Madrid
Actualizado:La crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto las carencias del sistema nacional de salud, que fue una de las grandes víctimas de las políticas de ajuste aplicadas durante la crisis económica.
El principal ejecutor de esas políticas, aunque no el único, fue el PP, que sin embargo ahora las niega, arropado por algunos medios conservadores que no han llegado a asegurar incluso que se trata de un bulo.
El presidente del PP, Pablo Casado, ha llegado a tachar de "falsos" los datos que demuestran los recortes. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, ha dicho que estos no son más que "una leyenda". Y el vicepresidente del Grupo Popular Europeo, Esteban González Pons, ha corresponsabilizado de aquellas medidas a toda la sociedad por haberlas consentido, a pesar de las multitudinarias movilizaciones que intentaron sin éxito ponerle freno.
En cualquier caso, los números dejan poco margen para la duda:
1.- El gasto público en sanidad está repartido entre los distintos niveles de la Administración, aunque de forma muy desigual. La inmensa mayoría (el 92,64%) corresponde a las comunidades autónomas, que tienen transferidas las competencias en la materia. Ese porcentaje lleva años creciendo, despacio pero prácticamente sin pausa, a costa de la Administración Central del Estado y de la Seguridad Social, que cada vez prestan menos servicios relacionados con la salud de los ciudadanos y cuyo gasto, en consecuencia, es menguante.
2.- Hasta que la crisis se manifestó en toda su plenitud, el gasto público sanitario fue creciendo año a año y tocó techo en 2009, con 70.672,15 millones de euros, según la serie histórica que facilita el Ministerio de Sanidad. A partir de entonces, empezó a caer en aplicación de las políticas de ajuste adoptadas en todos los niveles de la Administración so pretexto de enderezar el rumbo de la economía. El dato más bajo se obtuvo en 2014, en que se sólo se gastaron 61.945,8 millones; es decir, casi 9.000 menos que un lustro antes.ó los 1.159 euros, un 2,1 % más, mientras que la de viudedad -recibida en un 92,02 % por mujeres- se situó en 723,8 euros.
3.- En 2015 se produjo un punto de inflexión y el gasto público en sanidad retomó su senda ascendente, aunque hasta 2018 no superó el dato de 2009. Aquel año, con la economía creciendo otra vez a buen ritmo, se alcanzaron los 71.145,2 millones de euros. Las estimaciones apuntan que en 2019, a falta todavía de la liquidación definitiva del ejercicio, la cifra se estancó por culpa de la prórroga presupuestaria y de la parálisis gubernamental derivadas del bloqueo político.
4.- Que el gasto público sanitario volviera al nivel de hace diez años no significa que se haya neutralizado así el efecto de los recortes. Si entre 2010 y 2017 se hubieran mantenido los 70.672,15 millones de euros anuales de 2009, el sistema habría recibido para su sostenimiento un total de 565.377,20 millones durante ese periodo. En cambio, sólo le llegaron 526.186, lo que supone una merma de 39.191 millones de euros, con el consiguiente deterioro de los medios humanos y materiales en los que se sustenta la sanidad pública española.
5.- De esos 39.191 millones, la mayor parte fueron fruto de los hachazos que las comunidades autónomas dieron a sus respectivos presupuestos sanitarios. Tomemos de nuevo como referencia 2009, también el año de mayor gasto para el conjunto de las comunidades autónomas: 64.500,9 millones de euros. De haberse preservado esa cifra en los ocho siguientes, la suma habría ascendido a 516.007,2 millones de euros. Como en realidad gastaron 485.184,5 millones, el recorte fue de 30.822,7, es decir, más de tres cuartas partes del total.
6.- Aunque no en igual medida, todos los gobiernos autónomos, con independencia de su color político, recortaron sus presupuestos sanitarios en la etapa más dura de la crisis. Pongamos como ejemplo lo ocurrido en las tres comunidades que mayores recursos dedican a salud. El impacto de los recortes en Cataluña, que tenía un gobierno nacionalista, fue de 5.135,0 millones de euros entre 2009 y 2017; en Andalucía, con el PSOE al frente de la Junta, de 7.801,8 millones, y en Madrid, que estaba en manos del PP, de 2.150,5.
7.- Los recortes sanitarios afectaron tanto a la atención primaria como a la hospitalaria y especializada. El gasto en primaria pasó de 9.850,5 millones de euros en su punto más alto (2009) a 8.183,0 millones en el más bajo (2014), con una caída del 17%. El descenso del presupuesto de atención hospitalaria y especializada fue bastante menos acusado (el 5,5%), al pasar de 32.511,2 a 30.752,1 millones de euros. Peor fueron las cosas en el capítulo de inversiones, que tocaron techo en 2008 con 2.661,1 millones y tuvieron su suelo en 2013 con 793,1 (-70%).
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