Este artículo se publicó hace 3 años.
El cambio radical de la estación de metro de Gran Vía tras 1.000 días de obras
Dispondrá, entre otras cosas, de un segundo nivel intermedio de paso, donde se creará un pequeño museo con los restos arqueológicos que han aparecido en las excavaciones.
Madrid-Actualizado a
Tras una inversión de 10,7 millones de euros, se ha realizado un cambio radical en la arquitectura de la estación, ya que contará con un eje vertical con conexión de los distintos niveles. Tendrá un primero donde se generará un nuevo vestíbulo que conectará y ampliará el actual, pasando de 900 a 2.000 metros cuadrados.
Dispondrá de un segundo nivel intermedio de paso, donde se creará un pequeño museo con los restos arqueológicos que han aparecido en las excavaciones.
En el tercer nivel está la conexión con la línea 5 y una galería para unir la parada de Metro de Gran Vía con la de Renfe Cercanías Sol. De este modo, se mejorará la seguridad de la estación, ya que dispondrá de dos entradas y salidas, y permitirá unir las dos estaciones de forma subterránea.
La estación mejora su accesibilidad con cuatro nuevos ascensores, ya instalados, y 13 escaleras mecánicas cuyo montaje eléctrico y mecánico también se ha concluido, quedando sólo su integración con el resto de sistemas y puestos de control de Metro. Por otro lado, el 71% de los sistemas nuevos de detención y extinción de incendios ya está incorporado.
Instalaciones modernizadas
En cuanto a las nuevas instalaciones, habrá 14 nuevas máquinas de venta de títulos de transporte, de nueva creación y de diseño mucho más moderno. Estos dispositivos cuentan con grandes pantallas de visualización, la posibilidad de realizar el pago de la operación sin contacto, mejoras en el diseño del interfaz, aprovechando el tamaño de la pantalla, así como también de acceder al servicio de atención al cliente a través de videollamada.
Además, se instalarán 17 equipos de control de validación (tornos de entrada), seis de los cuales serán para personas con movilidad reducida, distribuidos en dos vestíbulos. Estos modelos, también de nueva creación, ocuparán menos espacio, tendrán una interfaz más intuitiva, y una pantalla que informará al usuario sobre la validación empleando gráficos y texto, además de Iluminación con LED en las puertas, en el lector sin contacto y en el suelo para informar al viajero sobre el resultado de la validación.
Los viajeros con movilidad reducida encontrarán dispositivos como sistemas de apertura fácil en puertas, tiras antideslizantes en escaleras fijas, etiquetas braille en los pasamanos, señalización de elementos de accesibilidad, pasamanos a doble altura, interfonos de comunicación adaptados, o pavimentos de tacto visual cerámico para facilitar sus desplazamientos.
De las nuevas máquinas de venta ya se han realizado las pruebas funcionales en fábrica y tanto estas como los equipos de paso están pendientes de ser trasladados y poder instalarlos en los próximos días. Este proyecto ha sido cofinanciado por la Comunidad de Madrid y la Unión Europea a través del Programa Operativo Fondo Europeo de Desarrollo Regional FEDER 2014-2020, precisan desde el Ejecutivo madrileño.
Templete de la red de San Luis
Por otra parte, desde el Gobierno regional han recordado que Gran Vía es una de las ocho primeras estaciones con las que contó Metro de Madrid en su inauguración en octubre de 1919, a cargo del Rey Alfonso XIII. Su nombre original, en 1919 y 1920, fue el de Red de San Luis, para cambiar después a su nombre actual. No obstante, durante la época de Franco recibió el nombre de José Antonio, y recuperó de nuevo el de Gran Vía en 1984.
El elemento más característico que tuvo entonces es el templete del arquitecto Antonio Palacios, que sirvió de hito de acceso a la antigua estación de Metro. La remodelación de la estación incluye una réplica en superficie y ya está prácticamente finalizado. Solo queda pendiente la colocación de los vidrios sobre la marquesina metálica que cubre la zona de acceso hacia el ascensor de calle.
Ubicado entre las calles Montera y Gran Vía reproduce de la manera más fiel posible la solución original que Antonio Palacios proyectó para acoger el punto de acceso a la antigua estación y recupera el gran valor simbólico que el tuvo durante los años en los que estuvo en funcionamiento.
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