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Actualizado:"No quiero ser catastrofista, pero como no haya un rescate esta situación no se sostendrá durante mucho más tiempo". Blanca del Amo la califica de "dramática" y advierte de que la crisis que atraviesan los bares de copas podría abocar a muchos a la clausura definitiva. Propietaria del Madklyn y socia del Tupperware, dos clásicos del barrio madrileño de Malasaña, decidió reabrirlos en julio tras el parón y luego se vio obligada a echar el candado a finales de agosto por orden de las autoridades regionales.
"Quizás fue un error abrir, porque perdimos los beneficios de los ERTE, debemos pagar un porcentaje mayor de la seguridad social de los trabajadores y seguimos asumiendo el coste del alquiler y los gastos fijos. Y con ambos establecimientos cerrados, claro. Muchos no han abierto durante casi siete meses y tienen miedo de hacerlo, porque tendrían que asumir unos gastos con la incertidumbre de tener que volver a cerrarlos", añade Blanca del Amo, quien cree que muchos negocios están aguantando gracias a los créditos ICO. "El problema es que, a este paso, habrá que empezar a pagarlos antes de la apertura".
La miembro de la Asociación de Hosteleros de Malasaña antepone la salud y respeta las decisiones sanitarias, pese a que no entiende que el "ensañamiento" y el foco siga puesto en el ocio nocturno. "Recibimos mucha presión, pero no tenemos nada que ver con el aumento de los contagios desde agosto", aclara. "Deberían dejar de estigmatizarnos desde los medios, porque la irresponsabilidad de un solo local puede afectar a todos. También hay irresponsables en otros sectores, al igual que gestiones irresponsables. No queremos abrir por encima de la seguridad, aunque el perjuicio económico ha caído sobre nuestras espaldas, porque nos obligan a cerrar, pero no nos ayudan".
Ramón Mas Espinalt, presidente de la Federación de Empresarios de Ocio y Espectáculos España de Noche, calcula que en España permanece cerrada un 70% de la hostelería nocturna (incluidas las discotecas), por lo que aboga por una inyección directa de dinero a fondo perdido por parte del Estado, las regiones y los ayuntamientos, así como por hibernar los gastos de las empresas (luz, agua, impuestos) y por aplazar el pago de los créditos ICO. "El sector podría tardar en abrir trece meses y no lo hará con una actividad normal, por lo que ya no podemos asumir más pérdidas. Sin las medidas que proponemos, podrían cerrar definitivamente el 85% de los locales".
El responsable de España de Noche cree que los hosteleros que son propietarios de los locales podrían sobrellevar mejor la situación, pero estima que solo representan al 6,5%. Otros han logrado renegociar el precio del alquiler o conseguido una moratoria e incluso una suspensión, aunque son paliativos temporales que se antojan insuficientes. Fuentes de un local del centro de Madrid que prefieren omitir su nombre explican que, pese a la reducción de su alquiler, afrontan unas pérdidas mensuales de 5.500 euros. "Y eso teniendo en cuenta que no es muy caro y está por debajo de la media, porque algunos ascienden a la misma cantidad que yo pierdo".
La cifra coincide con los datos difundidos por España de Noche, que calcula que los bares de copas están sufriendo unas pérdidas entre 5.000 y 25.000 euros mensuales, aunque en el caso de establecimientos de gran capacidad se disparan hasta los 100.000 euros. Su presidente, Ramón Mas, insiste en que se deberían suavizar las condiciones de los ERTE y en que continúen las exoneraciones en las cuotas a la Seguridad Social de los trabajadores afectados. "Además, las eléctricas deben entender que no podemos pagar la luz si estamos cerrados, igual que sucede con las tasas de basura, los impuestos de terrazas o el IBI. Nos hemos comido todos los recursos propios y estamos agotando los créditos ICO".
El presidente de la citada Federación de Empresarios de Ocio y Espectáculos asegura que si no hay ayudas directas de las administraciones el sector desaparecerá. "La mayoría son pymes que se están hipotecando mucho. No es lo mismo el gasto de un local en una capital como Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla que en una ciudad pequeña. Se han perdido miles de millones, porque no solo hay que contar los gastos, sino también el lucro cesante", añade Ramón Mas, quien recuerda que hay una "cadena de valor" que amenaza con romperse, pues muchas empresas dependen de su actividad.
