su pareja son de los pocos extranjeros que pasean admirando la Catedral. Han llegado hace pocas horas en coche desde Aviñón, Francia, para pasar cuatro días en la capital catalana. "El coronavirus creo que ya ha quedado atrás, no es peligroso venir", explica Yamin a Público. Han venido buscando sol, playa y un poco de cultura, e irán un día a Lloret de Mar. Lo que hubieran hecho cualquier otro verano. "Llegar no ha sido difícil, en coche son dos horas", apunta el joven. Han encontrado algunos servicios del hotel donde se alojan cerrados, como la piscina, el spa y el gimnasio, pero por lo demás no han encontrado mucha diferencia con otros viajes.

Tan sólo un 10% de los hoteles abrieron las puertas al finalizar las restricciones de movilidad dentro de la UE

Desde que las fronteras internas de la UE reabrieron el pasado 21 de junio, los visitantes europeos pueden llegar a Catalunya, pero el turismo aún no se ha reactivado. Tan sólo un 10% de los hoteles abrieron las puertas a raíz de la apertura de fronteras y la ocupación se sitúa alrededor del 10%, según la Federación Intercomarcal de Hostelería, Restauración y Turismo (FIHRT), que calcula que la mayoría de establecimientos reabrirá durante julio.

Comerciantes y restauradores del centro de Barcelona apuntan que la mayoría de visitantes extranjeros llegan de Francia, en coche, pero son pocos. "Este año será difícil; la mayoría de hoteles están cerrados", dice Estevao, encargado del Café Zurich de plaza Catalunya. Hay algunas mesas ocupadas, fuera, pero dentro está vacío. "Viene más gente de aquí que de fuera, ahora mismo la reapertura de fronteras no se nota tanto", añade.

El viajero de este año tendrá un perfil diferente, marcado por el desplazamiento por carretera y las vacaciones en familia

El director general de Turismo de la Generalitat, Octavi Bono, explica que el viajero de este año tendrá un perfil diferente, y se caracterizará por desplazarse por carretera, viajar en familia, y ser más sensible a la seguridad y a la privacidad, y proclive a las actividades en espacios abiertos, con un punto de precaución respecto a los entornos urbanos. Bono reafirma que "sí o sí" Cataluña debe recuperar los mercados internacionales, que son, también, los que contribuyen a desestacionalizar el sector, pero esto puede tardar porque tienen procesos de recuperación "más lentos".

Las Ramblas, desoladas

Aunque las Ramblas se han ido llenando de vida las últimas semanas, la mayoría de los transeúntes son gente local que aprovecha para hacer compras, y no se detiene a consumir. Las terrazas ofrecen una imagen extraña, vacías, con los camareros esperando por si alguien se para. Las pizarras muestran todo tipo de ofertas y productos prácticamente "a precio de coste", como comentan los trabajadores, pero apenas se ven turistas paseando.

Una de ellas es Sara Ghisaura, con sus tres hijos, que bajan por las Ramblas hacia el puerto. Son de Londres, y están en la ciudad sólo de paso. Barcelona ha sido una parada técnica en su viaje hacia Cerdeña. Al no haber vuelos desde Reino Unido, han volado primero a Catalunya para coger un ferry hasta la isla italiana. "Es seguro, todo el mundo lleva mascarilla", resume Sara, preguntada por la seguridad de emprender un viaje en la situación actual. El aeropuerto lo han encontrado muy bien, cómodo, con pocos vuelos. Están contentos de haber podido solucionar los impedimentos derivados de la falta de vuelos directos y poder pasar las vacaciones en Italia tal como querían. En Barcelona, ​​lo único que los ha sorprendido ha sido encontrar la Sagrada Familia cerrada.

Tristan y Julia también pasean despreocupados por las Ramblas. Son alemanes, de Hamburgo, y querían pasar las vacaciones en Lisboa, pero debido a las restricciones les pareció más difícil y se acabaron decantando por Barcelona. Viajar les parece "seguro" y además celebran que la ciudad no esté abarrotada, como la última vez que vinieron, pocas semanas antes del confinamiento. Se alojan en un hotel del centro donde, para Tristan, "podría haber menos medidas de seguridad", aunque reconoce entre risas que él no cree mucho en el coronavirus. El aeropuerto de Barcelona estaba muy vacío, dicen, y todas las tiendas, cerradas. Más allá de esto y de que la Sagrada Familia esté cerrada, no ven mucha diferencia en la ciudad después de superar la emergencia sanitaria.

En la plaza Catalunya, Muhammad Shabir intenta vender palos de selfie, sin éxito. Este vendedor hace tan sólo tres días que ha vuelto a trabajar, esperanzado por si empezaba a haber clientela, pero no ha sido así. "Muchos hoteles y restaurantes están cerrados y los turistas no vienen", lamenta. Yolanda, trabajadora de la oficina de Turismo de Barcelona instalada en la plaza, explica que en todo el día sólo ha hecho tres atenciones en inglés, pero remarca que de una semana para otra se ha notado cierto cambio. "Todo es de prueba, a ver cómo evoluciona", explica.

