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Camp de Tarragona, punto negro de una complicada vuelta a la rutina para la red de Rodalies

Los usuarios de las líneas R14, R15, R16 R17 y RT2 entre Tarragona y Barcelona se preparan para vivir un corte sin precedentes a causa de las obras en el túnel de Roda de Barà, que durarán cinco meses.

Pasajera en el anden de los trenes de Renfe Rodalies.
Pasajera en el anden de los trenes de Renfe Rodalies. Alberto Paredes / Europa Press

Ana Gómez es una usuaria habitual de Renfe. Cada semana realiza el trayecto Tarragona-Barcelona para ir a trabajar. Como muchas personas que viven en el Camp de Tarragona, está harta de los retrasos e incidencias constantes de los trenes. Sin ir más lejos, mientras atiende a una llamada de Público está esperando un tren que no llega. Ni las pantallas ni la megafonía informan a los pasajeros. Gómez, como suele hacer habitualmente, pregunta a una trabajadora del servicio y ésta le dice que no hay maquinista. El tren sale con retraso, pero no es ninguna novedad. De hecho, el Camp de Tarragona y las Terres de l'Ebre son dos de las zonas de España más complicadas en cuanto al transporte ferroviario.

Y aún será más complicada a partir del 1 de octubre, cuando empiecen las obras en el túnel de Roda de Barà (Tarragona) para mejorar el Corredor del Mediterráneo y en las estaciones de Tarragona, Altafulla, Torredembarra y Sant Vicenç de Calders. Los trabajos correrán a cargo de Adif y quedarán interrumpidas hasta cinco líneas entre Tarragona y Barcelona durante cinco meses: son la R14, R15, R16 R17 y RT2. El corte afectará a 15.000 viajeros diarios. Como alternativa, Renfe prestará un servicio alternativo por carretera, con una flota de 84 autocares que realizarán el trayecto que deberían hacer los trenes.

Plan alternativo por carretera

Renfe detalla que habrá autocares que comunicarán directamente Tarragona con Vicenç de Calders, y de esta población con Salou o el parque de atracciones Port Aventura. Los usuarios de las líneas R14 (con destino a Lleida pasando por Tarragona y Reus) y R15 (con destino a Ribarroja d'Ebre pasando por Tarragona y Reus) se desviarán por la línea R13, que pasa por Valls con destino Lleida. Esta línea no se ve afectada por las obras y tendrá que asumir hasta 32 trenes cada día, que harán el cambio de sentido en la Plana-Picamoixons.

Gómez, que también es una de las portavoces de la plataforma Dignitat a les Vies, critica que la línea R13 se verá colapsada porque la vía no podrá asumir tantos trenes: "Es un tramo con una vía única, la infraestructura está hecha polvo y también pasarán mercancías", explica. Por todo ello, prevé que, a pesar del plan alternativo, serán unos meses caóticos: "Hay mucha gente preocupada porque todavía no sabemos ni las frecuencias, ni el tiempo de los trayectos... los que tomamos el tren todos los días para ir a Barcelona lo hacemos por trabajo o por ir a la universidad, y tenemos unos horarios", lamenta.

Gómez también se pregunta dónde estacionarán todos estos autocares que harán el trayecto de Tarragona y Sant Vicenç de Calders. Ante todas estas incógnitas, Gómez comenta que muchos usuarios han buscado alternativas para estos meses, como compartir vehículo con otros pasajeros o ir hasta Perafort para tomar un tren de alta velocidad, "que con la bonificación -hasta enero- el viaje sale a tres o cuatro euros".

Si bien casi todas las poblaciones quedarán conectadas por un autocar, Vila-seca se ha quedado fuera del plan alternativo por carretera de Renfe. El municipio, que acoge una media de unos 1.000 viajeros al día, no dispondrá de autobuses directos con Sant Vicenç de Calders. "No tiene ningún sentido", destaca Gómez. Para llegar a Barcelona, ​​los usuarios de Vila-seca tendrán dos opciones: o bien tomar un tren hasta Tarragona, aquí coger un autobús hasta Sant Vicenç de Calders y hacer un segundo transbordo para volver a subir al tren que los llevará a Barcelona; o bien ir hasta Reus y desde allí subir a la línea que va a Barcelona por el interior, pasando por la Selva del Camp, el Alcover y la Plana-Picamoixons.

Los usuarios también critican que las obras tengan que empezar ahora en septiembre, que suele ser sinónimo de rutina, y cuando muchos tiene que volver a coger trenes habitualmente para ir a trabajar o a la universidad.

Un mal endémico

Las quejas del servicio ferroviario en el Camp de Tarragona van más allá de los cinco meses que durarán las obras del túnel de Barà. El cúmulo de incidencias y retrasos de los últimos años ha terminado con la paciencia de los usuarios, que hace unos meses se organizaron a través de la plataforma Dignitat a les Vies y Promoció del Transport Públio (PTP). De hecho, piden avanzar hacia mejoras una vez ejecutadas las obras. "Tenemos todo el sistema ferroviario con una cantidad de problemas que vienen de hace 30 años. Tenemos un problema principal que es la falta de inversión", ha denunciado Gómez, quien reclama más frecuencias, más inversiones, mayor información y más coordinación entre Renfe y Adif.

Gómez explica que decidieron organizarse "hartos de los retrasos, de las incidencias, de los trenes cortos sin lugar ni para estar de pie en condiciones, falta de frecuencias y falta de información". La usuaria detalla que en los últimos dos meses la situación se ha agravado, llegando a los "dos peores meses de servicio" en los que ha habido "más retrasos que puntualidades". "Lo que queremos es dignidad en las vías, poder ir de forma tranquila a trabajar y a las universidades, saber cuándo subimos a los trenes y cuándo regresaremos a casa", ha reivindicado la portavoz.

Uno de los principales problemas, critica Gómez, es la falta de información al usuario cuando se produce un retraso o incidencia. "¿Tanto cuesta? Es un maltrato. No nos tratan bien, no nos informan de nada. Si realmente tuvieran en consideración al usuario, las cosas irían diferentes", sentencia. El ministro de Transportes, Óscar Puente, pidió "paciencia" a los viajeros por el mal funcionamiento de los servicios ferroviarios en Catalunya y atribuyéndole a la coincidencia de gran cantidad de obras "que no se habían hecho" en anteriores legislaturas.

Más obras

Aparte de las obras del túnel de Barà, hay otros puntos calientes en la red ferroviaria catalana, como el tramo entre Martorell y Molins de Rei de la R4. Estas obras, como las del R8 en el mismo tramo, continuarán hasta el 11 de septiembre. También se están ejecutando las obras de mejora de la infraestructura que empezaron hace un par de meses en la R2 Sur (Barcelona - San Vicente de Calders, pero por la costa), que no estarán terminadas hasta Navidad.

Más adelante también habrá afectaciones en Montcada i Reixac por el esperado soterramiento de la línea R2 a su paso por el municipio vallesano. En estos meses que vienen también se debe avanzar en el soterramiento de las vías de la R4 en Sant Feliu de Llobregat.

Por último, en la línea R11 (Barcelona-Portbou) se están realizando trabajos de mejora de la catenaria que provocarán afectaciones puntuales. A finales de año también habrá afectaciones en la R3 por la duplicación de vía que se está haciendo entre Parets del Vallès y la Garriga.

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