Emilio Gallego, secretario general de la Confederación Empresarial de Hostelería de España (CEHE), calcula que podrían perderse 400.000 empleos directos, aunque alcanzarían el millón si tenemos en cuenta los indirectos (desde los distribuidores hasta los repartidores). "Desde el 14 de marzo, el desplome en la facturación del sector supera el 50%". Las cifras son globales, por lo que estima que la situación de los bares de copas es "más dramática y preocupante", pues han dejado de hacer caja desde marzo. "La hostelería lo está pasando especialmente mal —porque son empresas pequeñas con muy poca capacidad de resistencia—, pero este segmento todavía peor".
Prevé que cerrarán entre 85.000 y 100.000 establecimientos. "Aunque es difícil concretar una cifra por tipo de negocio, es evidente que afectará sobre todo a los bares de copas. Lamentablemente, se están cumpliendo los peores escenarios apuntados a principios de la crisis. Hemos notado que muchas empresas no han renovado los ERTE en octubre, lo que significa que están aplicando un ERE o desapareciendo. Y como las que sobrevivan tengan que sostener las pérdidas actuales, cerrarán más", vaticina Emilio Gallego, quien propone un plan Marshall para un sector en shock.
"Planteamos una necesidad que no es irreal ni una locura. Urge un plan de salvación y reconstrucción, porque de lo contrario España perdería un sector productivo, mientras que algunos países europeos están protegiendo sus negocios", afirma el secretario general de la Confederación Empresarial de Hostelería de España (CEHE). "Son indispensables las ayudas a fondo perdido para garantizar la subsistencia y la permanencia, a modo de cuidado paliativo de estas empresas hasta que termine la crisis sanitaria y veamos el horizonte de la recuperación económica".
Fernando Martínez, secretario general de la Federació Catalana de Locals d'Oci Nocturn (FECALON), calcula que en agosto habían desaparecido el 23,7% de los establecimientos de hostelería nocturna en Catalunya, una cifra que ahora se aproximaría al 30% y que podría alcanzar a finales de año el 67%. "¿Qué negocio aguanta seis meses sin caja? Lanzamos un SOS porque estamos en un momento de catástrofe social. En un bar trabaja mucha gente y, además de la destrucción de empleos, podemos perder la cultura de club a favor de los fondos buitres, que podrían hacerse con los locales que cierren".
Blanca del Amo también apela a ese cambio que podría producirse en barrios como el que se ubica su bar de copas, junto a la plaza del Dos de Mayo. "Somos pymes familiares con muchos años a nuestras espaldas. En Malasaña nos consideramos parte de la cultura y del patrimonio de Madrid. No obstante, si algunos locales comienzan a cerrar, podríamos hablar de un fenómeno claro de gentrificación porque habrían dejado desaparecer una gran escena cultural sostenida por bares históricos".
La dueña del Madklyn está convencida de que muchos no bajaron la persiana debido a la "incertidumbre", al colchón de los créditos y a la esperanza de que todo fuese a mejor, pero que ahora, "con más conciencia de la situación crítica", pueden empezar a clausurar muchos bares. "Los propietarios son discretos, por lo que te enteras cuando ya lo han cerrado", apunta Blanca del Amo. Para evitar que la situación empeore, exige la exoneración del 100% de las cuotas a la seguridad social mientras no puedan abrir, ayudas al alquiler por parte de las administraciones y ampliar el periodo de carencia de los ICO [la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño ha anunciado este jueves que pretende ampliar un año el plazo de devolución, hasta marzo de 2022].
"Los hosteleros pidieron préstamos pensando que la situación iba a durar menos tiempo, por lo que no queremos pagar las cuotas con los locales cerrados. Si lo han decidido así por decreto, es necesario el rescate de los bares de copas", reclama Blanca del Amo, quien pone en duda la viabilidad de que abran temporalmente como cafeterías o restaurantes, una medida adoptada por la Comunidad de Madrid para que puedan reorientar su actividad. "Es una opción, pero este tipo de locales están muy enfocados en su característica principal, la música, desde la iluminación hasta la decoración. No podemos instalar una cocina y cada establecimiento se ve limitado por su mobiliario".
