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Barcelona incorpora la perspectiva antirracista en la lucha contra la masificación turística

Entidades como SOS Racisme o Kellys Unión Catalunya llaman a unir esfuerzos para hacer frente a las consecuencias de un modelo turístico que encarece los alquileres, privatiza los espacios públicos y empeora las condiciones laborales.

La manfiestació contra la massificació turística d'aquest juny al passeig de Colom
La manifestación contra la masificación turística de este junio en el paseo de Colom. Jordi Borràs / ACN

Las muestras de rechazo y las protestas a favor del decrecimiento turístico no han dejado de intensificarse en los últimos meses en los Països Catalans, como en Illes Balears, pero también especialmente en Barcelona. La ocupación de los espacios públicos, el ruido y el encarecimiento de los alquileres y servicios, en detrimento de la calidad de vida de los vecinos y trabajadores del sector, han llevado a la ciudadanía a decir basta al modelo económico dominante en la capital catalana.

Algunas de las problemáticas que han sido más visibles a lo largo del verano son gentrificación de los barrios, el incremento del coste de vida y la crisis ecosocial agravada por el turismo, aunque no son las únicas. Colectivos que luchan contra la masificación turística alertan del impacto especial que tiene el fenómeno sobre las personas racializadas y apuestan por que Barcelona incorpore una perspectiva antirracista en esta batalla.

Ahora que estamos a las puertas de septiembre y la temporada alta no ha terminado ―hace apenas 48 horas que se inauguró oficialmente la Copa América―, merece la pena incidir en el amplio abanico de consecuencias derivadas de la especulación turística y del capitalismo salvaje que afectan sin tregua a los colectivos más vulnerables.

Úrsula Ruiz, abogada y técnica de intervención jurídica del Servicio de Atención y Denuncia (SAiD) de SOS Racisme Catalunya y coordinadora de la entidad, asegura a Público que es necesario añadir un enfoque antirracista y "unificar la lucha" para maximizar todas las demandas que llevan años reivindicando "personas racializadas no blancas".

SOS Racisme denuncia que los beneficios del turismo no se ven reflejados en mejoras laborales, sino más bien al contrario. En sectores precarizados, feminizados y en gran parte ocupados por personas migradas, el personal de limpieza, las camareras de piso o los trabajadores de la hostelería ven cómo aumenta la demanda y sus condiciones empeoran, con una carga de trabajo más alta y exigente mientras los sueldos se mantienen congelados. "Es necesaria una reflexión conjunta, porque el turismo también afecta a las personas racializadas, que ya de por sí sufren más violencias, tanto por parte de la administración como de empresas privadas", reflexiona Ruiz.

Es cierto que también hay personas blancas que ven vulnerados sus derechos, pero la abogada apunta que gran parte de la gente obligada a trabajar por sueldos precarios y con horarios abusivos "tiende a ser gente en situación administrativa irregular", que tiene dificultades para acceder a otros empleos. "Las empresas se aprovechan de la indefensión y de la economía sumergida para imponer peores condiciones; al final es como un chantaje porque no tienen muchas soluciones", añade.

La precariedad en el sector de la hostelería

Definitivamente, es un pez que se muerde la cola, porque también les da mucho miedo denunciar. La presidenta de la entidad Kellys Unión Catalunya y trabajadora en el hotel de cinco estrellas W Barcelona, Amparo Suaza, explica a Público que durante la protesta que su entidad convocó en la plaza Sant Jaume el pasado 25 de agosto, muchas camareras de piso "se escondían detrás de las pancartas" por temor a represalias.

"La mayoría de las camareras de piso son mujeres migradas racializadas, cabezas de familia que prefieren cobrar una miseria a no ingresar nada. Es una lucha muy difícil, y además de la carga de trabajo, los huéspedes dejan las habitaciones muy sucias", afirma Suaza. Además de las reivindicaciones relativas a la jubilación anticipada, el reconocimiento de enfermedades profesionales y la externalización de los servicios, las Kellys también denuncian el trato "inhumano", las vejaciones y la falta de empatía. Sean de hoteles más modestos o de lujo, no reciben ningún tipo de compensación por limpiar y arreglar las estancias que los clientes dejan hechas un desastre. "Detrás de cada habitación hay un ser humano", añade.

Imatge il·lustrativa de com els clients deixen les habitacions d'hotel.
Imagen ilustrativa de cómo los clientes dejan las habitaciones de hotel. Cedida / Kellys Unión Catalunya

Suaza explica que hay muchas bajas en los hoteles y que la precariedad laboral es "un fenómeno que afecta gravemente la salud mental de las personas". Por este motivo, dice, las camareras de piso también se han sumado a las protestas contra el turismo masivo. "Es necesario que todas las asociaciones nos aliemos. Si unimos voces y esfuerzos, llegaremos más lejos", concluye.

Las consecuencias colaterales del turismo masivo

Más allá de que el aumento de turistas afecte a los trabajadores de hoteles, restaurantes o servicios, los discursos higienistas de Barcelona que pretenden eliminar "todo lo que molesta" de las ciudades para mostrar una buena imagen tienen consecuencias colaterales hacia las personas migradas vulnerables. "Los manteros son maltratados y expulsados por la policía y las administraciones de determinados lugares públicos de Barcelona", afirma Ruiz. SOS Racisme, por ejemplo, ha sido muy crítico con el Pla Endreça que ha consolidado el alcalde socialista Jaume Collboni.

En esta línea, la entidad antirracista también expresa cierta preocupación por la creciente turismofobia. Ruiz explica que han detectado algunos discursos xenófobos que unifican el turismo con la migración. "Los eslóganes del estilo Barcelona es para los de casa son peligrosos. Quizá no hay una voluntad de excluir a migrantes porque también los consideran locales, pero la doble lectura de forma malintencionada puede ser excluyente", argumenta.

Y añade: "no decimos que estos lemas sean intrínsecamente racistas, pero algunas expresiones pueden ser utilizadas de forma capciosa y eso nos da mucho miedo". El turismo masivo, dice, afecta a todos, incrementa los precios del alquiler y expulsa a los vecinos, "el privilegio blanco ya no es suficiente para garantizar una buena calidad de vida en Barcelona".

Con todo, Ruiz traslada una reflexión compartida en su entidad: es necesario que todas estas protestas interpelen a la ciudadanía del norte global en ambos sentidos y hagan pensar sobre el modelo de viaje actual y el impacto que tenemos como turistas en los territorios donde aterrizamos. "Queremos remover conciencias y hacer entender que lo que pasa aquí también ocurre en otros países del sur global y que nosotros también somos responsables", concluye la abogada.

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