Claves para elegir un buen destino este verano

Es como el dilema de la tortilla con cebolla o sin ella, que ambas opciones tienen adeptos convencidos. Hay a quienes les gusta viajar y no miran más allá de conocer nuevos lugares, pero después están los que prefieren los destinos de montaña y los que, por el contrario, disfrutan más de la playa.

Los argumentos de unos y de otros son variopintos. Los que prefieren pasar las vacaciones en destinos de montaña suelen decir que hace menos calor, que se respira de maravilla o que da gusto no estar en un lugar masificado. Los de playa acostumbran a decir que si no se bañan en el mar, no parecen vacaciones; que les encanta el calor y el sol o simplemente que disfrutan con las múltiples posibilidades de ocio que ofrecen las playas.

A los 'playeros', les gusta relajarse el tiempo que haga falta, los chiringuitos y todo lo que se cuece en ellos, los mercadillos y los conciertos nocturnos; y los 'montañeros' valoran más el entorno natural, las temperaturas más suaves, hacer rutas de senderismo o en bicicleta o contemplar las estrellas.

Sea como fuere, hay destinos estupendos tanto de montaña como de playa, donde sacar lo mejor de ambas alternativas e incluso combinarlas. Y es que hay mucho donde elegir entre los casi 8.000 kilómetros de costa de España, según datos del Instituto Geográfico Nacional, que abarca 25 provincias de 10 comunidades autónomas y 428 municipios. En cuestión de relieve, España tampoco tiene nada que envidiar a lugares como Suiza o Austria. De hecho, y aunque sus cotas no son de las más elevadas, salvo algunas excepciones, es uno de los países europeos con más territorio cubierto por montañas.

Sí, pero ¿playa o montaña?

¿Qué abunda más? Si atendemos a una reciente encuesta del CIS, queda claro que los españoles prefieren mayoritariamente los destinos de playa.

Confirmado: hay más 'playeros' o 'playistas' en España que 'montañistas', lo cual tampoco quiere decir que sean mejores unos destinos que otros, simplemente que en nuestro país gusta más pasar las vacaciones junto al mar que en la montaña, que es, por otra parte, destino percibido más de invierno que de verano para un alto porcentaje de viajeros.

Según los datos del CIS, las vacaciones en la playa son la opción preferida por el 51,5% de los sondeados, mientras que el 37,7% prefiere el turismo de montaña.

Eso sí, el 45,9% de los españoles opta por un tipo de turismo que no es ni de playa ni de montaña: el turismo cultural, que incluye, por ejemplo, a grandes ciudades con amplio patrimonio, lugares históricos, museos... Y ahí puede que no haya ni playa ni montaña o, por el contrario, también pueden encontrarse destinos que permiten disfrutar de la cultura en un entorno de mar o montaña.

Entornos Sostenibles

Más allá del destino elegido, a la hora de elegir un buen alojamiento para pasar sus vacaciones entran en juego otras casuísticas no menos desdeñables. Cada vez más viajeros tienen en cuenta que los establecimientos cumplan con criterios de sostenibilidad. Ya no sirve cualquier lugar donde pernoctar, sino que se busca que se fomente la buena salud medioambiental.

Según se define en el documento Estrategia de sostenibilidad turística en destinos: "El turismo sostenible no es un producto turístico, sino una forma de gestionar que debe aplicarse a cualquier tipo de producto y destino turístico, según recomiendan la OMT y otros organismos internacionales".

El compromiso de quienes viajan es cada vez mayor con los criterios sostenibles y, como no podía ser de otra manera, también lo es para los sectores hotelero y hostelero que cada año se van sumando a los criterios de sostenibilidad enmarcados en la OMT. En España un ejemplo de ello es Paradores, que cuenta con un ambicioso Plan de Sostenibilidad dentro de sus iniciativas ambientales. Su objetivo es convertirse en una compañía neutra en carbono y para ello mide la huella desde hace 5 años, su estrategia de acción climática contempla que el 100% de la energía eléctrica que se consume provenga de fuentes renovables y ha eliminado los plásticos de un solo uso de las habitaciones, entre otras iniciativas dirigidas a descarbonizar el turismo.