Algunos ya se han animado, si bien la miembro de la Asociación de Hosteleros de Malasaña cree que lo hacen, una vez más, debido a la "incertidumbre" ante el futuro. "Otra solución, al menos para pagar algunos gastos, sería peatonalizar temporalmente una calle e instalar terrazas. Quizás la gente podría sentirse más segura, pero es una medida que llega tarde. De hecho, algunos locales las han solicitado, aunque hasta el momento no nos las han concedido. Por eso insisto en el rescate, porque si las administraciones no nos ayudan nos están dejando morir".
El Ocean Rock Bar ha cambiado su horario para poder trabajar. Abre de seis de la tarde a medianoche y reserva mesas (entre cuatro y seis personas) con un consumo mínimo de diez euros por cliente. "Al final del día se trata de sumar, pues ya tenemos todos los gastos fijos previstos hasta marzo. A los empleados los sacamos del ERTE el 1 de julio y seguimos pagando sus salarios, el alquiler, los impuestos, etcétera", explica su dueño, Víctor Toller, quien prefiere no citar las pérdidas que han sufrido, aunque deja caer que los gastos fijos mensuales fluctúan entre los 6.000 y los 8.000 euros.
En el establecimiento trabajan cuatro personas y ya han solicitado dos créditos ICO. "No me quiero ni imaginar lo que supone para bares más grandes estar cerrados", reflexiona el responsable del Ocean, quien se pregunta que si Bankia fue rescatada por el Estado, "¿por qué los demás no?". La necesidad de un plan de ayudas es unánime en el sector, que corre el riesgo de verse diezmado conforme pasan los meses. "Y Madrid no es Madrid sin bares", advierte Toller.
"Las ayudas no llegan a tiempo"
Juan José Blardony, director de Hostelería Madrid, asegura que la acumulación de pérdidas es inasumible para una pyme, aunque desconoce cuántos locales habrán cesado su actividad en la región para siempre. Según los datos que manejan, un 21% permanecían cerrados hasta la primera quincena de octubre, incluyendo los establecimientos que abren durante el día, aunque se sobrentiende que buena parte de ellos son bares de copas. "No sabemos si ese porcentaje no ha abierto aún o es que ha cerrado definitivamente. Pero desde luego no es un buen dato. La situación en el sector es muy delicada".
Por ello, Blardony considera que es necesaria la "mayor flexibilidad posible" en los horarios de apertura, así como en la concesión de terrazas. "Deben dejarnos trabajar de la mejor manera con las limitaciones sanitarias que tenemos. De una vez por todas, la administración tiene que ser sensible", añade el director de Hostelería Madrid, quien no cree que el estado del sector se "alivie" hasta que se recupere la normalidad y la gente pueda salir sin riesgo. "Sin embargo, no sabes cuándo va a pasar eso".
Debido a esa incógnita, Juan José Blardony también aboga por un plan urgente de rescate. "Ya era necesario en marzo, pero entonces las ayudas no llegaron a tiempo y siguen sin llegar ahora. Hemos tenido ayudas directas al sector a nivel autonómico, pero no todas las empresas las reciben, ni pueden aliviar el nivel de endeudamiento que han adquirido durante meses de cierre y bajo consumo", concluye.
"Las medidas han fracasado"
Mientras que el sector permanece con la persiana bajada, la Comunidad de Madrid ha permitido las reuniones en casas de seis personas no convivientes. Dado que hay un toque de queda entre las 0.00 horas y las 6.00 horas —por lo que no es posible salir a la calle excepto por motivos laborales—, las fiestas en pisos tendrían que prolongarse hasta las seis de la mañana, con el consiguiente peligro de contagio por coronavirus y las molestias que generan a los vecinos. Esto será posible un fin de semana después de que la Policía Municipal actuase en casi trescientas fiestas privadas y en un macrobotellón en Madrid Río.
"Lo que está sucediendo nos da la razón. La gente joven no deja de salir y el problema es el ocio descontrolado", cree Fernando Martínez. "Han fracasado las medidas de cerrar el ocio nocturno reglado, regulado e inspeccionado, porque ya avisamos de que habría fiestas ilegales y botellones. Sin duda, es mucho mejor que los profesionales controlen los accesos a los locales para que se cumplan las medidas sanitarias y se garantice un mayor respeto a la ciudadanía", concluye el secretario general de la Federació Catalana de Locals d'Oci Nocturn (FECALON), convencido, al igual que otras asociaciones de hosteleros, de que el futuro del sector pasa por las ayudas. "Seguiremos trabajando por la hibernación como plan de salvamento".
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