Más apoyo de las administraciones

Todas las Administraciones están impulsando paquetes de ayudas para reactivar la actividad turística. El plan estatal prevé movilizar 4.262 millones de euros, la mayor parte de los cuales -3.362 millones de euros- en líneas de financiación del Instituto de Crédito Oficial (ICO). La patronal catalana Pimec considera "insuficientes" estos recursos y pide más ayudas directas. Pimec reclama, también, alargar los Expedientes de Regulación Temporal del Empleo (ERTE) hasta el 31 de diciembre de 2020 e impulsar el consumo con reducciones del IVA hasta el 4%.

La Generalitat, por su parte, ha destinado 13,5 millones de euros en ayudas directas para dotar de liquidez a las empresas y garantizar su continuidad. En cuanto a la capital catalana, Turismo de Barcelona destinará dos millones de euros a una campaña hasta en 2021 orientada a mantener los 90.000 puestos de trabajo del sector en la ciudad, y posicionar Barcelona como un destino de calidad, sostenible y "seguro", entre los visitantes nacionales y los internacionales. El primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, ​​Jaume Collboni, asegura que la crisis es una "oportunidad" para hacer cambios en la ciudad y apostar por la "convivencia" del turismo con la vida local.

Un modelo más sostenible

La recuperación del sector hará que queden atrás imágenes inéditas de una Barcelona vacía, donde los vecinos han podido recuperar espacios que hacía años que estaban dedicados a los visitantes. Daniel Pardo, miembro de la Assemblea de Barris pel Decreixement Turístic (ABDT), apunta que el responsable de la crisis socioeconómica que se prevé es, más allá de la emergencia sanitaria, "el monocultivo turístico". "Poner todo el peso económico de una ciudad o territorio en un mismo sector es especialmente peligroso", advierte. Pardo lamenta que ahora, una vez pasada la etapa más aguda de la crisis sanitaria, "la manivela vuelva a girar como si no hubiera pasado nada" y que las Administraciones vuelvan a poner facilidades al sector. "Hay un aprendizaje cero por parte del sector público y privado", critica.

La recuperación del sector preocupa a las organizaciones que apuestan por un cambio del modelo turístico

La ABDT apuesta por una "desconcentración de la economía" que incluya una transición hacia un modelo turístico más sostenible y compatible con la vida local. Su propuesta pasa por parar la promoción pública del turismo, controlar los alojamientos temporales y limitar los desplazamientos turísticos, a nivel de vuelos y cruceros. También someter al sector a un mayor control, incluyendo las condiciones laborales. Estos procesos de decrecimiento turístico deberían ir acompañados de un refuerzo a otros sectores económicos "más respetuosos", así como planes de apoyo y formación para que los trabajadores puedan reorientarse hacia estos otros ámbitos, explica Pardo.

El director general de Turismo de la Generalitat, Octavi Bono, pone de relieve que la economía catalana es "diversa" y está "muy lejos" de estructuras productivas como la de las Islas Canarias o Baleares, donde el turismo representa un 35 % del PIB. Bono reafirma que hablar del peso del turismo en la economía catalana como un elemento negativo es "injusto" y pide tener en cuenta el papel que jugó el sector en la recuperación económica de la anterior crisis.

La Generalitat cifra entre el 41% y el 53% la reducción de turistas este año

La Generalitat cifra entre el 41% y el 53% la reducción de turistas este año, tanto extranjeros como estatales. Esto supondría la llegada de unos 10 millones de visitantes a Catalunya, un descalabro para un sector que representa el 12% del PIB catalán y el 14% del empleo. A pesar de la promoción del turismo de proximidad, Bono explica que "todo lo que pase este año acabará siendo insuficiente". El mercado doméstico no compensa las pérdidas, ya que los visitantes estatales son la mitad del total pero sólo hacen un 14% del gasto total.

Fronteras reabiertas

El Gobierno ha establecido la reapertura de fronteras en viajeros extracomunitarios de los 15 países de la lista pactada por la Unión Europea. Aparte de los países de la UE, incluido ya Portugal, donde la libre circulación está restablecida, se admitirá la entrada de los viajeros de Tailandia, Argelia, Australia, Canadá, Corea del Sur, Japón, Georgia, Montenegro, Nueva Zelanda, Ruanda, Serbia, Túnez, Uruguay, Marruecos y China. A estos dos últimos, se los pedirá reciprocidad y abrirán fronteras cuando permitan la entrada de españoles en su territorio. Los residentes de Andorra, Mónaco, San Marino y el Vaticano tendrán que ser considerados residentes de la UE en cuanto al paso fronterizo. Los países asociados Schengen –Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza– forman parte de la recomendación.

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