Y es que el medio ambiente y la sostenibilidad son cuestiones que se miran cada vez más porque ha aumentado poderosamente el número de personas comprometidas con la salvaguarda del planeta, por supuesto también durante las vacaciones.

En cualquier caso, presentamos seis opciones de alojamiento, tres de montaña y otras tantas de playa, que cumplen criterios sostenibles y son fantásticos destinos donde pasar las vacaciones este verano.

Lugares, muchos de ellos históricos, donde desconectar por completo y disfrutar de la naturaleza y el mar, enclaves idílicos cercanos a parques naturales o en ocasiones incluso dentro de los mismos parques, sitios únicos donde, además, se pueden realizar todo tipo de actividades de aventura, culturales y al tiempo conectar con el entorno local, a través de actividades que se enmarcan en la iniciativa Naturaleza para los Sentidos, puesta en marcha en casi un 25% de sus alojamientos. Experiencias que generan beneficios sociales, ambientales y económicos en los alrededores.

Entre esas opciones que mencionábamos que pueden combinar montaña y playa está alojarse en pleno Parque Nacional de los Picos de Europa, y si se echan de menos las olas, el Cantábrico no queda lejos. Fuente Dé siempre sorprende y su Parador es un destino de montaña que ofrece muchísimas posibilidades y es perfecto como punto de partida para explorar la zona y descansar de verdad. E importante: admite mascotas. 

Las temperaturas en verano son muy agradables en esta zona de Cantabria y el entorno ofrece numerosas rutas. Hay ríos y desfiladeros donde se practica rafting, piragüismo o barranquismo y un buen puñado de cimas que invitan a la escalada, como el mismísimo Naranjo de Bulnes. 

El teleférico local, cuya salida está junto al Parador, es de obligada visita porque el paisaje lo merece, y el establecimiento destaca por disponer de una excelente cocina regional en su restaurante, donde resaltan especialidades como el cocido lebaniego, sea la época que sea, que resulta simplemente maravilloso.

Todo en una preciosa zona natural rodeada de pequeños pueblos de montaña, como Mogrovejo, al que pertenece Fuente Dé y que ha sido declarado Conjunto Histórico; o Potes, la preciosa capital de la comarca de Liébana. Además, el programa de Naturaleza para los Sentidos hace posible que acompañes a una pastora del valle de Pesaguero, que participes en una ruta para ver el nacimiento del río Deva, visitar una bodega de vinos y licores o descubrir cómo trabajan los apicultores y probar la miel que elaboran.

Este destino vacacional aparca la montaña para zambullirse en la Costa del Azahar, en la provincia de Castellón, donde el sol es el verdadero protagonista, como lo son playas como las del Morrongo, La Caracola o La Mar Xica. 

Los municipios costeros de Castellón hablan por sí mismos, y dentro de estos Benicarló se presenta como una opción vacacional apasionante, ya que es un tranquilo municipio bañado por el Mediterráneo y situado entre dos Parques Naturales, el de la Sierra d'Irta al sur y el del Delta del Ebro. 

Allí surge el Parador de Benicarló, un hotel con bonitos jardines y vistas privilegiadas al mar, que permite mascotas y está adaptado al cicloturismo, con lo que todo eso implica: taller, zona de lavado y tiendas y servicios de alquiler de bicicleta asociados en las proximidades. En Banicarló practicar ciclismo resulta una delicia.

Pueden realizarse rutas, como la que lleva al cercano poblado íbero del Puig de la Nao y visitar el cuidado casco histórico de la localidad, sus museos y edificios barrocos, y, cuando el apetito aprieta, no dejes de visitar el restaurante del Parador o La Arrocería, una agradable terraza marinera.

Las impresionantes montañas del Pirineo catalán, en el leridano Valle de Arán, son un paraíso para los amantes del turismo de montaña en cualquier época del año, pero en verano son ideales para los que prefieren las temperaturas suaves a los calores extremos.

