madrid
Actualizado:"Yo no elegí ser un refugiado, señor Presidente. No fue por elección que dejé mi país y a mi familia, a la que amo, sino porque soy víctima desde que era solo un niño de una guerra de tribus y de la discriminación religiosa que puso mi vida en peligro en Sudán".
Así se ha dirigido al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el joven Basir (nombre ficticio por seguridad). Es uno de los supervivientes de la tragedia de Melilla de hace un año, en la que murieron al menos 23 personas, más de 80 siguen desaparecidas y otras 470 –potenciales refugiados– fueron devueltas a Marruecos de forma automática, entre ellos, el propio Basir.
Coincidiendo con el aniversario de los hechos, el joven sudanés de 24 años ha enviado una carta manuscrita y en inglés al jefe del Ejecutivo en la que le recuerda su larga espera por una contestación a su petición de asilo, registrada ya hace seis meses en la Embajada de España en Rabat.
"Lamentablemente permanecen en silencio y yo continúo en Marruecos viviendo en la calle y huyendo todos los días de la misma violencia que ya vi con mis propios ojos y experimenté en mi propio cuerpo en Melilla", dice en su misiva. España le debe una respuesta. Si no el presidente, sí la Administración. Porque Basir no es un superviviente cualquiera.
El Congreso apoya a Basir
Su pseudónimo ya sido mencionado en numerosas ocasiones por varios portavoces en el Congreso de los Diputados, que aprobaron varias iniciativas pidiendo al Gobierno que lo traiga a España de forma segura.
Exteriores no ha explicado en qué estado se encuentra la petición de asilo de Basir medio año después
Hace medio año, Basir presentó su solicitud de asilo en la embajada, con apoyo y representación del abogado español Arsenio G. Cores, abogado de Demos, Estudio Legal de Derechos Humanos. El personal diplomático se entrevistó con él para analizar su petición, pero sigue esperando a que el embajador en Marruecos, Ricardo Díez-Hochleitner, decida si su caso merece un salvoconducto a España para tramitar su expediente.
Basir apela al artículo 38 de la Ley de Asilo, que reconoce la posibilidad de pedir protección internacional en embajadas y consulados españoles en el extranjero. Es una vía legal, aunque sin protocolo desarrollado. Pero es de facto la única manera que ha encontrado para pedir asilo en Europa. Ni si siquiera pudo hacerlo arriesgando su vida, cruzando el paso fronterizo y entrando en Melilla el 24 de junio. De los 103 compañeros que sí lo lograron, prácticamente todos pidieron asilo en Melilla y su solicitud fue admitida a trámite, lo que les ha permitido seguir en España o trasladarse a otros países.
Pero Basir, como los cientos de devueltos a Marruecos, como cualquier persona de origen subsahariano, no puede acercarse al puesto habilitado en la frontera. La última vez que lo intentó estuvo a punto de morir entre gases lacrimógenos, balas de goma, palos y piedras.
Golpeado, maniatado y expulsado
"Aquel día sufrí una violencia inmerecida tanto por parte de la guardia fronteriza marroquí como española, fui golpeado brutalmente, maniatado como si fuera un criminal y amenazado. Fui expulsado desde el suelo español de Melilla a Marruecos cuando lo único que quería era pedir asilo. Por suerte estoy vivo, porque esa violencia provocó la muerte de muchos refugiados sudaneses que también huían de la guerra en busca de un lugar seguro, un lugar para vivir y estar protegidos", explica Basir a Sánchez en su carta.
Basir: "Jamás habría intentado saltar la valla si tuviera otra opción, señor Presidente"
El joven recuerda al presidente del Gobierno que su caso no es muy diferente al de los casi 200.000 refugiados ucranianos que España acogió con todas las facilidades desde la invasión del país por Rusia, y le pregunta directamente si en España y en Europa hay refugiados de primera y refugiados de segunda. "Me pregunto, señor presidente, ¿es mi color de piel lo que me impide recibir el mismo trato que las personas de Ucrania y otros países?", le dice Basir a Sánchez.
"¿Por qué nuestro color de piel nos condena a los refugiados negros a ser tratados como personas sin derechos? ¿Por qué Europa no nos permite otra opción que no incluya poner en riesgo nuestras vidas? Yo jamás habría intentado saltar la valla si tuviera otra opción, señor Presidente, pero por mi color de piel tampoco podría nunca obtener un visado para llegar de otra forma a un país seguro", explica en su carta.
Punto muerto
Su solicitud sigue en punto muerto. El Ministerio del Interior, del que depende la Oficina de Asilo y Refugio, asegura que la petición del joven ha seguido los cauces adecuados, pero deposita la decisión de traerlo a España en el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación y, en última instancia, en el embajador en Marruecos, que según la ley, es el encargado de tomar la decisión y de solicitar el salvoconducto.
"Solo pido ser tratado como un ser humano", pide el joven refugiado desde Marruecos
Exteriores, por su parte, no facilita ninguna información sobre el estado de la solicitud. Asegura que solo comparte esta información con el propio interesado y con sus representantes, aunque los abogados de Basir afirman que no han tenido respuesta a sus preguntas por el momento.
La iniciativa de Basir y este equipo legal supone todo un reto para el sistema de asilo español, que nunca ha desarrollado el procedimiento de su propia ley para que se pueda pedir protección sin estar físicamente en España.
Sí se han utilizado los consulados españoles para tramitar la acogida de refugiados, como en el caso de los afganos que llegaron procedentes de Pakistán hace casi dos años, aunque el caso de Basir es políticamente complejo, ya que facilitaría el acceso a estos trámites de miles de personas, sobre todo subsaharianas, que ahora solo pueden pedir asilo saltando la valla de Ceuta y Melilla o jugándose la vida a bordo de una patera.
"A pesar de todo, quiero tener esperanza, señor Presidente, y confío en que usted pueda conseguir que su Gobierno acceda a mi petición y permita que me trasladen para solicitar asilo en España", confía Basir. "Han sido diez años buscando un lugar seguro en el mundo y el cansancio cada día es más insoportable. Solo pido ser tratado como un ser humano", le implora al presiente español. Pero de momento, tampoco Sánchez le ha respondido.
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