Se trata de un entorno verde incomparable y destaca como alojamiento el Parador de Vielha, que tiene vistas a las montañas al tiempo que ofrece los mejores platos de la gastronomía aranesa, típica de montaña para reponer fuerzas tras las múltiples actividades que pueden llevarse a cabo en esta zona. 

Podrás participar en una jornada nocturna de observación astronómica, visitar una piscifactoría en Les, conocer una leyenda sobre las llamadas Mujeres del Agua disfrutando de un concierto en plena naturaleza o presenciar un animado taller para descubrir remedios caseros y antiguas recetas. También pueden realizarse excursiones a caballo, rutas en bicicleta, descenso en el barranco de Bausen, rafting en el río Garona, trekkinn por la ruta de los Siete lagos y el Circo de Colomers o kayak en el lago de La Torrassa. El Valle de Arán ofrece un montón de posibilidades para un verano de aventura en plena naturaleza pirenaica.

La Gomera es una isla preciosa, que sorprende al visitante siempre. Es como un enorme cráter que alberga en su interior bosques húmedos que algunos no imaginan en Canarias, y está rodeada de aguas claras que invitan al buceo. 

La isla mantiene una temperatura media de 22 grados durante todo el año y además de un interior frondoso dispone de playas de ensueño, como La Negra, la de Heredia o Santa Catalina y más de 30 miradores para contemplar la isla, como el de Abrante, de Cristal o el de los Roques, en el Parque Nacional de Garajonay. 

En este marco incomparable, se encuentra el Parador de La Gomera, un alojamiento que ofrece un refugio atlántico ideal para disfrutar de todas las maravillas de la isla. Está ubicado al borde del océano en la capital, San Sebastián, y en los días despejados ofrece una preciosa panorámica de la isla de Tenerife y el pico del Teide. El establecimiento acepta mascotas, cuenta con servicio de alquiler de bicicletas y presume de una terraza que mira al mar, como su piscina, sus habitaciones y sus impresionantes jardines subtropicales.

También frente al Cantábrico y con un paisaje igualmente verde, pero esta vez en Asturias, el área de Cangas de Narcea regala otra opción de montaña para disfrutar del verano en una villa de calles empedradas, salpicada de palacios, casonas e iglesias que rezuman historia. 

A sólo dos kilómetros de la localidad se encuentra el monasterio de San Juan Bautista, y en él el Parador de Corias, en un edificio del siglo XI reformado en el XVIII por el famoso arquitecto Ventura Rodríguez. 'El Escorial Asturiano' es un alojamiento que hace las delicias de los que gustan de la historia y aprecian el arte, la arquitectura y la tranquilidad. 

Además está a las puertas del Parque Natural de Fuentes de Narcea, Degaña e Ibias, un paraíso para el senderismo y los deportes de aventura, y propone actividades para la observación y rastreo de la fauna en el entorno de Leitariegos, picnics campestres en la Braña de los Cadavales, visita a un taller de alfarería o a una bodega y hasta una yincana cultural en el propio Parador para conocer su historia y sus secretos.

Mazagón es un núcleo de población perteneciente a los municipios de Moguer y Palos de la Frontera, en la provincia de Huelva, donde disfrutarás de kilómetros de paisajes increíbles, con playas vírgenes, dunas y acantilados. Es un lugar ideal para perder de vista los paisajes urbanos y el ruido de la ciudad y deleitarse con la naturaleza en estado puro y al aire limpio. 

Entre pinares, marismas, cañas y lagunas que forman parte del paisaje de Doñana, el humedal más importante de Europa, en el que habitan más de 120 especies de aves, se encuentra el Parador de Mazagón, que cuenta con un acceso directo a la playa, piscina, pista de tenis, gimnasio, jardines y dos opciones gastronómicas: el restaurante más tradicional y La Zalema del Atlántico, más orientado al tapeo y a una comida más informal. 

El cicloturismo es en este lugar otro de sus platos fuertes, aunque hay muchas alternativas de ocio, como conocer la flora y fauna de la zona a la luz de la luna, practicar yoga con la vista puesta en el mar o disfrutar de una jornada de observación de estrellas en un cielo limpio y libre de contaminación lumínica, que presume de contar con la calificación Starlight, en los jardines del Parador.